Ballmer hace esfuerzos por convencer a Wall Street de que la compañía tiene días muy brillantes por delante. Pero los inversores no confían que pueda encontrar nuevas fuentes de crecimiento que igualen a su sistema operativo Windows y al juego de aplicaciones Office. Ambos evolucionaron en franquicias que generaron enormes cantidades de dinero. Solamente Office produce ganancias operativas que oscilan entre US$ 6.500 millones y US$ 7.500 millones al año.
Aunque tuviera las manos absolutamente libres para probar fortuna en nuevos mercados, la tarea sería harto difícil. Ballmer encargó un estudio para ver qué otros productos en el mundo han generado tanta ganancia como el Office. Resultado: ni siquiera los cigarillos Camel lo consiguieron.
En los últimos años la empresa viene soportando la presión de reguladores y competidores para que cambie su manera de proceder. La semana pasada acudió al tribunal de Luxemburgo para tratar de conseguir la suspensión de las sanciones antimonopólicas que le impuso la Comisión Europea. Microsoft quiere evitar tener que sacar una versión de Windows sin el software de medios.
Una de las razones por las cuales Ballmer, viejo amigo de Gates, fue elegido para dirigir Microsoft, fue la necesidad de introducir un cambio cultural que creara una compañía más amable y más gentil. El ultracompetitivo Gates – que sigue como presidente del directorio – personificó la agresividad para entrar en nuevos mercados.
El caso europeo podría ser un punto de inflexión. Microsoft solucionó el conflicto en Estados Unidos, pero sus diferencias con la Comisión Europea podría prolongar su reputación de empresa peleadora e incapaz de recapacitar.
Ballmer quiere ser a la vez responsable e innovador. Lo último no es nada fácil porque exige que Microsoft no sólo encuentre nuevos productos que puedan aumentar notablemente las ganancias, sino además ganarle de mano a sus rivales. Tal como están las cosas, se la sigue viendo como una compañía que ejecuta bien, pero casi siempre imitando a otros. Eso ocurrió con su navegador de Internet y los ejemplos más recientes incluyen buscador (Google) y música (el reproductor iPod de Apple con el software iTunes).
Ballmer está convencido de que hay áreas en las que la compañía va muy bien. Una es la de la telefonía móvil. Microsoft está tratando de imponer una versión de su Windows para uso en teléfonos inteligentes a pesar de los esfuerzos de los operadores de telefonía móvil y fabricantes de equipos por impedir que la compañía de Gates adquiera demasiado poder. Ballmer piensa que su software podría venderse en 100 millones de teléfonos al año para 2009.
Otra área de posible crecimiento es la de los servicios relacionados con el software Microsoft. Según el CEO, éste podría brindar ayuda a las pequeñas empresas y a consumidores particulares cada vez que necesiten soporte técnico por problemas con sus PC.
Un tercer sector de posible crecimiento es el del software que permite a las compañías de cable y telefonía distribuir programas de televisión a través de líneas de cable o digitales.
A pesar de todos estos proyectos, los inversores son escépticos. Pocos creen que Microsoft pueda ser tan dominante en esas áreas como en la de las computadoras personales. Las empresas de telecomunicaciones, de cable y de medios no van a cederle tanto poder a una empresa de software y además tienen suficiente poder de negociación como para impedir que eso ocurra.
Ballmer hace esfuerzos por convencer a Wall Street de que la compañía tiene días muy brillantes por delante. Pero los inversores no confían que pueda encontrar nuevas fuentes de crecimiento que igualen a su sistema operativo Windows y al juego de aplicaciones Office. Ambos evolucionaron en franquicias que generaron enormes cantidades de dinero. Solamente Office produce ganancias operativas que oscilan entre US$ 6.500 millones y US$ 7.500 millones al año.
Aunque tuviera las manos absolutamente libres para probar fortuna en nuevos mercados, la tarea sería harto difícil. Ballmer encargó un estudio para ver qué otros productos en el mundo han generado tanta ganancia como el Office. Resultado: ni siquiera los cigarillos Camel lo consiguieron.
En los últimos años la empresa viene soportando la presión de reguladores y competidores para que cambie su manera de proceder. La semana pasada acudió al tribunal de Luxemburgo para tratar de conseguir la suspensión de las sanciones antimonopólicas que le impuso la Comisión Europea. Microsoft quiere evitar tener que sacar una versión de Windows sin el software de medios.
Una de las razones por las cuales Ballmer, viejo amigo de Gates, fue elegido para dirigir Microsoft, fue la necesidad de introducir un cambio cultural que creara una compañía más amable y más gentil. El ultracompetitivo Gates – que sigue como presidente del directorio – personificó la agresividad para entrar en nuevos mercados.
El caso europeo podría ser un punto de inflexión. Microsoft solucionó el conflicto en Estados Unidos, pero sus diferencias con la Comisión Europea podría prolongar su reputación de empresa peleadora e incapaz de recapacitar.
Ballmer quiere ser a la vez responsable e innovador. Lo último no es nada fácil porque exige que Microsoft no sólo encuentre nuevos productos que puedan aumentar notablemente las ganancias, sino además ganarle de mano a sus rivales. Tal como están las cosas, se la sigue viendo como una compañía que ejecuta bien, pero casi siempre imitando a otros. Eso ocurrió con su navegador de Internet y los ejemplos más recientes incluyen buscador (Google) y música (el reproductor iPod de Apple con el software iTunes).
Ballmer está convencido de que hay áreas en las que la compañía va muy bien. Una es la de la telefonía móvil. Microsoft está tratando de imponer una versión de su Windows para uso en teléfonos inteligentes a pesar de los esfuerzos de los operadores de telefonía móvil y fabricantes de equipos por impedir que la compañía de Gates adquiera demasiado poder. Ballmer piensa que su software podría venderse en 100 millones de teléfonos al año para 2009.
Otra área de posible crecimiento es la de los servicios relacionados con el software Microsoft. Según el CEO, éste podría brindar ayuda a las pequeñas empresas y a consumidores particulares cada vez que necesiten soporte técnico por problemas con sus PC.
Un tercer sector de posible crecimiento es el del software que permite a las compañías de cable y telefonía distribuir programas de televisión a través de líneas de cable o digitales.
A pesar de todos estos proyectos, los inversores son escépticos. Pocos creen que Microsoft pueda ser tan dominante en esas áreas como en la de las computadoras personales. Las empresas de telecomunicaciones, de cable y de medios no van a cederle tanto poder a una empresa de software y además tienen suficiente poder de negociación como para impedir que eso ocurra.