<p>En el fondo, lo que está en duda es la globalización como mito, originada en la crisis sistémica de las economías centrales (2006/9). Era una idea lanzada por dos Nobel, Paul Krugman (2008) y Joseph Stiglitz (2001). Ahora, el horizonte apunta a una “desglobalización”, concepto del británico Gordon Brown.</p>
<p>A primera vista, no es un término que defina bien el fenómeno al cual apuntan los tres observadores, curiosamente silenciado en la última cumbre del grupo de los 20. Se trata, ni más ni menos, del regreso del estado como árbitro de la economía, especialmente la financiera. Así, un estudio privado revela que 60 a 80% de una vasta muestra (abarca países del g-8) cree que los gobiernos intervendrán cada vez más. Las nuevas propuestas de Estados Unidos y la Unión Europea son claras: agencias supervisoras capaces de desmantelar bancos multinacionales excesivamente grandes.</p>
<p>Más obvio Daniel Rodrik (Harvard) hablaba semanas atrás de “capitalismo versión 3.0”. A su juicio, esta crisis señala el fin de un ciclo macroeconómico, tal como los concebían Nikolai Kondratiev y Josef Schumpeter, 85 años atrás. Para no asustar, el analista se apresura a señalar que “el capitalismo tiene ilimitada capacidad de reinventarse”. Justamente, eso afirmaban el ruso y el alemán. Rodrik se aferra a la propiedad privada y el libre mercado como parámetros, pero ambos exigen jueces, reguladores y, al menos en occidente, democracia.</p>
<p>Pero el mundo emergente está dominado por economías cuya prosperidad no depende en absoluto del modelo sociopolítico occidental: Brasil, Rusia, India, China (la sigla BRIC), Surcorea o los países petroleros de Levante. Precisamente en parte de ese universo florecen mercados bursátiles desacoplados respecto de la crisis. Ésta los afecta, pero no en forma sistémica. En lo objetivo, durante los primeros diez meses sus bolsas superaron con creces en rendimiento a los mercados de EE.UU. y Europa occidental.</p>
<p>“Probablemente hayamos dejado atrás la fase aguda de la crisis e ingresemos a una etapa crónica, pero con diferencias más marcadas entre economías centrales y emergentes”. Así supone el fondo <em>Trilogy Global Advisors</em>, una cartera de US$ 8.500 millones. Si se estabiliza la fase crónica, prevé <em>ING Investment </em>(Nueva York), “se acentuará la desconexión entre mercados centrales y el resto”.<br />
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Materias primas: ¿desglobalización o simple desacople?
Hidrocarburos, metales y alimentos básicos divergen. Así señalan informes de WSJ Market Data y Thomson Reuters. El síntoma clave es la descoordinación entre futuros desde septiembre, notable en el caso de los crudos y el oro a casi US$ 1.220).