<p>Aquellas cuatro grandes economías emergentes –objetadas por no dar mucho apoyo a la lucha global contra el soborno y el peculado- están por debajo del puesto número 75 en la lista 2009 de 180 países. Cabe señalar que ésta incluye una cantidad de microestados, como los de Oceanía. <br />
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Sea como fuere, la larga nómina refleja un déficit de acciones efectivas contra la corrupción y sus diversas formas. Esto da lugar a un juego continuo entre estados poco diáfanos y multinacionales que los aprovechan para sus negocios. Especialmente en África, Latinoamérica, Asia central, meridional y occidental.<br />
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A la organización, con sede en Berlín, le preocupa que el múltiple fenómeno prospere debido a legislaciones o normas equívocas, instituciones débiles y gobiernos remisos a actuar. Curiosamente, TI no particulariza en conglomerados occidentales que fomentan corrupción y le sacan partido. <br />
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A criterio de Hughette Labelle, presidente de la entidad, “desde 2008, masivos paquetes de estímulos fomentan el gasto público en varias partes del mundo. Más que nunca, es esencial detectar dónde la corrupción traba la buena gestión y diluye responsabilidades”.<br />
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Al terminar el primer semestre de 2009, China figura 79, India 84, Brasil 95 y Rusa 146 en una escala de percepción. Sólo dos miembros del extinto grupo de los 8 están más allá del puesto 25: Rusia y la Italia de Silvio Berlusconi (lugar 63).<br />
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Esta vez, el informe TI sale luego de que Beijing y Moscú fueran denunciadas por hacer esfuerzos –hasta ahora exitosos- para suavizar un convenio de Naciones Unidas contra la corrupción. Se trata del primer intento mundial orientado al soborno y pretende que los dirigentes políticos restituyan fondos productos del peculado. <br />
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India e, increíblemente, Japón y Alemania aún no ratifican ese convenio, cuyos alcances superan cualquier otro precedente. En teoría, el acuerdo establecería mecanismos jurídicos comunes en materia de procedimientos, contralor, datos y recuperación de activos usurpados. Pero los nuevos fracasos de la ONU en la lucha contra el hambre –la FAO es una entidad poco diáfana- o el efecto invernadero no auguran nada bueno para quienes enfrenten la corrupción.<br />
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Los críticos, en general, sostienen que Transparency International depende demasiado de fuentes privadas occidentales. A menudo, sus calificaciones funcionan como profecías autocumplidas o responden a intereses políticos y económicos locales.</p>
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Hay poca transparencia en los países del BRIC
Los funcionarios públicos son mucho más corruptos en China, Rusia, Brasil e India que en Occidente. Así sostiene el nuevo informe de Transparency International, una entidad que pone poca atención en el sector privado o los paraísos fiscales.