El futuro de los alimentos (y de la industria de la alimentación)

Hay tres dimensiones en este debate. La primera es sobre la cantidad y la distribución adecuada. Sobre la sustentabilidad. En todo el mundo, la producción de alimentos es enorme. Pero su distribución, deficiente. En algunos rubros hay masiva sopreproducción y masivo consumo. Y sin embargo, millones de personas en el planeta perecen o sufren por hambre.

9 diciembre, 2009

<p>La voz de orden es &ldquo;sustentabilidad&rdquo;. La poblaci&oacute;n mundial sigue creciendo y los recursos son finitos. Hay que elevar el rendimiento de las cosechas, en principio con el mismo terreno cultivado. Adem&aacute;s de preservar el suelo para que lo hereden otras generaciones hambrientas. Para la FAO (Organizaci&oacute;n Mundial para la Agricultura y la Alimentaci&oacute;n), la fat&iacute;dica barrera de 1.000 millones de personas que padecen desnutrici&oacute;n en el mundo ser&aacute; superada en 2009 debido al impacto de la crisis econ&oacute;mica (53 millones de personas en Am&eacute;rica latina y el Caribe). <br /> <br /> La segunda dimensi&oacute;n es sobre el uso de recursos gen&eacute;ticos. La discusi&oacute;n en torno a los cultivos transg&eacute;nicos contin&uacute;a a pesar de su inmensa difusi&oacute;n. Son cada vez m&aacute;s necesarios y su uso ser&aacute; m&aacute;s intenso en el futuro inmediato. Sin embargo, no se saldan las disputas en torno a la salud humana y a los presuntos efectos de los transg&eacute;nicos.<br /> <br /> Finalmente, la tercera dimensi&oacute;n es la m&aacute;s relevante y la m&aacute;s extensa desde el enfoque de este informe. Se trata de la reinvenci&oacute;n de los alimentos y de la industria que los sustentan. De lo que no cabe duda es que, en el futuro, la biolog&iacute;a molecular y la gen&eacute;tica tendr&aacute;n m&aacute;s que decir. Est&aacute; en marcha una renovaci&oacute;n integral de la industria, sin precedentes. Con tendencias clave que definir&aacute;n h&aacute;bitos de consumo y gustos de los consumidores.<br /> <br /> Tendencias como alimentos amigables con el ambiente; frescos, naturales y de la zona; seguros para su ingesti&oacute;n; alimentos prebi&oacute;ticos y fortificados que aseguren la salud digestiva; granos enteros; ingredientes simples y etiquetas claras; menos sal y endulzantes alternativos. El precio de los alimentos seguir&aacute; subiendo y este proceso provocar&aacute; desplazamientos desde alimentos frescos a congelados o enlatados.<br /> <br /> En s&iacute;ntesis, toda la innovaci&oacute;n en h&aacute;bitos, gustos, percepciones, pero tambi&eacute;n en innovaci&oacute;n y desarrollo cient&iacute;fico.</p> <p><strong>Disminuye el comercio </strong><br /> <br /> El mundo, especialmente las econom&iacute;as centrales, gastar&aacute; un quinto menos en productos primarios de origen agr&iacute;cola. Seg&uacute;n el nuevo informe de la FAO, las cifras quedar&aacute;n lejos de los m&aacute;ximos de 2008, en parte por la baja de precios. <br /> <br /> En los primeros pron&oacute;sticos sobre importaciones, la entidad se&ntilde;ala que sus costos (precios) ceder&aacute;n 22% del r&eacute;cord (US$ 1,015 billones) a 790.000 millones. Pero se advierte que &ldquo;las condiciones econ&oacute;micas en deterioro pueden acentuar la diferencias negativas. La capacidad de compra, ligada a ingresos en baja y paridades cambiarias inestables, afecta la disponibilidad de alimentos, por baratos que parezcan en el mercado mundial&rdquo;, afirma la perspectiva semestral.<br /> <br /> El trabajo subraya que los precios realmente se mantuvieron sostenidos en muchos pa&iacute;ses subdesarrollados y emergentes. Al mismo tiempo, los abastos alimentarios en pa&iacute;ses pobres siguen amenazados por el desempleo estructural, bajos salarios y efectos de la crisis sist&eacute;mica occidental. Sin embargo, este a&ntilde;o ser&aacute; el tercero en valores de importaci&oacute;n y quedar&aacute; muy por encima (US$ 350/ 450.000 millones) del nivel en 2007. <br /> <br /> Este pron&oacute;stico por dem&aacute;s el&aacute;stico vale inclusive tras el rebote de precios para porotos de soja, ma&iacute;z y trigo. Todos ellos marcaban el pico en ocho meses y, en promedio, estaban 50% sobre fin de diciembre. Pero, a criterio de la FAO, &ldquo;pese a esas fuertes alzas, ning&uacute;n insumo llegaba a&uacute;n a los m&aacute;ximos de 2008&rdquo;, encarnados en un barril de crudos a US$ 147,25/50 a mediados de julio. Sea como fuere, &ldquo;excluyendo malas cosechas, la econom&iacute;a alimentaria parece menos vulnerable de cuanto se esperaba&rdquo;.</p> <p><strong>Secuelas de una crisis</strong><br /> <br /> La crisis en esos mercados (2007/8), iniciada antes que la financiera, gener&oacute; m&aacute;ximas desmedidas, escasez, hambre y disturbios en 25 pa&iacute;ses desde M&eacute;xico a Bangladesh o desde Senegal a Egipto, incluyendo casos tan end&eacute;micos como Hait&iacute;, Norcorea y Somal&iacute;a (o lo que queda de ella). No obstante, expertos del sector privado son menos optimistas. Destacan en este sentido la decreciente oferta de soja (porotos) y las menores cosechas de ma&iacute;z (grano que tambi&eacute;n es insumo para producir etanol en Estados Unidos). Con existencias todav&iacute;a bajas en t&eacute;rminos hist&oacute;ricos, cualquier desastre clim&aacute;tico puede inflar precios.<br /> <br /> En realidad, la mera combinaci&oacute;n de inquietudes est&aacute; empujando cotizaciones, especialmente en un segmento tan especulativo como los derivados sobre futuros y opciones en Nueva York, Chicago o Londres. Richard Lapp, ex analista principal de la firma estadounidense ConAgraFood, estima que &ldquo;existen riesgos dando vueltas y eso afecta las tendencias en los mercados&rdquo;.<br /> <br /> Entre las contingencias que se barajan figura un contexto post recesi&oacute;n &ndash;en econom&iacute;as centrales&ndash; con &ldquo;bajas reservas hist&oacute;ricas de productos primarios agr&iacute;colas. Al mismo tiempo, &ldquo;esa recuperaci&oacute;n comprender&aacute; biocombustibles y firme demanda en econom&iacute;as como China, India, Vietnam o Indonesia. En todas ellas, la demanda por alimentos ven&iacute;a retras&aacute;ndose desde antes de 2007&rdquo;.</p> <p><strong>Puja por alimentos y tierras</strong><br /> <br /> Hasta no hace mucho, las tierras arables africanas no le interesaban a casi nadie. Pero la crisis en la oferta alimenticia mundial y la escasez de agua potable en muchos pa&iacute;ses ha cambiado el escenario. En particular, determina la conducta de los mercados especulativos, peligrosamente libres o sin contralor.<br /> <br /> Por consiguiente, &Aacute;frica es &ldquo;objeto del deseo&rdquo; para inversores privados y para fondos soberanos, como los de China o de los emiratos del golfo P&eacute;rsico. Un detallado informe sobre esas tendencias, <em>&ldquo;farmland grab&rdquo;</em> (arrebati&ntilde;a de tierras cultivables), parece una invitaci&oacute;n al desarrollo masivo de la agricultura. No ya como propuesta comercial, sino como forma de asegurarse espacios v&iacute;rgenes o subexplotados en una cantidad de pa&iacute;ses.<br /> <br /> &ldquo;Gobiernos preocupados por la estabilidad de insumos alimentarios &ndash;indica el trabajo&ndash; fomentan activamente la compra de tierras en otros pa&iacute;ses, como modo de eludir adquirirlos en la plaza internacional. Los aumentos de rubros agr&iacute;colas en 2007/9 les hicieron tomar conciencia del problema&rdquo;. Al respecto, cabe recordar que la FAO notaba en 2006 una incipiente tendencia a comprar tierras o fuentes h&iacute;dricas en diversas &aacute;reas &ldquo;v&iacute;rgenes&rdquo; del planeta.</p> <p><strong>Gente alarmada</strong><br /> <br /> Paralelamente, alarmados por restricciones a la exportaci&oacute;n de esos insumos, varios pa&iacute;ses importadores advierten que su dependencia del mercado libre internacional es un problema de seguridad. Los torna vulnerables no solo al alza de precios, sino tambi&eacute;n a algo m&aacute;s cr&iacute;tico: la interrupci&oacute;n del abastecimiento. Eso puede derivar de una <em>cartelizaci&oacute;n</em> entre Gobiernos exportadores, en un universo donde ya las econom&iacute;as centrales estatizan bancos y quieren controlar flujos financieros. <br /> <br /> &ldquo;&iquest;Simple arrebati&ntilde;a de tierras u oportunidad desarrollo sostenible en &Aacute;frica?&rdquo; se titula el informe de marras, debido a un equipo de cerebros londinense, financiado por Naciones Unidas. &ldquo;Afrontamos algo hist&oacute;ricamente tan caro como la identidad, la vida, la subsistencia y hasta la religi&oacute;n de los pueblos&rdquo;, se proclama en el pr&oacute;logo del documento. <br /> <br /> El inter&eacute;s de los pa&iacute;ses inversores en &ldquo;repatriar&rdquo; alimentos para sus habitantes, invocando la autoficiencia &ndash;otrora tab&uacute; para el modelo capitalista anglosaj&oacute;n&ndash;, altera de ra&iacute;z la naturaleza de esas mismas inversiones. En los a&ntilde;os 50 y 60, las transnacionales agr&iacute;colas se dedicaban a ganar dinero cosechando alimentos b&aacute;sicos para venderlos en una plaza global. Ahora, afirma Kanayo Nwanze (Fondo Internacional para Desarrollo Agr&iacute;cola, IFAD en ingl&eacute;s), una agencia de la ONU, &ldquo;la seguridad alimentaria vuelve a primer plano en materia de inversiones sectoriales&rdquo;. <br /> <br /> A juicio de este africano, &ldquo;hoy se busca tercerizar a&uacute;n m&aacute;s el abasto de productos b&aacute;sicos. Por ende, la autosuficiencia de los pa&iacute;ses importadores es cuestionada por los funcionarios de la Organizaci&oacute;n Mundial de Comercio y las trasnacionales del negocio&rdquo;.</p>

<p><strong>Otra campana</strong><br /><br /> Por supuesto, el próspero e influyente negocio de intermediación no se queda quieto. Su foro agrícola mundial, reunido en St. Louis hace poco más de un mes, se lanzó contra los Gobiernos “heterodoxos”. Operadores privados y funcionarios de países importadores presentes fueron claros: “muchos Gobiernos reconsideran sus actitudes en seguridad alimentaria y quieren elevar sus producciones locales. Nosotros creemos mejor hacer lo contrario. Sin flujos comerciales abiertos, la salud y la economía de los Estados se pone en riesgo”.<br /><br /> En realidad, el foro rechaza todo intento de emprender políticas proactivas por parte de los países importadores y sus proveedores, pues marginaría al poderoso cartel privado. Sería como crear una “OPEP agrícola”. Como ocurrió en las crisis petroleras de los años 70, los operadores del mercado agrícola quizá no puedan frenar una <em>cartelización</em> que los deje afuera, opuesta a la que ellos manejan vía mercado de futuros y opciones. <br /><br /> Con precios nuevamente firmes y restricciones comerciales impuestas hace un año todavía vigentes, en general los expertos sostienen que el “efecto África” y su contagio a otras zonas parece de largo aliento. “Opciones, medidas y decisiones adoptadas o en proceso de adoptarse –subraya el informe londinense– tendrán vastas consecuencias en todos los sectores implicados. Desde las economías centrales y en desarrollo a la vida cotidiana para miles de millones, el mundo seguirá cambiando por decenios”. En un plano concomitante, pero lejos de foros tan ortodoxos como el de St. Louis, la carrera por tierras cultivables también involucra un tema mucho más amplio y crítico: el agua potable, sus fuentes y sus riesgos de contaminación.</p> <table width="500" cellspacing="0" cellpadding="0" border="0" bgcolor="#eeecda"> <tbody> <tr> <td><p><font color="#dd5d3f"><strong>La nutrigenómica </strong></font></p> <p>En España, la Fundación del Observatorio de Prospectiva Tecnológica e Industrial (OPTI), en el que participa el Ministerio de Industria, presentó el estudio Nutrigenómica, Alimentación y Salud, el cual contó con la participación de 72 expertos que mostraron cómo será la investigación alimentaria en las siguientes décadas. De acuerdo con la institución, este nuevo campo de investigación, denominado nutrigenómica, estudia las interacciones entre los alimentos y las características genéticas de las personas.<br /> Ana Morato, presidenta de la OPTI, comentó que “en pocos años, secuenciar el genoma de cada persona será tan barato como un análisis de sangre. Al mismo tiempo, la investigación en los compuestos bioactivos –presentes de forma natural en muchos alimentos– irá descubriendo su influencia en determinados genes. El nexo de unión entre ambos fenómenos es el hecho de que muchas enfermedades tienen un componente genético”.<br /> Amelia Martí, investigadora del Departamento de Ciencias de la Alimentación, Fisiología y Toxicología de la Universidad de Navarra, cifró que “entre 25% y 70% de las enfermedades podrían evitarse con una alimentación adecuada”.</p></td> </tr> </tbody> </table> <p> </p>

<p>Tendencias con modificaciones radicales<br />
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<strong>Claves alimentarias: sabores fuertes, e ingredientes sanos</strong><br />
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&iquest;Qu&eacute; nuevas tendencias avanzan en las mesas del mundo industrializado y se expanden globalmente? Seg&uacute;n varios expertos, se impone la &ldquo;comida &eacute;tica&rdquo;. Surgida en 2008, es una especie de bisagra entre la tradici&oacute;n y el futuro. Los consumidores buscan cada vez m&aacute;s alimentos regionales, frescos, capaces de fomentar equilibrios dietarios y estilos de vida m&aacute;s saludables.</p>
<p>Se trata de un fen&oacute;meno ligado a un neologismo (locavore, algo as&iacute; como &ldquo;locabor&rdquo;) apresuradamente introducido (2007) en el <em>New Oxford American Dictionary.</em> Pero ser&aacute; dif&iacute;cil que el <em>Webster</em> lo siga pronto o que la Real Academia Espa&ntilde;ola lo imite. Sea como fuere, varios expertos ligados al negocio de alimentos org&aacute;nicos &ndash;su puntal&ndash; creen que la gente piensa cada d&iacute;a m&aacute;s en t&eacute;rminos hol&iacute;sticos, examinando la procedencia, los envases y las &ldquo;huella ecol&oacute;gicas&rdquo; de cada ingrediente. <br />
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Los norteamericanos (o sea la gente de Estados Unidos y Canad&aacute;) experimentan proactivamente con recetas ex&oacute;ticas o gustos tan peculiares como los de la quinua negra boliviana, las goji vietnamitas, el arroz colorado, la granada, la palta o el amaranto. Algunos observadores sostienes que esto reci&eacute;n empieza. &ldquo;La gente quiere alimentos m&aacute;s sanos, que satisfagan, de buen sabor y capaces de combatir el sobrepeso&rdquo;, afirma Constance Diekman, presidente de la <em>American Dietetic Association</em> (ADA), influyente<em> &ldquo;lobby&rdquo;</em> sectorial. <br />
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Sopas, caldos, ensaladas, verduras, hortalizas, legumbres, frutas, granos enteros y otros componentes de pocas prote&iacute;nas son ejemplos de alimentos sanos. Productores, cultivadores y distribuidores son incentivados por el p&uacute;blico a multiplicar envases unitarios mejor controlados. Por ejemplo, los tentempi&eacute;s o piscolabis<em> (&ldquo;snacks&rdquo;) </em>de 100 calor&iacute;as por porci&oacute;n. A continuaci&oacute;n, 10 tendencias b&aacute;sicas que dominar&aacute;n del bienio 2009/10 en adelante, seg&uacute;n expertos en nutrici&oacute;n.</p>
<p><strong>1: Alimentos sensibles a la ecolog&iacute;a</strong><br />
Los consumidores quieren saber m&aacute;s y m&aacute;s acerca de lo que comen o toman, d&oacute;nde se produce, qu&eacute; contiene, c&oacute;mo se envasa y qu&eacute; efecto tiene sobre la tierra. &ldquo;Fue la evoluci&oacute;n de alimentos org&aacute;nicos lo que indujo a averiguar m&aacute;s sobre el tema, conocer mejor esos ingredientes y aplicarlos a recetas cotidianas en casa o en el restaurante&rdquo;, se&ntilde;ala Phillip Lempert, columnista especializado del programa<em> &ldquo;Today&rdquo; </em>(NBC). Pero, b&aacute;sicamente, &ldquo;se prefieren alimentos producidos local o regionalmente porque saben mejor que los otros&rdquo;.</p>
<p><strong>2: Local, natural, fresco</strong><br />
Esta tendencia tambi&eacute;n implica m&aacute;s bocas de expendio ligadas a cooperativas y comunidades en las periferias urbanas. Ello resulta en creciente oferta regional a almacenes, verduler&iacute;as y supermercados. Por ende, sube la venta de alimentos locales, frescos y naturales u org&aacute;nicos. Mientras tanto, el consumidor somete a escrutinio m&aacute;s cuidadoso los productos importados y privilegia pa&iacute;ses con altos niveles de contralor sanitario.</p>
<p><strong>3: Seguridad alimentaria</strong><br />
Nadie desea repetir alarmas o emergencias recientes. Por ejemplo, casos tan sonados como la contaminaci&oacute;n en comidas para mascotas, pasta de man&iacute;, carne picada (hamburguesas), calamares chinos y otros que sembraron de titulares los medios. &ldquo;La gente exige alimentos seguros para personas y animales. Ergo, presionan al Gobierno federal y los estaduales para actualizar normas y reglamentaciones de todo tipo&rdquo;, indica Jean Mollo, tambi&eacute;n ejecutiva de ADA.</p>
<p><strong>4: Precios en alza</strong><br />
Granos, oleaginosas y dem&aacute;s productos b&aacute;sicos continuaban ascendiendo durante el primer semestre del a&ntilde;o en el mercado internacional. Esto obliga a usuarios y consumidores a replantearse pautas de gasto. &ldquo;El aumento de valores lleva al p&uacute;blico norteamericano a comprar menos alimentos frescos y m&aacute;s envasados o congelados. Adem&aacute;s, tiende a reevaluar otras opciones, poco m&aacute;s o menos nutritivas&rdquo;, admite Lempert. <br />
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<strong>5: Prebi&oacute;ticos, probi&oacute;ticos</strong><br />
Los consumidores est&aacute;n descubriendo que a&ntilde;adir bacterias positivas a los alimentos facilita digerirlos y asimilarlos, efectos que ya no se limitan al yogurt. Como apunta Moloo, &ldquo;Seguiremos encontrando m&aacute;s prebi&oacute;ticos y probi&oacute;ticos en una creciente variedad de alimentos, golosinas y <em>snacks</em>. Ni el chocolate quedar&aacute; afuera&rdquo;.</p>
<p><strong>6: Granos enteros</strong><br />
El comprador continuar&aacute; optando por granos enteros, m&aacute;s saludables, aunque abarcando variedades ex&oacute;ticas que tienten a los estamentos etarios m&aacute;s altos. &ldquo;Esa gama de cereales depara ventajas para la salud. Por otro lado &ndash;apunta Diekman&ndash;, la industria los hace d&iacute;a a d&iacute;a m&aacute;s sabrosos. Rarezas como el amaranto, la quinua o el mijo van sum&aacute;ndose a la oferta regular, no solo en negocios especializados&rdquo;.<br />
<br />
<strong>7: Ingredientes simples, etiquetas claras</strong><br />
Desde hace un tiempo, los consumidores van descartando componentes dif&iacute;ciles de pronunciar, colores, sabores o preservantes artificiales. Exigen etiquetas informativas e inteligibles y pocos, sencillos ingredientes. Se acaban los d&iacute;as de esas latas de t&eacute; verde solo en bellos <em>&ldquo;kanji&rdquo; </em>chinos… sin traducci&oacute;n.</p>
<p><strong>8: Menos sal</strong><br />
La <em>American Medical Association</em> urge a los productores de alimentos en general a reducir el sodio en productos procesados. Ante una poblaci&oacute;n que envejece y nuevas recomendaciones de la AMA con respecto a dietas, las empresas del sector se empe&ntilde;an en mantener los sabores originales aun disminuyendo la proporci&oacute;n de sal.</p>
<p><strong>9: Endulzantes optativos</strong><br />
Edulcorantes alternativos naturales como Stevia Ultrasweet &ndash;300 veces m&aacute;s dulce que el az&uacute;car de ca&ntilde;a o Eritriol (cero calor&iacute;as)&ndash; ir&aacute;n substituyendo fructuosa de ma&iacute;z y endulzantes artificiales. Tanto en bebidas cuanto en alimentos s&oacute;lidos.</p>
<p><strong>10: Agua embotellada, &iquest;si o no?</strong><br />
El agua envasada sigue siendo popular entre quienes desean reducir la ingesta de calor&iacute;as o rechazan edulcorantes sint&eacute;ticos. Pero, por una parte, comienza a pesar en la opini&oacute;n p&uacute;blica el da&ntilde;o ambiental generado por envases pl&aacute;sticos (PET). Por otra, muchas marcas ofrecen apenas agua corriente purificada. &Uacute;ltimamente, la difusi&oacute;n de agua mineral mezclada con jugos de frutas est&aacute; cambiando otra vez actitudes.<br />
<strong><br />
Seis tendencias de fondo</strong><br />
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Para averiguar hacia donde apuntan las tendencias anteriores, al menos en Estados Unidos, es preciso remontarse al pasado. Muchas de las actuales, en particular las m&aacute;s sanas, provienen de una historia. Por ejemplo, la asociada a periferias urbanas &ndash;igual que en Buenos Aires/La Plata o Montevideo&ndash; que ofrecen productos de estaci&oacute;n, m&aacute;s nutritivos que los de invernadero. Esos son ingredientes de comidas artesanales u hogare&ntilde;as con &eacute;nfasis en platos sin carnes rojas o componentes procesados.<br />
<br />
&ldquo;A&ntilde;os atr&aacute;s, empaque y comodidad lo eran casi todo. Pero, hoy, los amantes de la buena mesa quieren saber de d&oacute;nde salen sus comidas, c&oacute;mo se preparan. Privilegiando lo simple y natural, claro&rdquo;. As&iacute; se&ntilde;ala Gale Estrow, un nutricionista de Nueva York. &ldquo;La gente todav&iacute;a debe o quiere ahorrar tiempo en la cocina, pero no al punto de sacrificar gustos ni recetas nutritivas&rdquo;. Afortunadamente para ese grupo, existen otras tendencias, m&aacute;s de fondo, aptas para preparar platos sabrosos y capaces de cubrir requerimientos dietarios.</p>
<p><strong>1. Flexibilizados</strong><br />
Como los vegetarianos, los &ldquo;flexibilizados&rdquo; comen primariamente dietas basadas en plantas, dominadas por granos, verduras, hortalizas, frutas y legumbres Ocasionalmente, empero, ingieren prote&iacute;nas en forma de carnes rojas magras, pescado, aves, huevos o l&aacute;cteos. Cuatro de cada 10 norteamericanos revistan en ese segmento y comen sin carnes cuatro d&iacute;as por semana, seg&uacute;n ADA.<br />
Esta variante flexible o combinatoria es justamente la que dietistas, investigadores, nutricionistas y m&eacute;dicos han venido recomendando durante a&ntilde;os. &ldquo;Consiste en comidas variadas, bajas en grasas saturadas y altas en fibras&rdquo;, explica Milton Stokes, diet&oacute;logo jefe del hospital St. Barnabas, Nueva York. Por ende, los flexibilizados tienen mayores posibilidades que otros grupos de cumplir con la ingesta diaria de frutas, verduras y legumbres. <br />
Los estudios indican en general que quienes se atienen a esa f&oacute;rmula por lo com&uacute;n pesan menos que el resto. Tambi&eacute;n muestran menores tasas de hipertensi&oacute;n, problemas card&iacute;acos, diabetes tipo A, tumores de pr&oacute;stata o colon.</p>
<p><strong>2. Alimentos locales o regionales</strong><br />
A medida que la gente busca alimentos m&aacute;s frescos, empieza a conectarse &ndash;directa o indirectamente&ndash; con productores de su regi&oacute;n. Al ser frescos, los productos locales a menudo tienen valores nutricionales superiores a sus rivales masivos, originados en grandes, distantes explotaciones. Por supuesto, este sector aporta casi toda la oferta rural, cuyo grueso llega al p&uacute;blico en cajones u otros envases que recorren un promedio de 2.300 kil&oacute;metros y demoran de cuatro a siete d&iacute;as en alcanzar las g&oacute;ndolas.</p>
<p><strong>3. Vulnerabilidades y sabor</strong><br />
Todo eso tiene su costo. Investigaciones del FDA evidencian que, si no se la maneja con sumos cuidados, la producci&oacute;n pierde en tr&aacute;nsito hasta la mitad del valor nutricional. Componentes solubles en agua (vitamina C, entre ellos) son especialmente vulnerables. <br />
&ldquo;Comprarles a productores locales confiere conocimientos al consumidor&rdquo;, sostiene Gail Feenstra, analista de sistemas alimentarios en la universidad de California (Davis). &ldquo;Las personas pueden ver c&oacute;mo se cultivan y recogen diversas variedades de frutas, hortalizas y legumbres inhallables en grandes explotaciones&rdquo;. Pero hay un motivo m&aacute;s relevante: debido a su frescura, los alimentos locales saben mejor.</p>
<p><strong>4. Alimentos funcionales</strong><br />
Esta categor&iacute;a se enriquece con nutrientes que no existen en los alimentos naturales. Los ejemplos m&aacute;s conocidos incluyen jugo de naranja fortificado con vitaminas (A, D), leche calcificada, etc. A medida como suben las ventas de alimentos funcionales, m&aacute;s nutrientes adicionales llegan al mercado (pastas con &aacute;cidos grasos omega-3, harinas con fibras y prote&iacute;nas, etc.) <br />
Esta clase de alimentos ayuda a mantener el equilibrio en una dieta, pero no la substituye. As&iacute;, el jugo de naranja calcificado no reemplaza otros nutrientes, aportados por l&aacute;cteos. Esto indica que lo mejor es apelar a alimentos enteros que act&uacute;an en sinergia con el resto de una dieta. Al cabo, est&aacute; bien a&ntilde;adir nutrientes funcionales, pero sin olvidar cubrir la mayor parte de necesidades con alimentos naturalmente ricos.</p>
<p><strong>5. Org&aacute;nicos</strong><br />
Son alimentos producidos seg&uacute;n normas y regulaciones de los Gobiernos nacionales o locales en lo tocante a cultivos y procesos sujetos a m&iacute;nima exposici&oacute;n a pesticidas, herbicidas y otros qu&iacute;micos empleados en la agricultura tradicional. Los alimentos org&aacute;nicos constituyen uno de los sectores de mayor crecimiento en varios pa&iacute;ses.<br />
En EE.UU. y seg&uacute;n el FDA, las ventas se han expandido en m&aacute;s de 20% anual desde 1998. Sin dudas, algunos alimentos org&aacute;nicos son muy efectivos en nutrientes. Un trabajo efectuado en Davis sintetiza 41 estudios y se&ntilde;ala que, en promedio, esos productos contienen 27% m&aacute;s vitamina C, 21% m&aacute;s hierro y 29% m&aacute;s magnesio que los procesados por m&eacute;todos convencionales. <br />
Por supuesto, la etiquetita &ldquo;org&aacute;nico&rdquo; no es por s&iacute; sola garant&iacute;a de calidad alimenticia, aunque s&iacute; pueda serlo de que no hay adulteraciones. Una galletita org&aacute;nica, por caso, quiz&aacute; contenga tantas calor&iacute;as o grasa saturadas como la no org&aacute;nica. Pero, en el caso de cultivos habitualmente tratados con agroqu&iacute;micos peligrosos (duraznos, manzanas, frutillas), la opci&oacute;n org&aacute;nica reduce riesgos de esa naturaleza.</p>
<p><strong>6. &iquest;Qu&eacute; significa &ldquo;comer sin prisa&rdquo;?</strong><br />
Se trata de algo lanzado hace 20 a&ntilde;os en Italia. <em>&ldquo;Mangiare senza fretta&rdquo; </em>era una forma de protestar contra la comida r&aacute;pida o chatarra y defender el estilo de vida mediterr&aacute;neo. Importado en EE.UU. como <em>&ldquo;slow food&rdquo;</em>, sus principios incluyen ingredientes locales, seleccionados y procesados seg&uacute;n m&eacute;todos tradicionales en el hogar.<br />
No ligado a tipos determinados de alimentos o componentes, &ldquo;comer sin apuro&rdquo; quiere decir exactamente eso. Pero los ingredientes frescos &ndash;org&aacute;nicos o no tanto&ndash; resultan ineludibles, lo cual privilegia verduras y hortalizas de estaci&oacute;n. Si los alimentos sanos son un buen comienzo, la comida sin prisa es un excelente corolario.</p>

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