Inesperadamente, el gran ducado resolvió adelantarse a los hechos e informó
a la Comisión Europea, al Banco Central Europeo y al Banco de Ajustes Internacionales
(BAI, Basilea, "banco central de bancos centrales) que abrirá sus
registros financieros. Esta medida se halla prevista en el rubro "intercambio
y cruce de datos" de una reforma política fiscal e impositiva que
analiza la CE (es decir, los quince miembros de la Unión Europea).
Ni los tributaristas más experimentados se imaginaban esta movida. Por
supuesto, las leyes y el sistema financiero de Luxemburgo seguirán amparando
las cuentas numeradas personales -donde se ocultan sobornos, comisiones, etc.-,
aunque no ya por tiempo indefinido. Ahora, la inminente reforma perjudicará
a empresas fantasmas y subsidiarias armadas para evadir impuestos o lavar fondos
difíciles de explicar. Las nuevas medidas responden a presiones de Alemania,
Francia y, en menor medida, Italia (cuyo premier Silvio Berlusconi protagoniza
una pelea con Romano Prodi, presidente de la UE, sobre la escasa transparencia
del magnate y sus negocios).
Luxemburgo aprovecha, de paso, para reanudar su vieja rivalidad con Suiza,
inventora -a fines del siglo XIX- de mecanismos luego aplicados en plazas extraterritoriales
(offshore). En efecto una de las futuras medidas exigirá abrir
archivos y bases de datos a sociedades registradas en ambos países. Por
eso, el gran ducado informó al BAI (único ente multilateral del
mundo donde está Suiza). Este asunto preocupa en Londres y Washington,
porque muchas sociedades de papel con cuentas en las dos plazas están
controladas por árabes, entre ellos la casa real saudí y los jeques
que gobiernan en la Unión de Emiratos.
La iniciativa luxemburguesa no es espontánea. Por el contrario, se adelanta
a la "armonización fiscal" de la UE, finalmente aprobaba en
enero, tras quince años de complejas negociaciones. Entre los objetivos
figura el "desmantelamiento paulatino de plazas extraterritoriales"
a partir de enero próximo. Esto es más espinoso de lo que parece
pues, dentro de la UE, conviven estados formalmente independientes que son simples
refugios financieros (Mónaco, Andorra, San Marino) y áreas "offshore"
de estados mayores (Islas Anglonormandas: Guernsey, Jersey, Alderney, Sark;
e Isla de Man, en el Mar de Irlanda; todas en Gran Bretaña). También
existen Liechtenstein, un principado ex tributario de los Habsburgo, hoy controlado
por Suiza -donde nadie hace preguntas, mucho menos al monarca- y Austria, donde
funciona un offshore minorista.
Durante los año 90, Luxemburgo era la plaza preferida de funcionarios
y ex funcionarios latinoamericanos. No en vano, el elenco de 184 bancos universales
-prestan la gama íntegra de servicios financieros- incluye a los creadores
del "sándwich holandés", un complejo sistema creado
hace 30 años para lavar fondos originados en rentas petroleras no declaradas,
tráficos de armas y drogas. Su introducción tuvo como escenario
las Antillas Holandesas y, entre los usuarios, estaban los carteles colombianos
y mexicanos.
Inesperadamente, el gran ducado resolvió adelantarse a los hechos e informó
a la Comisión Europea, al Banco Central Europeo y al Banco de Ajustes Internacionales
(BAI, Basilea, "banco central de bancos centrales) que abrirá sus
registros financieros. Esta medida se halla prevista en el rubro "intercambio
y cruce de datos" de una reforma política fiscal e impositiva que
analiza la CE (es decir, los quince miembros de la Unión Europea).
Ni los tributaristas más experimentados se imaginaban esta movida. Por
supuesto, las leyes y el sistema financiero de Luxemburgo seguirán amparando
las cuentas numeradas personales -donde se ocultan sobornos, comisiones, etc.-,
aunque no ya por tiempo indefinido. Ahora, la inminente reforma perjudicará
a empresas fantasmas y subsidiarias armadas para evadir impuestos o lavar fondos
difíciles de explicar. Las nuevas medidas responden a presiones de Alemania,
Francia y, en menor medida, Italia (cuyo premier Silvio Berlusconi protagoniza
una pelea con Romano Prodi, presidente de la UE, sobre la escasa transparencia
del magnate y sus negocios).
Luxemburgo aprovecha, de paso, para reanudar su vieja rivalidad con Suiza,
inventora -a fines del siglo XIX- de mecanismos luego aplicados en plazas extraterritoriales
(offshore). En efecto una de las futuras medidas exigirá abrir
archivos y bases de datos a sociedades registradas en ambos países. Por
eso, el gran ducado informó al BAI (único ente multilateral del
mundo donde está Suiza). Este asunto preocupa en Londres y Washington,
porque muchas sociedades de papel con cuentas en las dos plazas están
controladas por árabes, entre ellos la casa real saudí y los jeques
que gobiernan en la Unión de Emiratos.
La iniciativa luxemburguesa no es espontánea. Por el contrario, se adelanta
a la "armonización fiscal" de la UE, finalmente aprobaba en
enero, tras quince años de complejas negociaciones. Entre los objetivos
figura el "desmantelamiento paulatino de plazas extraterritoriales"
a partir de enero próximo. Esto es más espinoso de lo que parece
pues, dentro de la UE, conviven estados formalmente independientes que son simples
refugios financieros (Mónaco, Andorra, San Marino) y áreas "offshore"
de estados mayores (Islas Anglonormandas: Guernsey, Jersey, Alderney, Sark;
e Isla de Man, en el Mar de Irlanda; todas en Gran Bretaña). También
existen Liechtenstein, un principado ex tributario de los Habsburgo, hoy controlado
por Suiza -donde nadie hace preguntas, mucho menos al monarca- y Austria, donde
funciona un offshore minorista.
Durante los año 90, Luxemburgo era la plaza preferida de funcionarios
y ex funcionarios latinoamericanos. No en vano, el elenco de 184 bancos universales
-prestan la gama íntegra de servicios financieros- incluye a los creadores
del "sándwich holandés", un complejo sistema creado
hace 30 años para lavar fondos originados en rentas petroleras no declaradas,
tráficos de armas y drogas. Su introducción tuvo como escenario
las Antillas Holandesas y, entre los usuarios, estaban los carteles colombianos
y mexicanos.