Internet en Argentina, un mercado en franca polarización

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“El acceso personal a la Red marca una clara tendencia hacia la polarización, con la banda ancha en un extremo y los accesos públicos en el otro. Mientras, el discado es cada vez más un complemento en lugares de trabajo o públicos”.

Esto surge de la última investigación de mercado, tal como señala el “análisis cualitativo de usuarios Internet, 2005”, recién hecho por Carrier y Asociados. “Una tendencia interesante entre hogares con banda ancha es priorizar ese acceso a Internet por encima de otros servicios de telecomunicaciones, amenazando con convertirse en sustituto de varios”.

Naturalmente, se trata de segmentos de ingresos altos y mediano-altos, que pueden pagar por el hardware –que abarca dispositivos inalámbricos- y los servicios. Por lo mismo, quizás el sector menos expuesto a esta erosión sea la telefonía móvil, pues ofrece algo que la conexión a Internet convencional no tiene.

Sin embargo, la incipiente tendencia a usar banda ancha para aplicaciones de voz sobre IP (en la jerga, “VoB”, voice over broadband), vía programas como Skype o el mismo Messenger, es una clara amenaza para el servicio de larga distancia. “Con un poco más de desarrollo –señalan los consultores-, habría evidente oportunidad de que la banda ancha comenzase a erosionar también el servicio de telefonía local”.

Por otra parte, la creciente popularidad de los accesos públicos, entre niveles de ingresos medios bajos y bajos, revela dos cosas. En el caso medio bajo, que la caída del ingreso fue más veloz que la del nivel social y/o educativo. En otras palabras, existe un segmento con un estilo clase media tradicional, pero afectado por un nivel de ingresos insuficiente para mantenerlo. Aquí, los locutorios y cibercafés (éstos en menor medida, porque se gasta mucho) actúan como paliativo.

En el caso de los niveles bajos, la infraestructura de acceso público –especialmente, locutorios- atiende a jóvenes. En este nivel se ven todavía menos adultos que en el inmediato superior. Ergo, “el potencial de mercado es mayor de lo que indica la distribución del ingreso. El problema para los PSI es ofrecer banda ancha a quienes hoy tienen accesos por discados en locutorios, antes de que definitivamente los adopten”.

Hay un factor que este informe pasa por alto: las aplicaciones en banda ancha son predominantemente lúdicas. Así demuestran los insistentes y a menudo poco inteligibles avisos televisuales sobre dispositivos múltiples (el caso de los “tonos” es un extremo sintomático).

Esto surge de la última investigación de mercado, tal como señala el “análisis cualitativo de usuarios Internet, 2005”, recién hecho por Carrier y Asociados. “Una tendencia interesante entre hogares con banda ancha es priorizar ese acceso a Internet por encima de otros servicios de telecomunicaciones, amenazando con convertirse en sustituto de varios”.

Naturalmente, se trata de segmentos de ingresos altos y mediano-altos, que pueden pagar por el hardware –que abarca dispositivos inalámbricos- y los servicios. Por lo mismo, quizás el sector menos expuesto a esta erosión sea la telefonía móvil, pues ofrece algo que la conexión a Internet convencional no tiene.

Sin embargo, la incipiente tendencia a usar banda ancha para aplicaciones de voz sobre IP (en la jerga, “VoB”, voice over broadband), vía programas como Skype o el mismo Messenger, es una clara amenaza para el servicio de larga distancia. “Con un poco más de desarrollo –señalan los consultores-, habría evidente oportunidad de que la banda ancha comenzase a erosionar también el servicio de telefonía local”.

Por otra parte, la creciente popularidad de los accesos públicos, entre niveles de ingresos medios bajos y bajos, revela dos cosas. En el caso medio bajo, que la caída del ingreso fue más veloz que la del nivel social y/o educativo. En otras palabras, existe un segmento con un estilo clase media tradicional, pero afectado por un nivel de ingresos insuficiente para mantenerlo. Aquí, los locutorios y cibercafés (éstos en menor medida, porque se gasta mucho) actúan como paliativo.

En el caso de los niveles bajos, la infraestructura de acceso público –especialmente, locutorios- atiende a jóvenes. En este nivel se ven todavía menos adultos que en el inmediato superior. Ergo, “el potencial de mercado es mayor de lo que indica la distribución del ingreso. El problema para los PSI es ofrecer banda ancha a quienes hoy tienen accesos por discados en locutorios, antes de que definitivamente los adopten”.

Hay un factor que este informe pasa por alto: las aplicaciones en banda ancha son predominantemente lúdicas. Así demuestran los insistentes y a menudo poco inteligibles avisos televisuales sobre dispositivos múltiples (el caso de los “tonos” es un extremo sintomático).

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