<p>Alan Mulally, director ejecutivo de la nueva líder en Estados Unidos-Canadá, viaja esta semana a Beijing. Su objeto es proponer una tercera planta de la marca en ese país. Aunque todo se mantiene en discreta reserva, se sabe que se localizará en Chongqing, región meridional, y producirá un sedán y una camioneta de alto precio.<br />
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Según Xinhua, agencia noticiosa oficial, la idea es llegar a las 300.000 unidades anuales. “China no interesaba mucho a la anterior cúpula de Ford, pero Mulally la considera claves para competir en Asia-Pacífico”, señala Brian Johnson, analista sectorial de Barclay’s Capital/Chicago. “El proyecto es a mediano plazo, unos cinco años, no inmediato”. <br />
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Hoy, primera automotriz en Detroit y segunda o tercera mundial, la compañía figura duodécima en China, con 2,8% de ventas anuales, estima la consultoría JD Power & Ass. Pero GM coloca dobla ese porcentaje.<br />
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Ford opera ya una fábrica en la misma ciudad en sociedad con Changan Automobile. Sus ventas, por cierto, subieron 30% en enero-agosto gracias a nuevos modelos y el programa de estímulos estatales a la economía física (US$ 590.000 millones). Este año, las ventas automotrices chinas crecerán alrededor de 28% -calcula el gobierno- y el país quizá desplace a EE.UU. del primer puesto mundial.<br />
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El sedán de alto precio aportará a Ford un coche para competir con la serie Buick de GM. En cuanto a “utilitarios deportivos” (un contrasentido caro a Detroit), capitalizará la demanda local de esos vehículos –cifrada en una burguesía urbana próspera-, si otro aumento sostenido de crudos no pone coto a esas fantasías tipo “nouveau riche”.<br />
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Ford Motor quiere pelearle China a General Motors
La única automotriz norteamericana que no fue rescatada de la bancarrota eleva la apuesta china. Proyecta una planta para fabricar modelos capaces de disputarle mercado a GM, achicada en Detroit y Europa occidental, pero aún fuerte en Asia oriental.