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<p>Esto sucede mientras tambalea la red de seguridad social en Estados Unidos, otro legado keynesiano de la posguerra. Justamente cuando la gente ve cómo ceden sus colocaciones en un mercado bursátil de donde se retiran los capitales. Sólo en octubre, los inversores individuales sacaron más de US$ 70.000 millones de Wall Street. </p>
<p>En 2007, por ejemplo, Federal Express reformó sus planes 401 (k). Dado que empleados y retirados perdían beneficios y prestaciones, se amplió la gama de colocaciones potenciales en el mercado bursátil. </p>
<p>Pero la serie de crisis iniciada con malas hipotecas (agosto de 2007) y coronada por la actual recesión deflacionaria castiga los aportes de los futuros jubilados. Ahora, FedEx contempla suspender sus propias contribuciones el sistema durante un año. </p>
<p>En suma, el personal deberá trabajar más años y retirarse con menos retribuciones. Eastman Kodak, General Motors, Motorola y docenas de empresas están haciendo lo mismo. Para 2009, se disminuirán muchos más contraportes patronales a los planes 401 (k) y el sistema puede orillar un colapso, con su secuela de malestar social. </p>
<p>Volviendo a FedEx, hay casos de empleados cuyos planes jubilatorios se han desagiado hasta US$ 60.000 en cuanto va del año. A menos que el gobierno entrante tome el toro por las astas, no habrá futuro para los mayores de 60/65 años y, como ocurrió en Argentina, surgirán presiones para estatizar la seguridad social. </p>
<p>Por supuesto, analistas conservadores afines al sector privado tornan a esgrimir una falacia: la jubilación masiva de quienes nacieron entre 1945 y 1953, que tienen a 55 a 63 años. Es un argumento favorito de Alan Greenspan y su sucesor en la Reserva Federal, Benjamín Bernanke. Pero presupone que, después de 1953, no ha nacido bastante gente para sumar nuevos aportes. </p>
<p>El mecanismo básico de los planes 401 (k) prescribe un contraporte patronal. Pero, según las bases del sistema, su magnitud debía estimular al ahorrante para ahorrar más con vistas a la vejez. Ahora esto puede venirse abajo. Primero, porque las empresas demoran aportes para postergar gastos. Segundo, mantener vivienda y calidad de vida cuesta cada mes más. Ante este dilema, las soluciones abogadas por Barack Obama son meros paliativos, pues no abandonan concepciones monetaristas que, desde 1974, desvirtúan loso objetivos iniciales del régimen jubilatorio. </p>
Sin caja, empresas de EE.UU. recortan aportes jubilatorios
Esta práctica tiende a ser habitual. Ávidos de efectivo y sin crédito, los ejecutivos superiores vuelven a reducir contribuciones a los planes del artículo 401, inciso (k). O sea, deterioran el futuro retiro del personal.