A seis años de presentar un reclamo formal (en 2001) ante la comisión
de la ONU que dirime controversias sobre límites de la plataforma continental,
y sin respuesta todavía, Rusia decidió plantar allí su bandera
como gesto simbólico de su reclamo.
El primero de agosto dos mini submarinos plantaron la bandera rusa en el lecho
del Océano Glacial Ártico, a 4.200 metros de profundidad, antes
de regresar a la superficie. La expedición se interpreta como un intento
de Rusia por reclamar la propiedad de más de un millón de kilómetros
cuadrados de área submarina y sus posibles yacimientos de petróleo
y gas, en una zona sobre la que también existen reclamos de Estados Unidos,
Canadá, Dinamarca y Noruega.
El descenso de 4.200 metros de los dos batiscafos es parte de una misión
científica que pretende encontrar evidencias de que una vasta cordillera
submarina es la extensión geológica del territorio ruso. De ser
cierto, esperan que la Ley del Mar de la ONU conceda el título de propiedad
a Moscú.
El más famoso de los exploradores rusos y jefe de la expedición,
Artur Chilingarov, ha dicho: “El Ártico es ruso”. “Debemos
probar que el Polo Norte es una extensión de la plataforma costera rusa”.
Moscú sostiene que la cordillera submarina Lomonosov es una extensión
de la plataforma continental rusa. Eso justifica, según Rusia, su reclamo
de una zona triangular que llega hasta el Polo y le da derechos sobre el área
en términos de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho
del Mar.
Canadá también
Una semana después de la expedición de los dos minisubmarinos rusos,
el primer ministro canadiense, Stephen Harper, anunció la construcción
de dos bases militares en el Ártico, también para afianzar la soberanía
de su país sobre la disputada región. La gira de tres días
por la punta norte del planeta – que según Harper estaba prevista
desde hacía meses — adquirió otro significado tras las acciones
de Moscú.
Se estima que bajo el hielo puede haber un tesoro valorado en miles de millones
de dólares por la posible existencia de depósitos de petróleo
y gas, además de valiosos minerales.
La disputa territorial — que protagonizan Rusia, Canadá, Estados Unidos,
Noruega y Dinamarca – aumentó después de que la retirada del
hielo provocada por el cambio climático, dio origen a especulaciones de
que podrían abrirse nuevas rutas marítimas a través del Polo
Norte. Si los hielos retroceden, no sólo podrían abrirse nuevas
rutas marítimas sino también aparecer nuevas zonas con recursos
naturales susceptibles de explotación.
Y también Dinamarca
El domingo 6 de agosto una misión danesa partió hacia el Polo Norte
con el objetivo de recoger datos geológicos que demuestren que la cadena
submarina de montañas conocida como Lomonosov está conectada con
Groenlandia, un territorio de Dinamarca. Rusia, por el contrario, afirma que la
cadena montañosa está unida en el fondo marino a su territorio.
El ministerio de Ciencia y Tecnología danés, anunció una
expedición que recibirá el apoyo de un buque rompehielos sueco y
un buque nuclear ruso. El equipo de investigadores que forman la misión
pretende recoger datos batimétricos, de gravedad y sísmicos para
cartografiar el fondo marino bajo el hielo. La expedición partirá
de Tromsoe, al norte de Noruega, y se espera que regrese el 17 de septiembre.
A seis años de presentar un reclamo formal (en 2001) ante la comisión
de la ONU que dirime controversias sobre límites de la plataforma continental,
y sin respuesta todavía, Rusia decidió plantar allí su bandera
como gesto simbólico de su reclamo.
El primero de agosto dos mini submarinos plantaron la bandera rusa en el lecho
del Océano Glacial Ártico, a 4.200 metros de profundidad, antes
de regresar a la superficie. La expedición se interpreta como un intento
de Rusia por reclamar la propiedad de más de un millón de kilómetros
cuadrados de área submarina y sus posibles yacimientos de petróleo
y gas, en una zona sobre la que también existen reclamos de Estados Unidos,
Canadá, Dinamarca y Noruega.
El descenso de 4.200 metros de los dos batiscafos es parte de una misión
científica que pretende encontrar evidencias de que una vasta cordillera
submarina es la extensión geológica del territorio ruso. De ser
cierto, esperan que la Ley del Mar de la ONU conceda el título de propiedad
a Moscú.
El más famoso de los exploradores rusos y jefe de la expedición,
Artur Chilingarov, ha dicho: “El Ártico es ruso”. “Debemos
probar que el Polo Norte es una extensión de la plataforma costera rusa”.
Moscú sostiene que la cordillera submarina Lomonosov es una extensión
de la plataforma continental rusa. Eso justifica, según Rusia, su reclamo
de una zona triangular que llega hasta el Polo y le da derechos sobre el área
en términos de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho
del Mar.
Canadá también
Una semana después de la expedición de los dos minisubmarinos rusos,
el primer ministro canadiense, Stephen Harper, anunció la construcción
de dos bases militares en el Ártico, también para afianzar la soberanía
de su país sobre la disputada región. La gira de tres días
por la punta norte del planeta – que según Harper estaba prevista
desde hacía meses — adquirió otro significado tras las acciones
de Moscú.
Se estima que bajo el hielo puede haber un tesoro valorado en miles de millones
de dólares por la posible existencia de depósitos de petróleo
y gas, además de valiosos minerales.
La disputa territorial — que protagonizan Rusia, Canadá, Estados Unidos,
Noruega y Dinamarca – aumentó después de que la retirada del
hielo provocada por el cambio climático, dio origen a especulaciones de
que podrían abrirse nuevas rutas marítimas a través del Polo
Norte. Si los hielos retroceden, no sólo podrían abrirse nuevas
rutas marítimas sino también aparecer nuevas zonas con recursos
naturales susceptibles de explotación.
Y también Dinamarca
El domingo 6 de agosto una misión danesa partió hacia el Polo Norte
con el objetivo de recoger datos geológicos que demuestren que la cadena
submarina de montañas conocida como Lomonosov está conectada con
Groenlandia, un territorio de Dinamarca. Rusia, por el contrario, afirma que la
cadena montañosa está unida en el fondo marino a su territorio.
El ministerio de Ciencia y Tecnología danés, anunció una
expedición que recibirá el apoyo de un buque rompehielos sueco y
un buque nuclear ruso. El equipo de investigadores que forman la misión
pretende recoger datos batimétricos, de gravedad y sísmicos para
cartografiar el fondo marino bajo el hielo. La expedición partirá
de Tromsoe, al norte de Noruega, y se espera que regrese el 17 de septiembre.