<p>Por supuesto, Barack Obama reiteró cinco factores básicos. A saber, (1) ninguna entidad será demasiado grande para dejarla caer, (2) límites a ciertas transacciones vía bancos (“norma Paul Volcker”), (3) mayor transparencia en derivados, (4) protección a clientes minoristas –tarjetas inclusive- y (5) topes para remuneraciones de ejecutivos. <br />
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Poco antes del mensaje, el Presidente recibió el inesperado respaldo del senador Charles Grassley, máximo republicano en el comité que tiene a la vista el proyecto. Sugestivamente, el cambio de actitud responde al punto que restringe especulaciones derivativas y alcanza las obligaciones de deuda colateralizadas (ODC), cuyos abusos son ya materia judicial e implican nombres como Goldman Sachs.<br />
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No obstante, demócratas y republicanos siguen trabados en varios detalles. Pero la decisión de Grassley y encuestas inmediatamente posteriores al mensaje presidencial crean optimismo o ejercen presiones para un acuerdo final. Observadores en Tokio, Singapur y Hongkong –ejes de una nueva globalización en ciernes- esperan otra victoria parlamentaria de Obama.<br />
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Así lo indica el propio comité bancario del Senado, remitiendo al piso el borrador retocado y, hasta cierto punto, lavado. El trámite se parece al que limó asperezas a la reforma del seguro médico y la hizo más potable para poderosos intereses creados. A diferencia de esa ley, la financiera no sacará a la calle la ultraderecha que encabezan la volátil Sarah Palin y su coalición evangélica blanca.<br />
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Junto a Grassley, republicanos como Richard Selby se han manifestado dispuestos a buscar un compromiso bipartidario. ¿Por qué? Porque se vienen elecciones de medio término, que no involucran al ejecutivo federal, y no muchos opositores se jugarán escaños en aras de Wall Street o sus detestados banqueros.<br />
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Sin embargo, el apoyo republicano tendrá un precio: atenuar ciertas cláusulas de ejecución y regulación. Su texto se distanciará del votado en diciembre por la cámara de representantes. Según funcionarios como Timothy Geithner (secretario del Tesoro) o Benjamin Bernanke, Reserva Federal</p>
¿Resultará la de Obama una pálida reforma financiera?
El Presidente defendió muy bien, esta semana ante Wall Street, el proyecto que recorre el Congreso. Pero algunos expertos de Europa occidental y de Oriente creen que la reforma de servicios financieros ha perdido aristas molestas para el negocio.