Hoy el Omega 3 está encerrado en cápsulas para adultos o en golosinas para niños. Se lo incorpora a la leche, yogur y huevos entre muchos otros. Por esa razón la sardina y la caballa se han convertido en las vedettes de los restaurantes de moda.
La razón de este entusiasmo por pescados antes menos valorados no se encuentra en un éxito de marketing sino en una cantidad de evidencia científica sobre las cualidades de los aceites omega-3 que contienen. En tres áreas en particular parecen ser únicos: enfermedad coronaria, dolor de articulaciones y funcionamiento cerebral.
Las investigaciones han demostrado que esos aceites reducen los niveles de grasas malas en sangre (triglicéridos); elevan el nivel de colesterol bueno (lipoproteína de alta densidad), bajan la presión arterial, disminuyen la probabilidad de formación de coágulos de sangre y reducen la inflamación.
Todo es buena noticia para evitar el infarto cerebral, el accidente cerebro vascular y la artritis. Una prueba reciente que abarcó a 2.033 galeses que habían sufrido un ataque cardíaco descubrió que la tasa de mortalidad en aquellos que recibieron instrucciones de comer pescado aceitoso fue 29% más baja que en los demás.
También hay pruebas de que el omega 3 ayuda a personas con problemas articulares, como la artritis reumatoidea. Diez pruebas en 1995 hallaron que, ingerido durante tres meses, reducía la inflamación de las articulaciones.
Y finalmente, tal vez la evidencia más espectacular es que los aceites omega 3 parecen aumentar la capacidad cerebral, al menos en niños. Parecería ser que esto es porque los ácidos grasos contenidos en omega 3 son componentes estructurales importantes de las membranas celulares, particularmente en el cerebro y retina, y esenciales para la formación de tejido nuevo.
Entonces, ¿cuál es la mejor manera de tomar omega 3? A menos que usted coma salmón, caballa o arenques tres veces a la semana, no obtendrá una cantidad suficiente de los tipos fundamentales de ácidos grasos contenidos en el omega 3 que son tan importantes en la formación celular.
Por eso algunos médicos ya recomiendan como opción una toma diaria de suplemento dietario.
Hoy el Omega 3 está encerrado en cápsulas para adultos o en golosinas para niños. Se lo incorpora a la leche, yogur y huevos entre muchos otros. Por esa razón la sardina y la caballa se han convertido en las vedettes de los restaurantes de moda.
La razón de este entusiasmo por pescados antes menos valorados no se encuentra en un éxito de marketing sino en una cantidad de evidencia científica sobre las cualidades de los aceites omega-3 que contienen. En tres áreas en particular parecen ser únicos: enfermedad coronaria, dolor de articulaciones y funcionamiento cerebral.
Las investigaciones han demostrado que esos aceites reducen los niveles de grasas malas en sangre (triglicéridos); elevan el nivel de colesterol bueno (lipoproteína de alta densidad), bajan la presión arterial, disminuyen la probabilidad de formación de coágulos de sangre y reducen la inflamación.
Todo es buena noticia para evitar el infarto cerebral, el accidente cerebro vascular y la artritis. Una prueba reciente que abarcó a 2.033 galeses que habían sufrido un ataque cardíaco descubrió que la tasa de mortalidad en aquellos que recibieron instrucciones de comer pescado aceitoso fue 29% más baja que en los demás.
También hay pruebas de que el omega 3 ayuda a personas con problemas articulares, como la artritis reumatoidea. Diez pruebas en 1995 hallaron que, ingerido durante tres meses, reducía la inflamación de las articulaciones.
Y finalmente, tal vez la evidencia más espectacular es que los aceites omega 3 parecen aumentar la capacidad cerebral, al menos en niños. Parecería ser que esto es porque los ácidos grasos contenidos en omega 3 son componentes estructurales importantes de las membranas celulares, particularmente en el cerebro y retina, y esenciales para la formación de tejido nuevo.
Entonces, ¿cuál es la mejor manera de tomar omega 3? A menos que usted coma salmón, caballa o arenques tres veces a la semana, no obtendrá una cantidad suficiente de los tipos fundamentales de ácidos grasos contenidos en el omega 3 que son tan importantes en la formación celular.
Por eso algunos médicos ya recomiendan como opción una toma diaria de suplemento dietario.