<p>Sus opositores sostienen que, en realidad, está promoviendo inflación y profundiza el declive del dólar al rebajar, más de lo prudente las tasas referenciales. Curiosamente, esta misma semana Jean-Claude Trichet (Banco Central Europeo) censuraba a varias economías en desarrollo por lo mismo que hace su colega transatlántico.</p>
<p>Otros le reprochan algo más grave: poner en riesgo dineros públicos aceptando activos de mala calidad como colaterales de créditos a bancas y bancos privados. Vale decir, sostener el negocio financiero a costa de la economía física. También afirman que la nueva etapa de intervenciones o regulaciones puede poner en peligro la independencia de la propia RF.</p>
<p>"Bernanke ha adoptado una gama alucinante de medidas", admite su amigo Charles Calomiris (universidad de Columbia, promotor hace varios años de la quiebra soberana, o sea de los estados). "No digo que esto no comporte riesgos y costos. La doctrina implica el uso proactivo de instrumentos monetarios para evitar colapsos económicos", señala Timothy Geithner (RF, Nueva York), otro aliado de Bernanke.</p>
<p>Desde la Casa Blanca, entretanto, se manifiestan reparos a un hábito del banquero central: analizar con la mayoría demócrata en el congreso medidas para evitar más embargos inmobiliarios. "Lo nombró George W.Bush, pero la legislación que propone es la misma que el presidente amenaza vetar", subraya Alan Blinder, otro allegado al jefe de la RF.</p>
<p>Eso no impidió que surgiesen críticos en la oposición, por ejemplo dos ex secretarios de hacienda bajo William J.Clinton. Robert Rubin (estructuralista) y Lawrence Summers (monetarista) temían que BB subestimara riesgos recesivos. Ahora se han ablandado.</p>
<p>Precisamente para prevenir un colapso en el mercado financiero, Bernanke armó la venta de Bear Stearns a JP Morgan Chase. También echó salvavidas a otras bancas de inversión, en forma de siete facilidades "exóticas", y permitió que la RF aceptara activos de valor dudoso. Por ejemplo, títulos respaldados en hipotecas, créditos automotores y deuda de tarjetas, como colaterales para préstamos de la propia RF. Por primera vez en la historia, entonces, destacó reguladores en esas bancas para revisar los libros.</p>
<p>Para azoro de los monetaristas, esa medidas empalmaban con siete rebajas de tipos referenciales -básico, redescuento- entre septiembre y abril, desde 5,75/6,75% a 2/3% anual. Ahora, todos esperan una pausa, salvo que se desencadenen crisis ulteriores. Esta política irrita a ortodoxos como John Taylor o Martin Feldstein. Partidarios de la sintonía fina entre tasas e inflación, creen que los sucesivos recortes de la RF generen riesgos de inflación y atenten contra el dólar.</p>
<p>Quien tmbién tiene resquemores es Paul Volcker, que -como presidente de la RF-neutralizó el brote inflacionario de los años 80. A su juicio, las intervenciones del banco central (en particular, el caso Bear Steans/JP Morgan Chase) comprometen la independencia del emisor. A tal punto que, tal vez, hagan zozobrar la "doctrina Bernanke".</p>
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Benjamín Bernanke: una doctrina para salvar bancas y acallar críticas
Hace dos meses, el presidente de la Reserva Federal cambió algunas reglas de su libreto. Desde entonces, intenta definir lo que sus amigos llaman la doctrina Bernanke. Pero la platea contiene influyentes escépticos.