El aerotransporte tiene problemas con o sin volcán

Si bien este jueves parecían normalizarse los vuelos afectados por el Eyjafjallajökull, las dificultades del negocio datan de largo tiempo. Hoy, muchas empresas y aseguradoras plantean un rescate multinacional. Aeropuertos inclusive.

22 abril, 2010

<p>Los alcances econ&oacute;micos del desastre -se estiman en US$ 250 millones diarios para las aerol&iacute;neas mientras dur&oacute;- superan los efectos del doble ataque de al-Qaeda contra Estados Unidos (2001). Por ende, la idea de un salvamento financiero resulta inevitable tras los billones de d&oacute;lares repartidos entre banqueros perdidosos. Despu&eacute;s de todo, han sido afectados los espacios a&eacute;reos de Escandinavia, el mar del Norte, media Europa, parte de Rusia, Ucrania, y una cu&ntilde;a sobre Canad&aacute; oriental. <br />
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Centros del aerotransporte &ndash;Londres, Par&iacute;s, Londres, Estocolmo, Mil&aacute;n, Francfort, Mosc&uacute;- permanecieron cerrados hasta nueve d&iacute;as. Sin accidentes que lamentar, afortunadamente, pronto la escena ser&aacute; ocupada por litigios cruzados entre compa&ntilde;&iacute;as, bancos, operadores aeroportuarios, gobiernos y pasajeros varados.<br />
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Por ejemplo, la facultad o la decisi&oacute;n de abrir y cerrar aeropuertos reside en autoridades p&uacute;blicas, pero no excluye a los operadores privados, donde los haya. En otro plano, varios analistas subrayan otro nexo con el once de septiembre: la seguridad. En el primer caso, el clima de neurosis lleg&oacute; a tornar traum&aacute;tico los embarques de pasajeros. En el segundo, millones de personas se quedaron varadas, en nombre de la seguridad en el aire. <br />
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Dado que ahora el p&uacute;blico tiene derecho a indemnizaciones, las compa&ntilde;&iacute;as apelar&aacute;n a Washington y otros gobiernos para recobrar el lucro cesante, pues el seguro afirma carecer de esquemas aplicables a estos casos. Por otra parte, los vulcan&oacute;logos se muestran divididos sobre la futura actividad bajo ese glaciar y uno mucho mayor, Katla. Tampoco hay consenso t&eacute;cnico sobre el impacto de diferentes cantidades de cenizas y cristales en motores a&eacute;reos.<br />
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Pero esta crisis de la naturaleza pesca al negocio del aerotransporte en uno de su peores momentos. Lo asedian problemas tan viejos como la competencia de l&iacute;neas con descuento, precios de carburantes, altos costos laborales y creciente regulaci&oacute;n ambiental. La respuesta de muchas compa&ntilde;&iacute;as no fue inteligente: una fuerte ola de fusiones y adquisiciones que desemboc&oacute; en estructuras grandes, pesadas y costosas.</p>
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