El euro cayó el miércoles a un nuevo mínimo histórico frente al dólar estadounidense, tanto en su cotización bursátil como oficial, y rebasó por primera vez la barrera de los noventa centavos de dólar, mientras el Banco Central Europeo (BCE) se mostraba preocupado por la depreciación.
A las 16.25 GMT, el euro se cambiaba en el mercado de divisas de Francfort a US$ 0,8909 frente a los US$ 0,9078 de esta mañana, y el BCE fijaba su cotización en US$ 0,8913, el primer cambio oficial por debajo de los noventa centavos desde el nacimiento de la moneda única en enero de 1999.
La divisa europea cedía igualmente terreno, aunque en menor medida, frente a las otras principales monedas internacionales y se cotizaba oficialmente a 97,46 yenes japoneses y 0,5711 libras esterlinas.
Ante la ausencia de datos económicos que explicasen la nueva caída en picada, los analistas consideraron decisivo el efecto “psicológico” de que el euro traspasase el piso de los US$ 0,9032, que en los últimos días le había proporcionado una relativa resistencia.
En los últimos dos días no se ha conocido ningún indicador de importancia sobre la economía estadounidense y sí en cambio dos datos, como el aumento de la confianza de los consumidores franceses en abril o el fuerte crecimiento de la masa monetaria en la eurozona en marzo, que en teoría deberían haber beneficiado al euro.
Fuentes del BCE reconocieron también a EFE que la entidad europea no encuentra motivos concretos para esta nueva depreciación, aunque algunos observadores la atribuyen esencialmente al visto bueno otorgado hoy por las autoridades comunitarias y el propio banco europeo a la entrada de Grecia en la Unión Monetaria el 1 de enero de 2001.
La integración del dracma griego en el área euro así como la probable incorporación de otros países del Este de Europa haría dudar a muchos inversores sobre la seguridad que ofrece la inversión en la moneda común, según esta interpretación.
Algunos agentes de divisas dudan además de la capacidad de Grecia para cumplir de manera integral los criterios de convergencia fijados por el Tratado de Maastricht, y critican que la Comisión y el BCE pospongan, sin embargo, la entrada de otros países económicamente más poderosos como Suecia.
Entretanto, en la sede de la autoridad monetaria europea en Francfort crece la preocupación sobre todo en relación con la persistencia en el tiempo de la debilidad del euro y sus probables efectos inflacionistas en el área a través del encarecimiento de las importaciones.
Varios analistas advertían hoy de que la magnitud de la caída de la moneda europea, que se ha depreciado ya casi 26% frente al dólar desde su introducción en los mercados, podría poner en serio riesgo el límite de crecimiento de 2% fijado por el BCE para la estabilidad de los precios.
El propio vicepresidente del banco, Christian Noyer, se mostraba hoy preocupado en el Parlamento Europeo por los efectos del actual tipo de cambio del euro en la evolución de los precios en la zona.
En cuanto a la posibilidad de que el banco europeo intervenga en los mercados para apoyar a su moneda, fuentes de la entidad consideran que sería “ineficaz” adoptar unilateralmente una medida de este tipo, aunque no la descartan.
La probabilidad de una intervención concertada con Japón y Estados Unidos está prácticamente excluida, ya que las autoridades monetarias estadounidenses no están interesadas en una medida que atenue la fortaleza del dólar e incremente con ello el ya grave déficit de su balanza de pagos.
Noyer recordó hoy en cualquier caso que el BCE “nunca hablará de posibles intervenciones antes de efectuarlas” con el fin de evitar especulaciones en los mercados de divisas.
La subida en un cuarto de punto de los tipos de interés en la eurozona el pasado jueves hasta 3,75% no parece haber tenido efectos positivos sobre la cotización de la moneda, que sufriría por el contrario ahora el incremento de las probabilidades de que la Reserva Federal estadounidense decida un alza de medio punto de las tasas estadounidenses el próximo 16 de mayo.
Fuente: EFE
El euro cayó el miércoles a un nuevo mínimo histórico frente al dólar estadounidense, tanto en su cotización bursátil como oficial, y rebasó por primera vez la barrera de los noventa centavos de dólar, mientras el Banco Central Europeo (BCE) se mostraba preocupado por la depreciación.
A las 16.25 GMT, el euro se cambiaba en el mercado de divisas de Francfort a US$ 0,8909 frente a los US$ 0,9078 de esta mañana, y el BCE fijaba su cotización en US$ 0,8913, el primer cambio oficial por debajo de los noventa centavos desde el nacimiento de la moneda única en enero de 1999.
La divisa europea cedía igualmente terreno, aunque en menor medida, frente a las otras principales monedas internacionales y se cotizaba oficialmente a 97,46 yenes japoneses y 0,5711 libras esterlinas.
Ante la ausencia de datos económicos que explicasen la nueva caída en picada, los analistas consideraron decisivo el efecto “psicológico” de que el euro traspasase el piso de los US$ 0,9032, que en los últimos días le había proporcionado una relativa resistencia.
En los últimos dos días no se ha conocido ningún indicador de importancia sobre la economía estadounidense y sí en cambio dos datos, como el aumento de la confianza de los consumidores franceses en abril o el fuerte crecimiento de la masa monetaria en la eurozona en marzo, que en teoría deberían haber beneficiado al euro.
Fuentes del BCE reconocieron también a EFE que la entidad europea no encuentra motivos concretos para esta nueva depreciación, aunque algunos observadores la atribuyen esencialmente al visto bueno otorgado hoy por las autoridades comunitarias y el propio banco europeo a la entrada de Grecia en la Unión Monetaria el 1 de enero de 2001.
La integración del dracma griego en el área euro así como la probable incorporación de otros países del Este de Europa haría dudar a muchos inversores sobre la seguridad que ofrece la inversión en la moneda común, según esta interpretación.
Algunos agentes de divisas dudan además de la capacidad de Grecia para cumplir de manera integral los criterios de convergencia fijados por el Tratado de Maastricht, y critican que la Comisión y el BCE pospongan, sin embargo, la entrada de otros países económicamente más poderosos como Suecia.
Entretanto, en la sede de la autoridad monetaria europea en Francfort crece la preocupación sobre todo en relación con la persistencia en el tiempo de la debilidad del euro y sus probables efectos inflacionistas en el área a través del encarecimiento de las importaciones.
Varios analistas advertían hoy de que la magnitud de la caída de la moneda europea, que se ha depreciado ya casi 26% frente al dólar desde su introducción en los mercados, podría poner en serio riesgo el límite de crecimiento de 2% fijado por el BCE para la estabilidad de los precios.
El propio vicepresidente del banco, Christian Noyer, se mostraba hoy preocupado en el Parlamento Europeo por los efectos del actual tipo de cambio del euro en la evolución de los precios en la zona.
En cuanto a la posibilidad de que el banco europeo intervenga en los mercados para apoyar a su moneda, fuentes de la entidad consideran que sería “ineficaz” adoptar unilateralmente una medida de este tipo, aunque no la descartan.
La probabilidad de una intervención concertada con Japón y Estados Unidos está prácticamente excluida, ya que las autoridades monetarias estadounidenses no están interesadas en una medida que atenue la fortaleza del dólar e incremente con ello el ya grave déficit de su balanza de pagos.
Noyer recordó hoy en cualquier caso que el BCE “nunca hablará de posibles intervenciones antes de efectuarlas” con el fin de evitar especulaciones en los mercados de divisas.
La subida en un cuarto de punto de los tipos de interés en la eurozona el pasado jueves hasta 3,75% no parece haber tenido efectos positivos sobre la cotización de la moneda, que sufriría por el contrario ahora el incremento de las probabilidades de que la Reserva Federal estadounidense decida un alza de medio punto de las tasas estadounidenses el próximo 16 de mayo.
Fuente: EFE