En Estados Unidos, a fines de 2000 casi 22% de las personas mayores de 50 años usaba Internet con asiduidad, según un estudio de Jupiter Communications. Este segmento se pasa recorriendo la Web más tiempo que el resto de las personas: un promedio de 8,3 horas por semana. Además, a estos navegantes les encanta hacer compras y trámites en línea, al contrario de lo que pensaría el común de la gente. Hombres y mujeres de entre 45 y 64 años conforman el grupo de usuarios en la Red que crece con mayor rapidez.
Más allá de los números, existen causas lógicas que explican esta afinidad. Sobre todo, si se tiene en cuenta que los gurúes del marketing coinciden en que definir el target es una herramienta clave para seducir a los clientes de la nueva economía.
Los analistas mencionan que, por un lado, quienes integran este segmento de usuarios se sienten motivados a ingresar en Internet para estar en contacto con hijos y nietos. Se anticipan al momento en que, por problemas de edad, no puedan salir o moverse con facilidad y deban hacer muchas cosas por Internet. En otro plano, este tipo de comunicación funciona muy bien cuando el mayor reside lejos de núcleos urbanos o, en todo caso, de sus amigos y familiares.
Quieren aprender
Esta tendencia no convierte a los mayores en expertos informáticos. Por el contrario, la gente de este grupo desea participar en el universo de Internet admitiendo su escasa experiencia en la materia. Salvo personas que, por razones profesionales o laborales, hayan estudiado computación –cabe recordar que la informática ya va por la tercera generación de científicos y la segunda de técnicos-, el resto admite no haber usado nunca una PC, reclama y está dispuesto a pagar ayuda para aprender a navegar. Por eso afloran y proliferan cursos.
Actualmente, se dan clases de computación e Internet en centros comerciales, lugares donde veranean o residen jubilados (sur de Florida, costa californiana de Los Ángeles para abajo, Bahamas, etc.), hospitales, geriátricos y hasta en cruceros de turismo. En universidades locales y nacionales de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea existen ya largas listas de espera para anotarse en cursos preparados especialmente para personas mayores.
El principal organismo que ofrece clases para usuarios de edad avanzada es SeniorNet, empresa sin fines de lucro con sede en San Francisco. Este servicio empezó como un proyecto de investigación a cargo la pedagoga especializada, Mary Furlong. Autora de Computing for kids over 60, Furlong descubrió que los adultos se mostraban receptivos a la formación y capaces de aprender las habilidades requeridas para explotar el universo virtual.
Lanzada en 1986 con fondos y equipos de IBM, SeniorNet cubre 126 sitios en 35 estados y atiende a alrededor de 100.000 alumnos por año. Las listas de espera superan en algunas localidades las 400 personas y casi 80% de los estudiantes sobrepasa los 65 años.
A su vez, cada día más comunidades de retiro se diferencian ofreciendo acceso a Internet de alta velocidad y clubes de computación donde se comparten intereses y consejos sobre navegación. Por ejemplo, en 17 comunidades de Sun City la computación es la actividad preferida.
Se amplía la oferta
A SeniorNet se han sumado cientos de páginas, incluyendo el administrado por American Associations for Retired Persons (AARP), que se conecta con otros de similar espectro (target). También prosperan GenerationA.com y Senior.Com, que ofrecen información sobre salud, finanzas y viajes. Otro sitio, SeniorSites.com, contiene listas de organismos sin fines de lucro que proporcionan vivienda, asistencia médica y servicios a personas de la tercera edad, mientras que Elderhostel prepara programas educacionales y turísticos pensados en ese segmento.
Si bien estos sitios reciben muchas visitas, los adultos mayores siguen explorando las rutas informáticas. Para anticiparse y sacar provecho, los start-up tienen en cuenta que la gente mayor ya no se queda sentada añorando viejos tiempos. Por el contrario, viaja, tiene hobbies nuevos y practica deportes, por lo cual los marketineros comienzan a tratarla como a cualquier otro segmento interesante.
A medida que envejezca la población en el Primer Mundo, entonces, crecerá el promedio de edad de los usuarios de Internet. Este grupo contará con conocimientos en computación y experiencia en la Red.
En Estados Unidos, a fines de 2000 casi 22% de las personas mayores de 50 años usaba Internet con asiduidad, según un estudio de Jupiter Communications. Este segmento se pasa recorriendo la Web más tiempo que el resto de las personas: un promedio de 8,3 horas por semana. Además, a estos navegantes les encanta hacer compras y trámites en línea, al contrario de lo que pensaría el común de la gente. Hombres y mujeres de entre 45 y 64 años conforman el grupo de usuarios en la Red que crece con mayor rapidez.
Más allá de los números, existen causas lógicas que explican esta afinidad. Sobre todo, si se tiene en cuenta que los gurúes del marketing coinciden en que definir el target es una herramienta clave para seducir a los clientes de la nueva economía.
Los analistas mencionan que, por un lado, quienes integran este segmento de usuarios se sienten motivados a ingresar en Internet para estar en contacto con hijos y nietos. Se anticipan al momento en que, por problemas de edad, no puedan salir o moverse con facilidad y deban hacer muchas cosas por Internet. En otro plano, este tipo de comunicación funciona muy bien cuando el mayor reside lejos de núcleos urbanos o, en todo caso, de sus amigos y familiares.
Quieren aprender
Esta tendencia no convierte a los mayores en expertos informáticos. Por el contrario, la gente de este grupo desea participar en el universo de Internet admitiendo su escasa experiencia en la materia. Salvo personas que, por razones profesionales o laborales, hayan estudiado computación –cabe recordar que la informática ya va por la tercera generación de científicos y la segunda de técnicos-, el resto admite no haber usado nunca una PC, reclama y está dispuesto a pagar ayuda para aprender a navegar. Por eso afloran y proliferan cursos.
Actualmente, se dan clases de computación e Internet en centros comerciales, lugares donde veranean o residen jubilados (sur de Florida, costa californiana de Los Ángeles para abajo, Bahamas, etc.), hospitales, geriátricos y hasta en cruceros de turismo. En universidades locales y nacionales de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea existen ya largas listas de espera para anotarse en cursos preparados especialmente para personas mayores.
El principal organismo que ofrece clases para usuarios de edad avanzada es SeniorNet, empresa sin fines de lucro con sede en San Francisco. Este servicio empezó como un proyecto de investigación a cargo la pedagoga especializada, Mary Furlong. Autora de Computing for kids over 60, Furlong descubrió que los adultos se mostraban receptivos a la formación y capaces de aprender las habilidades requeridas para explotar el universo virtual.
Lanzada en 1986 con fondos y equipos de IBM, SeniorNet cubre 126 sitios en 35 estados y atiende a alrededor de 100.000 alumnos por año. Las listas de espera superan en algunas localidades las 400 personas y casi 80% de los estudiantes sobrepasa los 65 años.
A su vez, cada día más comunidades de retiro se diferencian ofreciendo acceso a Internet de alta velocidad y clubes de computación donde se comparten intereses y consejos sobre navegación. Por ejemplo, en 17 comunidades de Sun City la computación es la actividad preferida.
Se amplía la oferta
A SeniorNet se han sumado cientos de páginas, incluyendo el administrado por American Associations for Retired Persons (AARP), que se conecta con otros de similar espectro (target). También prosperan GenerationA.com y Senior.Com, que ofrecen información sobre salud, finanzas y viajes. Otro sitio, SeniorSites.com, contiene listas de organismos sin fines de lucro que proporcionan vivienda, asistencia médica y servicios a personas de la tercera edad, mientras que Elderhostel prepara programas educacionales y turísticos pensados en ese segmento.
Si bien estos sitios reciben muchas visitas, los adultos mayores siguen explorando las rutas informáticas. Para anticiparse y sacar provecho, los start-up tienen en cuenta que la gente mayor ya no se queda sentada añorando viejos tiempos. Por el contrario, viaja, tiene hobbies nuevos y practica deportes, por lo cual los marketineros comienzan a tratarla como a cualquier otro segmento interesante.
A medida que envejezca la población en el Primer Mundo, entonces, crecerá el promedio de edad de los usuarios de Internet. Este grupo contará con conocimientos en computación y experiencia en la Red.