Sea como fuere, en general las bolsas relevantes cierran la semana con el mayor retroceso acumulado en cinco meses. Vale decir, la serie de caídas registrada entre el 27 de febrero y el 11 de marzo. En esta fase, se impone el temor a que varias compras apalancadas grandes se congelen o se caigan por falta de liquidez para financiarlas.
Marsh & McLennan, Wyndham Worldwide y Dillard´s lideraban la baja del Standard&Poor’s 500, pues los inversores abandonaban firmas cuyos títulos estaban inflados por especulaciones sobre compras apalancadas. Como si no alcanzase, Fannie Mae (la mayor recompradora federal de hipotecas) perdía pie velozmente. Blackstone group perdió capitalización.
Los mercados también sintieron el efecto de una decisión anunciada por el grupo Cadbury Schweppes: demorar una venta de activos. Es la primera que se posterga por la extrema volatilidad en la plaza de deuda privada. Al jueves, los bancos no lograban revender algo más de US$ 32.000 millones en deuda emitida para financiar compras apalancadas.
Existe un curioso nexo entre el desplome de mercados ocurrido hace cinco meses. Por entonces, entre los villanos figuraban los fondos de cobertura -el negocio de derivados- y sus contrapartes, los fondos cerrados, eran los paladines del mercado. Hoy son ellos los villanos y no se divisan nuevos héroes.
En Argentina, el repliegue del dólar a $ 3,14 mayorista y 3,16 minorista fue acompañado por ulteriores descensos de bonos. En ese contexto, el riesgo soberano rozaba 500 puntos (máximo en trece meses) y subía casi 35% en una semana durante la cual el pequeño mercado especulativo se sumaba a la campaña electoral contra el gobierno.
Mientras tanto, se desinflaban los empresarios y banqueros españoles que, al parecer, habían retado a Cristina Kirchner exigiendo alza de tarifas. El viernes, Néstor K. les replicó con ironía y, de inmediato, sacaron en Madrid un comunicado donde desvirtuaban “versiones de prensa” y declaraba que el encuentro con la precandidata (“primera dama” no tiene entidad constitucional) fue miel sobre hojuelas. Lo dice la confederación española de organizaciones empresarias.
Sea como fuere, en general las bolsas relevantes cierran la semana con el mayor retroceso acumulado en cinco meses. Vale decir, la serie de caídas registrada entre el 27 de febrero y el 11 de marzo. En esta fase, se impone el temor a que varias compras apalancadas grandes se congelen o se caigan por falta de liquidez para financiarlas.
Marsh & McLennan, Wyndham Worldwide y Dillard´s lideraban la baja del Standard&Poor’s 500, pues los inversores abandonaban firmas cuyos títulos estaban inflados por especulaciones sobre compras apalancadas. Como si no alcanzase, Fannie Mae (la mayor recompradora federal de hipotecas) perdía pie velozmente. Blackstone group perdió capitalización.
Los mercados también sintieron el efecto de una decisión anunciada por el grupo Cadbury Schweppes: demorar una venta de activos. Es la primera que se posterga por la extrema volatilidad en la plaza de deuda privada. Al jueves, los bancos no lograban revender algo más de US$ 32.000 millones en deuda emitida para financiar compras apalancadas.
Existe un curioso nexo entre el desplome de mercados ocurrido hace cinco meses. Por entonces, entre los villanos figuraban los fondos de cobertura -el negocio de derivados- y sus contrapartes, los fondos cerrados, eran los paladines del mercado. Hoy son ellos los villanos y no se divisan nuevos héroes.
En Argentina, el repliegue del dólar a $ 3,14 mayorista y 3,16 minorista fue acompañado por ulteriores descensos de bonos. En ese contexto, el riesgo soberano rozaba 500 puntos (máximo en trece meses) y subía casi 35% en una semana durante la cual el pequeño mercado especulativo se sumaba a la campaña electoral contra el gobierno.
Mientras tanto, se desinflaban los empresarios y banqueros españoles que, al parecer, habían retado a Cristina Kirchner exigiendo alza de tarifas. El viernes, Néstor K. les replicó con ironía y, de inmediato, sacaron en Madrid un comunicado donde desvirtuaban “versiones de prensa” y declaraba que el encuentro con la precandidata (“primera dama” no tiene entidad constitucional) fue miel sobre hojuelas. Lo dice la confederación española de organizaciones empresarias.