Curiosamente, esos números le sirvieron a Wall Street para subir hasta 1,4% el jueves. ¿Por qué? Porque los operadores especulan con que la Reserva Federal no hará nada. No puede elevar tasas básicas por los síntomas inflacionarios ni bajarlas, pese al enfriamiento inmobiliario y laboral, para no estimular esa misma inflación. O sea, un círculo vicioso de corte monetarista en plena campaña electoral. <br />
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El índice de precios al consumidor acumula ese 5,6% tras subir 0,8% sólo en julio. La ficción favorita de la RF, el índice subyacente (sin alimentos, energía ni combustibles), también avanzó más de lo esperado. Pero Washington se consuela señalando que, el mes pasado, los precios internacionales de hidrocarburos y productos agrícolas tocaron récords, de los cuales vienen descendiendo. <br />
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Por otra parte, empero, ha habido aumentos considerables en indumentaria, tarifas aéreas y material educativo. Estos síntomas hacen temer a la bolsa que los “halcones” de la RF no hayan archivado la idea de volver a elevar las tasas referenciales. Se sabe que el Banco Central Europeo presiona para que se achique la brecha entre el 2% anual de la RF y el desmedido 4,25% del BCE. <br />
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Era fatal: la baja de los crudos hizo que varios analistas proclamasen que “lo peor ha pasado”. Pero los sectores laboral e inmobiliario dicen otra cosa. Según el departamento federal de trabajo, la semana anterior de radicaron 450.000 nuevos pedidos de subsidios por desocupación, esto es, 40% sobre los 321,400 de un año antes. Ello significa una proyección de 5,8% en el índice de desempleo urbano. <br />
Se desbordan los precios y el desempleo, pero bajan las viviendas
Entre agosto de 2007 y julio último, el costo de vida en Estados Unidos subió 5,6%. Supera a la Eurozona (4,4%) y es el máximo en diecisiete años. Las viviendas cedieron 7,6% en el II trimestre y avanza el desempleo.