domingo, 24 de noviembre de 2024

Seguía la volatilidad, trasferida el viernes a Wall Street

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Los vaivenes bursátiles dejan malparados a analistas y gurúes. La semana cerró con el oeste más bajista que el este. El Dow Jones industrial cedió 0,56%, el Nasdaq compuesto 1% y 0,7% el Standard&Poor’s 500. Pero San Pablo perdió 2,1%

En clima menos agitado, Hongkong y Shanghai subieron 0,5%, pero Tokio cayó 1,35% . En la Eurozona, Fráncfort bajó 0,56% y el DJ sotxx 30 peridpo 0,9%.

Tras el cimbronazo en los mercados el martes pasado, debido al aumento del encaje bancario chino y señales de futura recesión en Estados Unidos, el jueves se repitió parte del fenómeno. Analistas, banqueros y gurúes no sabían a qué atenerse. Igual desorientación cundía el viernes.

De hecho, ni siquiera pudieron argüir estímulos negativos por el lado geopolítico. Cuando nadie lo esperaba, Washington dejó trascender que la guerra civil iraquí será objeto de conversaciones con Siria e Irán, hasta hora tabúes para George W.Bush y Richard Cheney. Horas después, Majmud Ajmadinedyad, presidente iraní, visitaba al gobierno saudí (curiosamente, los crudos en Nueva York pasaban los US$ 62 por barril).

El jueves, pues, el Nikkei tokiota –que el martes casi no se movía- perdió 0,86%, en tanto el HangSeng (Hongkong) bajaba 1,55% y 2,9% el panel de Shanghai, En Europa occidental, el DJ stoxx 50 cedía 0,82%, el índice Financial Times en Londres descendía 0,9% y el Dax (Fràncfort) lllevaba el retroceso a 1,12%. Algunos expertos de la Eurozona creen que todo esto deriva de bolsas por demás sobrepreciadas, al cabo de largas series de récords. Lo ocurrido al concluir la semana parecía darles la razón: es un amplio desarme de posiciones.

En Nueva York, ocurrió algo si se quiere lógico. Compañías de servicios público, informática (Oracle anunció una compra de US$ 3.300 millones) y otros sectores donde la timba bursátil no influye salieron a salvar la rueda por segundo días día seguido, pero les costó.

Pero subsisten inquietudes por el desinfle de la burbuja inmobiliaria –en enero se vendieron 16,6% menos vivienda nuevas, algo que no ocurría desde 1994- y la pobre evolución del producto bruto nacional en 2006. Por otra parte, es posible que el PBI de este año no llegue siquiera al 2,8% del anterior.

En clima menos agitado, Hongkong y Shanghai subieron 0,5%, pero Tokio cayó 1,35% . En la Eurozona, Fráncfort bajó 0,56% y el DJ sotxx 30 peridpo 0,9%.

Tras el cimbronazo en los mercados el martes pasado, debido al aumento del encaje bancario chino y señales de futura recesión en Estados Unidos, el jueves se repitió parte del fenómeno. Analistas, banqueros y gurúes no sabían a qué atenerse. Igual desorientación cundía el viernes.

De hecho, ni siquiera pudieron argüir estímulos negativos por el lado geopolítico. Cuando nadie lo esperaba, Washington dejó trascender que la guerra civil iraquí será objeto de conversaciones con Siria e Irán, hasta hora tabúes para George W.Bush y Richard Cheney. Horas después, Majmud Ajmadinedyad, presidente iraní, visitaba al gobierno saudí (curiosamente, los crudos en Nueva York pasaban los US$ 62 por barril).

El jueves, pues, el Nikkei tokiota –que el martes casi no se movía- perdió 0,86%, en tanto el HangSeng (Hongkong) bajaba 1,55% y 2,9% el panel de Shanghai, En Europa occidental, el DJ stoxx 50 cedía 0,82%, el índice Financial Times en Londres descendía 0,9% y el Dax (Fràncfort) lllevaba el retroceso a 1,12%. Algunos expertos de la Eurozona creen que todo esto deriva de bolsas por demás sobrepreciadas, al cabo de largas series de récords. Lo ocurrido al concluir la semana parecía darles la razón: es un amplio desarme de posiciones.

En Nueva York, ocurrió algo si se quiere lógico. Compañías de servicios público, informática (Oracle anunció una compra de US$ 3.300 millones) y otros sectores donde la timba bursátil no influye salieron a salvar la rueda por segundo días día seguido, pero les costó.

Pero subsisten inquietudes por el desinfle de la burbuja inmobiliaria –en enero se vendieron 16,6% menos vivienda nuevas, algo que no ocurría desde 1994- y la pobre evolución del producto bruto nacional en 2006. Por otra parte, es posible que el PBI de este año no llegue siquiera al 2,8% del anterior.

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