(EFE).- Ni el fin de la batalla electoral por la presidencia de Estados Unidos, que concluyó con la victoria del republicano George Bush, pudo salvar a las bolsas de Nueva York de una nueva semana de pérdidas, fruto del pesimismo sobre el futuro de los beneficios de las empresas.
Al cierre de ayer (viernes 15), el promedio Dow Jones Industriales, el más importante de Wall Street, se situó en los 10.434,96 puntos, 2,6% por debajo del cierre del viernes 8 de diciembre.
El promedio general del mercado Nasdaq, en el que cambian de manos la mayor parte de las acciones de empresas de nuevas tecnologías, cerró ayer en los 2.653,24 puntos, 9,1% menos que al cierre del viernes anterior.
Los analistas explican que las bajas se debieron al pesimismo derivado de una nueva ola de malas noticias de empresas.
Desde hace varios meses que las empresas estadounidenses están anunciando que sus beneficios no serán los que esperaban, debido a la menor demanda derivada de un enfriamiento de la actividad económica estadounidense.
El jueves pasado, los bancos JP Morgan y Chase Manhattan, que en septiembre acordaron fusionarse, anunciaron que sus beneficios en el cuarto trimestre serán menores a las previstas y que, tras su fusión, planean despedir a cerca de 5.000 empleados.
Pero la peor noticia de la semana fue, sin duda, la advertencia de que Microsoft, la gran empresa del sector de las nuevas tecnologías, no logrará cumplir con sus previsiones de ganancias para el cuarto trimestre y para el año fiscal, que finalizará en junio de 2001.
La empresa dijo que en el cuarto trimestre del año 2000 (el segundo semestre fiscal para la empresa) logrará beneficios de entre US$ 0,46 y 0,47 por acción, menos que las expectativas de los analistas de Wall Street, que esperaban que la empresa ganase US$ 0,49 por título.
Asimismo, la firma dijo que espera que las ventas en el trimestre asciendan hasta los US$ 6.400 ó 6.500 millones, menos que los US$ 6.800 millones que esperaban los analistas de Wall Street.
Esta es la primera vez, en más de 10 años, que Microsoft decepciona a los inversores, ya que siempre logró superar las expectativas, aún en tiempos difíciles.
Esto hizo que las acciones de Microsoft cayeran ayer US$ 6,31, equivalentes a 11,37%, hasta los US$ 49,19, el nivel más bajo en los últimos 12 meses.
Para los analistas, si hasta Microsoft debe advertir de menores resultados, entonces la situación para todas las empresas debe ser igualmente complicada.
Este nerviosismo sobre el futuro de las ganancias de las compañías fue más que suficiente para anular por completo cualquier indicio de optimismo o corriente de compras que pudo haberse desatado como resultado del fin de la batalla electoral.
La noche del martes, la Corte Suprema terminó con las aspiraciones del demócrata Al Gore y el miércoles éste reconoció su derrota y le brindó su apoyo a Bush como el futuro nuevo presidente estadounidense.
Por cinco semanas, la incertidumbre política, a la que los inversores estadounidenses están muy poco acostumbrados, pesó sobre los mercados y muchos analistas esperaban que cuando el tema fuese superado, las bolsas tomasen una tendencia en alza.
Sin embargo, la elección de Bush pasó casi desapercibida para Wall Street, y el miércoles, el día en que Bush celebró su victoria, el Nasdaq se hundió nada menos que 3,72%.
Los expertos explican que la elección de Bush ya estaba descontada por los mercados y que, por eso, la victoria republicana no fue una sorpresa capaz de entusiasmar a unos inversores muy temerosos del futuro de la economía y la salud de los beneficios corporativos.
Respecto al futuro de los mercados, los analistas concuerdan en que éste dependerá en gran medida de la política monetaria que decida seguir la Reserva Federal (la Fed o Banco central estadounidense).
El comité de política monetaria de la Fed se reunirá el martes próximo para discutir el futuro de los tipos de interés, y los analistas comienzan a soñar con una bajada de las tasas, que inyecte una necesaria cuota de confianza en los mercados.
Pese a los deseos de muchos, la gran mayoría de los expertos creen que las autoridades no reducirán las tasas y que, en cambio, se limitarán a cambiar las perspectivas futuras de las tasas desde favorable al alza a neutra, lo cual no debería alentar demasiado a los mercados.
(EFE).- Ni el fin de la batalla electoral por la presidencia de Estados Unidos, que concluyó con la victoria del republicano George Bush, pudo salvar a las bolsas de Nueva York de una nueva semana de pérdidas, fruto del pesimismo sobre el futuro de los beneficios de las empresas.
Al cierre de ayer (viernes 15), el promedio Dow Jones Industriales, el más importante de Wall Street, se situó en los 10.434,96 puntos, 2,6% por debajo del cierre del viernes 8 de diciembre.
El promedio general del mercado Nasdaq, en el que cambian de manos la mayor parte de las acciones de empresas de nuevas tecnologías, cerró ayer en los 2.653,24 puntos, 9,1% menos que al cierre del viernes anterior.
Los analistas explican que las bajas se debieron al pesimismo derivado de una nueva ola de malas noticias de empresas.
Desde hace varios meses que las empresas estadounidenses están anunciando que sus beneficios no serán los que esperaban, debido a la menor demanda derivada de un enfriamiento de la actividad económica estadounidense.
El jueves pasado, los bancos JP Morgan y Chase Manhattan, que en septiembre acordaron fusionarse, anunciaron que sus beneficios en el cuarto trimestre serán menores a las previstas y que, tras su fusión, planean despedir a cerca de 5.000 empleados.
Pero la peor noticia de la semana fue, sin duda, la advertencia de que Microsoft, la gran empresa del sector de las nuevas tecnologías, no logrará cumplir con sus previsiones de ganancias para el cuarto trimestre y para el año fiscal, que finalizará en junio de 2001.
La empresa dijo que en el cuarto trimestre del año 2000 (el segundo semestre fiscal para la empresa) logrará beneficios de entre US$ 0,46 y 0,47 por acción, menos que las expectativas de los analistas de Wall Street, que esperaban que la empresa ganase US$ 0,49 por título.
Asimismo, la firma dijo que espera que las ventas en el trimestre asciendan hasta los US$ 6.400 ó 6.500 millones, menos que los US$ 6.800 millones que esperaban los analistas de Wall Street.
Esta es la primera vez, en más de 10 años, que Microsoft decepciona a los inversores, ya que siempre logró superar las expectativas, aún en tiempos difíciles.
Esto hizo que las acciones de Microsoft cayeran ayer US$ 6,31, equivalentes a 11,37%, hasta los US$ 49,19, el nivel más bajo en los últimos 12 meses.
Para los analistas, si hasta Microsoft debe advertir de menores resultados, entonces la situación para todas las empresas debe ser igualmente complicada.
Este nerviosismo sobre el futuro de las ganancias de las compañías fue más que suficiente para anular por completo cualquier indicio de optimismo o corriente de compras que pudo haberse desatado como resultado del fin de la batalla electoral.
La noche del martes, la Corte Suprema terminó con las aspiraciones del demócrata Al Gore y el miércoles éste reconoció su derrota y le brindó su apoyo a Bush como el futuro nuevo presidente estadounidense.
Por cinco semanas, la incertidumbre política, a la que los inversores estadounidenses están muy poco acostumbrados, pesó sobre los mercados y muchos analistas esperaban que cuando el tema fuese superado, las bolsas tomasen una tendencia en alza.
Sin embargo, la elección de Bush pasó casi desapercibida para Wall Street, y el miércoles, el día en que Bush celebró su victoria, el Nasdaq se hundió nada menos que 3,72%.
Los expertos explican que la elección de Bush ya estaba descontada por los mercados y que, por eso, la victoria republicana no fue una sorpresa capaz de entusiasmar a unos inversores muy temerosos del futuro de la economía y la salud de los beneficios corporativos.
Respecto al futuro de los mercados, los analistas concuerdan en que éste dependerá en gran medida de la política monetaria que decida seguir la Reserva Federal (la Fed o Banco central estadounidense).
El comité de política monetaria de la Fed se reunirá el martes próximo para discutir el futuro de los tipos de interés, y los analistas comienzan a soñar con una bajada de las tasas, que inyecte una necesaria cuota de confianza en los mercados.
Pese a los deseos de muchos, la gran mayoría de los expertos creen que las autoridades no reducirán las tasas y que, en cambio, se limitarán a cambiar las perspectivas futuras de las tasas desde favorable al alza a neutra, lo cual no debería alentar demasiado a los mercados.