En verdad, el comité monetario de la Reserva Federal hizo lo que todos esperaban: bajó de 4,75 a 4,5% anual el tipo básico, pero de declaró renuente a otro retoque en diciembre. La burbuja bursátil se pinchó el jueves ante dos datos: crudos a US$ 96,20 y euro a 1,445, proyectándose en 1,50 para fin de año.
“Las medidas de hoy (31/X), combinadas con acciones en agosto y septiembre, debieran acotar efectos negativos en la economía, que de otro modo tendrían lugar tras las turbulencias en los mercados inmobiliario y financiero”. Así sostenía, entre eufemismos y contradicciones, el comité monetario. Por el contrario, los mercados afrontan una crisis hiptecaria y financiera que no cede
Como si las crisis de malas hipotecas y compras apalancadas fuesen cosa del pasado, el cuerpo afirmó, muy suelto de cuerpo: “Luego de estas decisiones, los riesgos de mayor inflación llegan a equilibrarse con los riesgos de menor crecimiento”. Obviamente, un mensaje para alegrar a Wall Street en vísperas de fiestas sin superbonificaciones –salvo las que regala Merrill Lynch- y un año electoral.
La rebaja de tipos coincidía con informes oficiales, según los cuales el producto bruto interno se elevó a mayor ritmo anual (3,9%) que el previsto durante el III trimestre. Pero el banco central advierte que el alza en energía, combustibles y productos primarios puede fomentar inflación, amén de reducir el avance del PBI este trimestre.
Otros números dejaron en el aire la euforia bursátil. La declinación de combustibles en existencia (Estados Unidos) empujó durante un rato el crudo WTI en US$ 96,20 (luego aflojó a 93,60). Mientras tanto, el euro marcaba nuevo pico, US$ 1,4452.
La RF además redujo el redescuento de 5,25 a 5% anual. Quizá por el petróleo fuerte o el dólar endeble, Wall Street respiraba un clima denso. Tras un desplome final, el Dow-Jones industrial perdió 2,6%. Entretanto, el Nasdaq compuesto cedía 2,25% y 2,64% el Standard&Poor’s 500.
En verdad, el comité monetario de la Reserva Federal hizo lo que todos esperaban: bajó de 4,75 a 4,5% anual el tipo básico, pero de declaró renuente a otro retoque en diciembre. La burbuja bursátil se pinchó el jueves ante dos datos: crudos a US$ 96,20 y euro a 1,445, proyectándose en 1,50 para fin de año.
“Las medidas de hoy (31/X), combinadas con acciones en agosto y septiembre, debieran acotar efectos negativos en la economía, que de otro modo tendrían lugar tras las turbulencias en los mercados inmobiliario y financiero”. Así sostenía, entre eufemismos y contradicciones, el comité monetario. Por el contrario, los mercados afrontan una crisis hiptecaria y financiera que no cede
Como si las crisis de malas hipotecas y compras apalancadas fuesen cosa del pasado, el cuerpo afirmó, muy suelto de cuerpo: “Luego de estas decisiones, los riesgos de mayor inflación llegan a equilibrarse con los riesgos de menor crecimiento”. Obviamente, un mensaje para alegrar a Wall Street en vísperas de fiestas sin superbonificaciones –salvo las que regala Merrill Lynch- y un año electoral.
La rebaja de tipos coincidía con informes oficiales, según los cuales el producto bruto interno se elevó a mayor ritmo anual (3,9%) que el previsto durante el III trimestre. Pero el banco central advierte que el alza en energía, combustibles y productos primarios puede fomentar inflación, amén de reducir el avance del PBI este trimestre.
Otros números dejaron en el aire la euforia bursátil. La declinación de combustibles en existencia (Estados Unidos) empujó durante un rato el crudo WTI en US$ 96,20 (luego aflojó a 93,60). Mientras tanto, el euro marcaba nuevo pico, US$ 1,4452.
La RF además redujo el redescuento de 5,25 a 5% anual. Quizá por el petróleo fuerte o el dólar endeble, Wall Street respiraba un clima denso. Tras un desplome final, el Dow-Jones industrial perdió 2,6%. Entretanto, el Nasdaq compuesto cedía 2,25% y 2,64% el Standard&Poor’s 500.