En realidad, de los US$ 350.000 millones de aquel salvamento gastados hasta hoy, apenas US$ 17.400 millones (poco menos de 5%) fueron o irán a un sector industrial, las automotrices. En cuanto a los US$ 775.000 millones, se distribuirán en dos años con una prioridad: comenzar a disminuir un índice de desempleo urbano que tocó 6,7% de la población activa en noviembre y tal vez llegue a 7% este mes o en enero.
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<p>Por supuesto, la recesión deflatoria que vive Estados Unidos no se agotará con el cambio de gobierno. Estimaciones del departamento federal de abajo proyecta hasta 9% para fin de 2009. La mutación de prioridades, del negocio financiero a la economía real, será meta clave. </p>
<p>La de serie de gastos e inversiones masivas prevista por Barack Obama se desglosa en cinco áreas fundamentales. A saber, infraestructura, energía, educación, salud y bienestar social. El gobierno republicano fue dejándolas de lado en esencia para alimenta un presupuesto bélico primario superior a US$ 300.000 millones. </p>
<p>Por de pronto, esos US$ 350.000 millones restantes del megarrescate ya no irán masivamente a malos banqueros. Nunca muy sutil, Henry Paulson –obrando no como secretario de hacienda sino como ex Goldman Sachs- abrió el paraguas. El viernes, sugirió que el congreso le transfiriera ya aquella suma para seguir auxiliando al sector financiero. </p>
Obama: un plan de US$ 775.000 millones y 3.000.000 empleos a recrear
El vicepresidente electo Joseph Biden encabezará una fuerza de tareas orientada a las familias. Sin abandonar el megarrescate de US$ 700.000 millones, el próximo gobierno privilegiará medidas neokeynesianas y auxilio a la clase media.