miércoles, 27 de noviembre de 2024

Wall St. trata de capear crudos caros y advertencias del FBI

spot_img

A los paneles les costaba repuntar en serio. No tanto por el crudo (el WTO cedió de US$ 42,90 a 42,80 el barril), sino porque el FBI previno sobre ataques terroristas en California y Nuevo México, dos estados petroleros.

No obstante, observadores escépticos -que los hay en Wall Street- restaban importancia a las advertencias del organismo, interpretándola como parte de la campaña electoral. Recordaron que el gobierno ya había formulado dos alarmas, menos específicas.

En un plano más terrestre, ese mercado y otros tratan de operar lo menos posible hasta ver cómo sigue la película en Moscú. Al margen del FBI, cunde la impresión de que los crudos livianos podrían llegar a más de US$ 47,50 el barril, a medida que se acerca la fecha anunciada por Yukos para declararse insolvente. Sea como fuere, los principales paneles estaban recobrando terreno sin muchas justificaciones, aunque operando poco.

Tras precipitar una crisis anunciada la semana anterior, la justicia rusa reiteró el jueves a Yukos que deje inmediatamente de vender y entregar petróleo. También se profundizan dudas sobre la capacidad adicional de producción en toda la red mundial. Los miembros de la OPEP están bombeando casi al tope desde 1980.

Si bien, a dólares constantes, el máximo alcanzado hace 21 años ascendería hoy a unos US$ 104 el barril, los niveles actuales se proyectan en un trasfondo económico y político global completamente distinto, mucho más volátil. Por otra parte, los máximos valores alcanzados por el petróleo durante la segunda crisis mundial (1978/80) eran similares o superiores a los de 1983, cuando se fundo el mercado de futuros en Nueva York.

Entretanto, Yukos insiste en no acatar la orden judicial, pero en algunos días se quedará sin fondos. Por supuesto, todo forma parte de una poco sutil maniobra política de Vladyímir Putin, para quedarse con la cuarta petrolera del mundo, a cambio de una deuda tributaria de US$ 3.400 millones. Pero Rusia es el segundo exportador mundial de petróleo, sólo superado por Saudiarabia, y un colpaso de Yukos sacudirían el mercado global.

A los paneles les costaba repuntar en serio. No tanto por el crudo (el WTO cedió de US$ 42,90 a 42,80 el barril), sino porque el FBI previno sobre ataques terroristas en California y Nuevo México, dos estados petroleros.

No obstante, observadores escépticos -que los hay en Wall Street- restaban importancia a las advertencias del organismo, interpretándola como parte de la campaña electoral. Recordaron que el gobierno ya había formulado dos alarmas, menos específicas.

En un plano más terrestre, ese mercado y otros tratan de operar lo menos posible hasta ver cómo sigue la película en Moscú. Al margen del FBI, cunde la impresión de que los crudos livianos podrían llegar a más de US$ 47,50 el barril, a medida que se acerca la fecha anunciada por Yukos para declararse insolvente. Sea como fuere, los principales paneles estaban recobrando terreno sin muchas justificaciones, aunque operando poco.

Tras precipitar una crisis anunciada la semana anterior, la justicia rusa reiteró el jueves a Yukos que deje inmediatamente de vender y entregar petróleo. También se profundizan dudas sobre la capacidad adicional de producción en toda la red mundial. Los miembros de la OPEP están bombeando casi al tope desde 1980.

Si bien, a dólares constantes, el máximo alcanzado hace 21 años ascendería hoy a unos US$ 104 el barril, los niveles actuales se proyectan en un trasfondo económico y político global completamente distinto, mucho más volátil. Por otra parte, los máximos valores alcanzados por el petróleo durante la segunda crisis mundial (1978/80) eran similares o superiores a los de 1983, cuando se fundo el mercado de futuros en Nueva York.

Entretanto, Yukos insiste en no acatar la orden judicial, pero en algunos días se quedará sin fondos. Por supuesto, todo forma parte de una poco sutil maniobra política de Vladyímir Putin, para quedarse con la cuarta petrolera del mundo, a cambio de una deuda tributaria de US$ 3.400 millones. Pero Rusia es el segundo exportador mundial de petróleo, sólo superado por Saudiarabia, y un colpaso de Yukos sacudirían el mercado global.

Compartir:

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

Noticias

CONTENIDO RELACIONADO