<p>Una serie de malas nuevas culminaba, esta semana, con sombríos pronósticos de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (AITA). La entidad estima que, si los crudos ligeros siguen en torno de US$ 125/35 el barril, las aerolíneas sufrirán pérdidas totales superiores a los US$ 6.000 millones este año.</p>
<p>Aun si los niveles cediesen 20%, los quebrantos igual serían considerables. Hace apenas nueve semanas, la asociación (IATA en inglés) esperaba en 2008 utilidades por alrededor de US$ 4.500 millones. En doce meses hasta mayo, los combustibles (querosén, aeronafta) representaron hasta 40% de los costos operativos. Al respecto, British Airways es terminante: "el negocio está en crisis".</p>
<p>Sin embargo, BA es una de las que mejor pueden cabalgar en la tormenta, mientras la lista de bajas aumenta. Giovanni Bisignani, director de AITA, revela que veinticuatro empresas han caído en los últimos seis meses. Hace una semana, Silverjet (sólo clase ejecutiva, Nueva York-Londres-Dubai) se derrumbó por falta de fondos frescos. Una competidora directa, Maxjet, cerró en diciembre. Oasis Hongkong -línea de baja tarifa y larga distancia- dejó de operar en abril.</p>
<p>En Estados Unidos, cuatro compañías pequeñas (Aloha, Skybus, ATA, Frontier) pidieron quiebra en pocas semanas. Delta Air Lines y Northwest se han resignado a continuar el plano de fusión, pese a objeciones sindicales. Se ha dado cuenta de que un futuro acuerdo es mejor que nada.</p>
<p>Tan inquietante como los costos es la reacción negativa del público en Occidente. Según AITA, la cantidad de pasajeros transportada subió sólo 4% en enero-abril, lejos del 6,7% de un año antes. Pero, además, disminuyen ocupantes en primera y clase ejecutiva, que suelen deparar altas ganancias casi sin gastos extras. Ambos segmentos cedieron 3,9% en marzo respecto de abril de 2007, alrededor del mundo, en tanto el margen llegaba a 8,5% en la América anglosajona.</p>
<p>Las compañías estadounidenses reducirán capacidad por hasta 12% hacia fin de año, en vuelos internos. Muchas cobran ya extra por valijas, comidas y bebidas de todo tipo a bordo. Pero esos trucos tienen límite: la paciencia de los pasajeros. Durante 2007, las quejas por deficiencias y abusos fueron 60% más que un año antes. El pasado invierno boreal, el lleno de aviones ya no mantuvo la media histórica de 90%. En medio de todo eso, las empresas hacían un cálculo fácil: comparaban pérdidas de volar con asientos vacíos con el costo de dejar gente varada. En el segundo caso, era apenas US$ 200 a 400 por persona, dependiendo de cuánto deba esperar la víctima hasta embarcarse en otro avión. Esta tendencia se agrava en 2008.</p>
<p>"En otros tiempos, a las aerolíneas les preocupaban los clientes insatisfechos. Ahora ya no, visto que el servicio en EE.UU. es horrible, gracias al sistema radial de operaciones", apunta Toddard Sinai (Wharton). "Se basa en concentrar el tráfico entrante en aeropuertos claves ('hubs') y derivarlo según pautas tan rígidas que cualquier problemita deja pasajeros en tierra. No se tienen en cuenta derechos ni necesidades del cliente". La época de volar barato se acabó.</p>
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Vuelven los malos tiempos para el negocio aerocomercial y también para los pasajeros
De pronto, un gran segmento de la actividad tiene la sensación de perder altura. Altos precios de combustibles y desaliento económico en Occidente asedian a un sector que, hasta hace poco, esperaba un futuro más o menos rosado.