lunes, 25 de noviembre de 2024

Coca-Cola y los paradigmas

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Durante más de un siglo fue la reina indiscutida de las gaseosas. Hoy saturó el mercado y lucha por seguir creciendo con extensiones de productos. Sus críticos opinan que debería ocuparse en crear un nuevo paradigma de bebida.

Coca-Cola sigue buscando la manera de generar más ventas. Ahora saca Coca con sabor a lima, para marcar el comienzo de un año que promete muchas novedades en el sector. Por su parte, el mercado consumidor, temeroso del flagelo de la obesidad y mucho más consciente de los temas relacionados con la salud, abandona las bebidas cola en favor de otras más sanas, como los jugos y las aguas saborizadas.

En los supermercados estadounidenses, las ventas de las colas tradicionales cayeron 3,5% en noviembre y 3,9% en diciembre. La respuesta a esta aceleración de la caída es diversificar la oferta, sobre todo hacia aguas saborizadas, jugos, tés y bebidas energizantes. El problema es que, en esos sectores, Coca y Pepsi tropiezan con más competencia y menos lealtad a la marca.

Coca-Cola está lanzando en estos días dos productos nuevos: Coca-Cola con sabor a lima y una nueva Coca-Cola de bajas calorías. Ambas novedades responden a la promesa del nuevo presidente, Neville Isdell, de recuperar el crecimiento de la marca.
Además, la empresa está lista para lanzar una nueva bebida energizante, que se llamará Full Throttle y que saldrá a competir con Red Bull, la marca austríaca que ya acapara más de la mitad del mercado en ese segmento.

Tanto Coca-Cola como PepsiCo están sacando aguas con sabor a frutas, por un precio algo mayor que el del agua común.
William Pecoriello, analista de Morgan Stanley, no cree que los productos anunciados alcancen para compensar la continuada debilidad del mercado de las gaseosas. Las variantes de bajas calorías, según él, no van a poder proteger a las productoras de la tremenda reacción contra esos productos generada por el miedo a la obesidad y las sospechas que despiertan los edulcorantes artificiales. Lo que ocurre, dice, es que la gente ya no considera que una gaseosa de bajas calorías sea un producto saludable. Otra de las plagas que sufre hoy el mercado de gaseosas es el aumento de precios empujado por el costo de las materias primas y del packaging.

Algunos observadores creen que PepsiCo está manejando todos estos problemas mejor que Coca-Cola. Se diversifica hacia alimentos y compra marcas fuertes, como Frito-Lay, Gatorade y Tropicana. Coca-Cola, una marca con 119 años de historia, se diversifica con más cautela. Lo que debería hacer, según críticos, es “romper los paradigmas existentes” y crear bebidas nuevas.

Coca-Cola sigue buscando la manera de generar más ventas. Ahora saca Coca con sabor a lima, para marcar el comienzo de un año que promete muchas novedades en el sector. Por su parte, el mercado consumidor, temeroso del flagelo de la obesidad y mucho más consciente de los temas relacionados con la salud, abandona las bebidas cola en favor de otras más sanas, como los jugos y las aguas saborizadas.

En los supermercados estadounidenses, las ventas de las colas tradicionales cayeron 3,5% en noviembre y 3,9% en diciembre. La respuesta a esta aceleración de la caída es diversificar la oferta, sobre todo hacia aguas saborizadas, jugos, tés y bebidas energizantes. El problema es que, en esos sectores, Coca y Pepsi tropiezan con más competencia y menos lealtad a la marca.

Coca-Cola está lanzando en estos días dos productos nuevos: Coca-Cola con sabor a lima y una nueva Coca-Cola de bajas calorías. Ambas novedades responden a la promesa del nuevo presidente, Neville Isdell, de recuperar el crecimiento de la marca.
Además, la empresa está lista para lanzar una nueva bebida energizante, que se llamará Full Throttle y que saldrá a competir con Red Bull, la marca austríaca que ya acapara más de la mitad del mercado en ese segmento.

Tanto Coca-Cola como PepsiCo están sacando aguas con sabor a frutas, por un precio algo mayor que el del agua común.
William Pecoriello, analista de Morgan Stanley, no cree que los productos anunciados alcancen para compensar la continuada debilidad del mercado de las gaseosas. Las variantes de bajas calorías, según él, no van a poder proteger a las productoras de la tremenda reacción contra esos productos generada por el miedo a la obesidad y las sospechas que despiertan los edulcorantes artificiales. Lo que ocurre, dice, es que la gente ya no considera que una gaseosa de bajas calorías sea un producto saludable. Otra de las plagas que sufre hoy el mercado de gaseosas es el aumento de precios empujado por el costo de las materias primas y del packaging.

Algunos observadores creen que PepsiCo está manejando todos estos problemas mejor que Coca-Cola. Se diversifica hacia alimentos y compra marcas fuertes, como Frito-Lay, Gatorade y Tropicana. Coca-Cola, una marca con 119 años de historia, se diversifica con más cautela. Lo que debería hacer, según críticos, es “romper los paradigmas existentes” y crear bebidas nuevas.

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