Pero el clima de la reunión, cerrada el sábado, fue más bien político. Por un lado, los cancilleres Celso Amorim y Jorge Taina señalaron que ”Bolivia será bienvenida en el Mercosur” (gesto destinado a apoyar a Evo Morales frente al autonomismo oriental). Por el otro, Argentina cuestionó trabas aduaneras de Uruguay y éste intentó que se trataran sus reclamos por el bloqueo de puentes fronterizos.
Lo primero se abordó en las sesiones, no lo segundo. Nadie lo admitió explícitamente, pero eso se relaciona con las hasta ahora infructuosas gestiones uruguayas en pos de un acuerdo bilateral de comercio con Estados Unidos. “Parece como si la política exterior de Montevideo la dictase Botnia”, ironizó un diario de Santa Catalina.
El mecanismo cambiario reducirá costos de transacción, eliminando la doble conversión real a dólar y dólar a peso, o viceversa. Al presente, 78% de la exportaciones de las ventas argentinas a Brasil son de por lo menos US$ 50.000 cada una. Pero la medida tiene alcances parciales, pues las diferencia entre exportaciones e importaciones seguirán saldándose en dólares.
Al margen del sobreactuado optimismo de Martín Pérez Redrado (presidente del banco central argentino), su colega Henrique Meirelles –prestigioso profesional- cree que el convenio recién entrará en vigencia en unos seis meses. En un plano más político, se examinaron reclamos de Venezuela y Paraguay, amén de la posibilidad de incorporar a Ecuador como observador. Si, eventualmente, se amplían nexos con Quito y Caracas, el Mercosur abarcará todos países petroleras del hemisferio, salvo Méjico, Trinidad-Tobago, Colombia y las Antillas holandesas.
Pero el clima de la reunión, cerrada el sábado, fue más bien político. Por un lado, los cancilleres Celso Amorim y Jorge Taina señalaron que ”Bolivia será bienvenida en el Mercosur” (gesto destinado a apoyar a Evo Morales frente al autonomismo oriental). Por el otro, Argentina cuestionó trabas aduaneras de Uruguay y éste intentó que se trataran sus reclamos por el bloqueo de puentes fronterizos.
Lo primero se abordó en las sesiones, no lo segundo. Nadie lo admitió explícitamente, pero eso se relaciona con las hasta ahora infructuosas gestiones uruguayas en pos de un acuerdo bilateral de comercio con Estados Unidos. “Parece como si la política exterior de Montevideo la dictase Botnia”, ironizó un diario de Santa Catalina.
El mecanismo cambiario reducirá costos de transacción, eliminando la doble conversión real a dólar y dólar a peso, o viceversa. Al presente, 78% de la exportaciones de las ventas argentinas a Brasil son de por lo menos US$ 50.000 cada una. Pero la medida tiene alcances parciales, pues las diferencia entre exportaciones e importaciones seguirán saldándose en dólares.
Al margen del sobreactuado optimismo de Martín Pérez Redrado (presidente del banco central argentino), su colega Henrique Meirelles –prestigioso profesional- cree que el convenio recién entrará en vigencia en unos seis meses. En un plano más político, se examinaron reclamos de Venezuela y Paraguay, amén de la posibilidad de incorporar a Ecuador como observador. Si, eventualmente, se amplían nexos con Quito y Caracas, el Mercosur abarcará todos países petroleras del hemisferio, salvo Méjico, Trinidad-Tobago, Colombia y las Antillas holandesas.
