viernes, 3 de enero de 2025

Un evasor multimillonario y un estafador entre rejas

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Con menos suerte que Bernard Ebbers (ex WoldCom), otro magnate de las telecomunicaciones fue arrestado en Washington DC por no pagar impuestos durante cinco años. Entretanto, juzgan a un semitocayo por estafador y evasor.

El primero es Walter Andersen, multimillonario dedicado a las telecomunicaciones. El Internal Revenue Service (IRS, la DGI estadounidense) lo ha calificado como el “mayor evasor tributario en la historia de Estados Unidos”. El magnate adeuda alrededor de US$200 millones.

Si bien se trata de un evasor personal, en Silicon Valley lo relacionan con Google, el máximo motor de búsqueda en Internet. ¿Por qué? Porque el personaje no aparece y, bajo la denominación “Walter Anderson”, sólo hay un artista con museo propio.

Sea como fuere, el Anderson hoy detenido arriesga hasta 80 años de cárcel. Cultor obsesivo del bajo perfil, llegó a controlar varias empresas usando seudónimos, dando direcciones falsas en Holanda y residiendo en la República Dominicana. Entre los bienes que omitió declarar, figuran dos pinturas: un René Magritte y un Salvador Dalí, adquiridos por US$17 millones en la misma subasta.

Precisamente, la pintura y el trópico son los puntos en común con Keith Anderson. El semitocayo no maneja compañías, sino que es un estafador profesional. Amparado en Costa Rica –donde no existe la extradición-, finalmente cometió tropelías suficientes para ser entregado a Estados Unidos. Preso desde 2003, ahora empieza el proceso oral.

El primero es Walter Andersen, multimillonario dedicado a las telecomunicaciones. El Internal Revenue Service (IRS, la DGI estadounidense) lo ha calificado como el “mayor evasor tributario en la historia de Estados Unidos”. El magnate adeuda alrededor de US$200 millones.

Si bien se trata de un evasor personal, en Silicon Valley lo relacionan con Google, el máximo motor de búsqueda en Internet. ¿Por qué? Porque el personaje no aparece y, bajo la denominación “Walter Anderson”, sólo hay un artista con museo propio.

Sea como fuere, el Anderson hoy detenido arriesga hasta 80 años de cárcel. Cultor obsesivo del bajo perfil, llegó a controlar varias empresas usando seudónimos, dando direcciones falsas en Holanda y residiendo en la República Dominicana. Entre los bienes que omitió declarar, figuran dos pinturas: un René Magritte y un Salvador Dalí, adquiridos por US$17 millones en la misma subasta.

Precisamente, la pintura y el trópico son los puntos en común con Keith Anderson. El semitocayo no maneja compañías, sino que es un estafador profesional. Amparado en Costa Rica –donde no existe la extradición-, finalmente cometió tropelías suficientes para ser entregado a Estados Unidos. Preso desde 2003, ahora empieza el proceso oral.

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