El hábil Alexis recibió una iglesia pobre, con escasos fieles declarados y nulo poder. Por cierto, desde la unificación de las Rusias bajo Iván III (siglo XV) hasta el régimen soviético, la iglesia dependió del poder, según la tradición griega. El nuevo patriarca cambió las cosas.
Aquel pacto con Yeltsin significó recobrar inmensas propiedades confiscadas paulatinamente desde el siglo XVIII pero, sobre todo, la posibilidad de importar sin gravámenes aduaneros bebidas alcohólicas, cigarrillos y artículos suntuarios.
A igual que aparatos tan poco diáfanos como el fondo de veteranos de Afganistán o el de promoción deportiva, la iglesia hizo y sigue haciendo una pila de dinero. Cuando la muerte de Yeltsin puso en el trono al “devoto” Vladyímir Putin, su ascenso fue consagrado por el patriarca en la catedral moscovita.
Alexis II no se quedó ahí. Obtuvo el reconocimiento oficial de sólo cuatro religiones. A saber, la católica ortodoxa, el Islam, el budismo y el judaísmo, excluyendo el catolicismo romano, las iglesias protestantes (la luterana había sido autorizada por la alemana Catalina II) y los cultos shamánicos.
También el sucesor formal de Putin, Dmitri Miedvyédiev, tiene nexos con e patriarca vía su esposa, Svyetlana. Por supuesto, las relaciones entre Roma y Moscú no son muy buenas, pese al reciente reacercamiento. El proselitismo católico encuentra obstáculos, si bien tamoco los católc ortodoxos han logrado conversiones en masa, especialmente entre los jóvenes. Alexis II murió la semana pasada, a los 87 años.
El hábil Alexis recibió una iglesia pobre, con escasos fieles declarados y nulo poder. Por cierto, desde la unificación de las Rusias bajo Iván III (siglo XV) hasta el régimen soviético, la iglesia dependió del poder, según la tradición griega. El nuevo patriarca cambió las cosas.
<p>Aquel pacto con Yeltsin significó recobrar inmensas propiedades confiscadas paulatinamente desde el siglo XVIII pero, sobre todo, la posibilidad de importar sin gravámenes aduaneros bebidas alcohólicas, cigarrillos y artículos suntuarios.</p>
<p>A igual que aparatos tan poco diáfanos como el fondo de veteranos de Afganistán o el de promoción deportiva, la iglesia hizo y sigue haciendo una pila de dinero. Cuando la muerte de Yeltsin puso en el trono al “devoto” Vladyímir Putin, su ascenso fue consagrado por el patriarca en la catedral moscovita.</p>
<p>Alexis II no se quedó ahí. Obtuvo el reconocimiento oficial de sólo cuatro religiones. A saber, la católica ortodoxa, el Islam, el budismo y el judaísmo, excluyendo el catolicismo romano, las iglesias protestantes (la luterana había sido autorizada por la alemana Catalina II) y los cultos shamánicos.</p>
<p>También el sucesor formal de Putin, Dmitri Miedvyédiev, tiene nexos con e patriarca vía su esposa, Svyetlana. Por supuesto, las relaciones entre Roma y Moscú no son muy buenas, pese al reciente reacercamiento. El proselitismo católico encuentra obstáculos, si bien tamoco los católc ortodoxos han logrado conversiones en masa, especialmente entre los jóvenes. Alexis II murió la semana pasada, a los 87 años.</p>
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