Un creciente número de empresas de todo el globo seguirá los pasos de las empresas estadounidenses y japonesas, que envían a los trabajadores a programas de capacitación para que aprendan a divertirse, a ser creativos y a pensar “más allá de su entorno”.
En Japón, un panel designado por el gobierno, concluyó que los ciudadanos japoneses deberían ser más independientes y más tolerantes hacia las personas que son diferentes.
En esencia, el grupo concluyó que los japoneses deberían ser, pues bien, más estadounidenses, conclusión sorprendente si tenemos en cuenta la histórica tradición de respeto por las reglas, consenso y colaboración de este país.
Un creciente número de empresas, en especial organizaciones minoristas y de servicios, se están tomando muy en serio estas recomendaciones y están enviando a los trabajadores a la escuela para que aprendan a sonreír y ser amables.
Lograr que la gente sonría mientras trabaja es un tema muy serio en el Japón actual, donde se desaprueba cualquier manifestación pública de las emociones, y la tradición enseña a reprimirlas para mantener la armonía del grupo.
En Japón, algunas empresas extranjeras, incluyendo McDonalds, recompensan tanto al personal que sonríe que discriminan a los empleados japoneses que no pueden o no quieren sonreír.
En Estados Unidos, miles de personas asisten a seminarios sobre improvisación, financiados por sus empleadores.
La nueva economía exige nuevas formas de pensar en las situaciones que son todo un desafío.
La falta de mano de obra tiende a ser cíclica, predecible y relativamente pasajera.
No obstante, es probable que varios factores ocasionen una escasez de trabajadores en los próximos años.
En lo que concierne a la fuerza laboral disponible y potencial, es una simple cuestión de demografía.
En los años ‘60 y ‘70, se expandió la fuerza laboral potencial a medida que ingresó al terreno laboral la masiva generación de los baby-boomers.
Por otro lado, las décadas de 1980 y 1990 presenciaron una disminución del grupo laboral cuando la reducida Generación X alcanzó la edad para trabajar.
Lo bueno: en este siglo, la Generación Eco –los hijos de los baby-boomers– volverán a aumentar la cantidad de posibles trabajadores.
Los puestos de trabajo disponibles han incrementado de manera exponencial ya que crecieron las economías.
Cuando la Generación Eco ingrese a la fuerza laboral, habrá una pérdida neta de trabajadores disponibles.
Asimismo, en muchos países de Europa y Japón, los índices de natalidad han caído tanto que la tasa de mortalidad es mayor que la de natalidad.
En Estados Unidos, los baby-boomers (75 millones) ya rondan los 50. Allí, cada ocho segundos un adulto cumple 50 años, ritmo que continuará hasta el año 2014. Para 2025, todo Estados Unidos se teñirá de gris como Florida hoy.
Por supuesto, este fenómeno ejercerá un enorme impacto en el lugar de trabajo. Puesto que la edad promedio de la mano de obra sigue en permanente escala, en lo sucesivo será incierto el círculo profesional de ingreso a los niveles gerenciales medios, senior y a la etapa de retiro.
Habrá demasiados trabajadores experimentados para ocupar pocos puestos senior. Las empresas se verán obligadas a rearmar las estructuras de la organización.
Como agravante del problema de la escasez de mano de obra, muchos trabajadores entran al terreno laboral sin la capacitación adecuada para las tareas requeridas.
Una encuesta sobre empresas de alto rendimiento realizado por Tehnometrica Institute of Policy and Politics deja en evidencia la gravedad del problema.
La mayoría de las empresas consultadas (88%) afirmó que resulta difícil encontrar trabajadores para cubrir puestos de informática y tecnología.
Otras (42%) confirmaron la dificultad en cubrir puestos de investigación y desarrollo.
Alrededor de 41% no logran ocupar vacantes en puestos de finanzas y contabilidad.
Otros participantes del sondeo (40%) afirmaron que, debido a un mercado laboral cerrado, las especialidades disponibles no se ajustan a las necesitadas.
Las empresas europeas también se ven afectadas por una falta de trabajadores calificados.
Según la Cámara de Comercio e Industria de Londres, 60% de las empresas londinenses y del sudeste de Inglaterra tienen dificultades en la contratación de empleados, especialmente profesionales y gerentes.
La falta de mano de obra calificada también afecta a otras industrias: por ejemplo, las áreas de contabilidad, servicios financieros, minorista y atención médica.
Un creciente número de empresas de todo el globo seguirá los pasos de las empresas estadounidenses y japonesas, que envían a los trabajadores a programas de capacitación para que aprendan a divertirse, a ser creativos y a pensar “más allá de su entorno”.
En Japón, un panel designado por el gobierno, concluyó que los ciudadanos japoneses deberían ser más independientes y más tolerantes hacia las personas que son diferentes.
En esencia, el grupo concluyó que los japoneses deberían ser, pues bien, más estadounidenses, conclusión sorprendente si tenemos en cuenta la histórica tradición de respeto por las reglas, consenso y colaboración de este país.
Un creciente número de empresas, en especial organizaciones minoristas y de servicios, se están tomando muy en serio estas recomendaciones y están enviando a los trabajadores a la escuela para que aprendan a sonreír y ser amables.
Lograr que la gente sonría mientras trabaja es un tema muy serio en el Japón actual, donde se desaprueba cualquier manifestación pública de las emociones, y la tradición enseña a reprimirlas para mantener la armonía del grupo.
En Japón, algunas empresas extranjeras, incluyendo McDonalds, recompensan tanto al personal que sonríe que discriminan a los empleados japoneses que no pueden o no quieren sonreír.
En Estados Unidos, miles de personas asisten a seminarios sobre improvisación, financiados por sus empleadores.
La nueva economía exige nuevas formas de pensar en las situaciones que son todo un desafío.
La falta de mano de obra tiende a ser cíclica, predecible y relativamente pasajera.
No obstante, es probable que varios factores ocasionen una escasez de trabajadores en los próximos años.
En lo que concierne a la fuerza laboral disponible y potencial, es una simple cuestión de demografía.
En los años ‘60 y ‘70, se expandió la fuerza laboral potencial a medida que ingresó al terreno laboral la masiva generación de los baby-boomers.
Por otro lado, las décadas de 1980 y 1990 presenciaron una disminución del grupo laboral cuando la reducida Generación X alcanzó la edad para trabajar.
Lo bueno: en este siglo, la Generación Eco –los hijos de los baby-boomers– volverán a aumentar la cantidad de posibles trabajadores.
Los puestos de trabajo disponibles han incrementado de manera exponencial ya que crecieron las economías.
Cuando la Generación Eco ingrese a la fuerza laboral, habrá una pérdida neta de trabajadores disponibles.
Asimismo, en muchos países de Europa y Japón, los índices de natalidad han caído tanto que la tasa de mortalidad es mayor que la de natalidad.
En Estados Unidos, los baby-boomers (75 millones) ya rondan los 50. Allí, cada ocho segundos un adulto cumple 50 años, ritmo que continuará hasta el año 2014. Para 2025, todo Estados Unidos se teñirá de gris como Florida hoy.
Por supuesto, este fenómeno ejercerá un enorme impacto en el lugar de trabajo. Puesto que la edad promedio de la mano de obra sigue en permanente escala, en lo sucesivo será incierto el círculo profesional de ingreso a los niveles gerenciales medios, senior y a la etapa de retiro.
Habrá demasiados trabajadores experimentados para ocupar pocos puestos senior. Las empresas se verán obligadas a rearmar las estructuras de la organización.
Como agravante del problema de la escasez de mano de obra, muchos trabajadores entran al terreno laboral sin la capacitación adecuada para las tareas requeridas.
Una encuesta sobre empresas de alto rendimiento realizado por Tehnometrica Institute of Policy and Politics deja en evidencia la gravedad del problema.
La mayoría de las empresas consultadas (88%) afirmó que resulta difícil encontrar trabajadores para cubrir puestos de informática y tecnología.
Otras (42%) confirmaron la dificultad en cubrir puestos de investigación y desarrollo.
Alrededor de 41% no logran ocupar vacantes en puestos de finanzas y contabilidad.
Otros participantes del sondeo (40%) afirmaron que, debido a un mercado laboral cerrado, las especialidades disponibles no se ajustan a las necesitadas.
Las empresas europeas también se ven afectadas por una falta de trabajadores calificados.
Según la Cámara de Comercio e Industria de Londres, 60% de las empresas londinenses y del sudeste de Inglaterra tienen dificultades en la contratación de empleados, especialmente profesionales y gerentes.
La falta de mano de obra calificada también afecta a otras industrias: por ejemplo, las áreas de contabilidad, servicios financieros, minorista y atención médica.