<p>El miércoles, Hayward cedió ante Barack Obama y estableció un fondo de US$ 20.000 millones para reducir la mancha, descontaminar el litoral de cuatro estados e indemnizar a las víctimas. El viernes, un comité de la cámara baja vapuleó al ejecutivo y éste se manifestó indiferente a las acusaciones. <br />
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Esgrimiendo un informe sobre cinco años de accidentes, algunos de ellos mortales, en instalaciones operadas por British Petroleum, el diputado Barton Stupak sugirió una medida extrema. “Semejantes precedentes –sostuvo- justifican prohibir que esta empresa londinense siga actuando en Estados Unidos”. <br />
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El fondo custodiado por Kenneth Feinberg, asesor presidencial en temas de reforma financiera, “es una buena medida proactiva. Pero tomará un decenio a la compañía recobrar la fe pública norteamericana, pues es claro que esa iniciativa no proviene de Hayward sino de Obama”. <br />
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Así señala Bender Consulting, experta en estrategia y gestión de riesgos que ha colaborado con BP, Chevron Texaco y Royal Dutch/Shell. <br />
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Corre peligro, entonces, la posición de BP como principal petrolera en EE.UU.-Canadá. Este papel deriva de una doble adquisición por US$ 100.000 millones: Amoco y Atlantic Richfield. <br />
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Hoy todo ha cambiado. Mientras BP contempla vender activos para recobrar liquidez, Petrobrás planea aumentar actividades en el golfo de México y el norte de Cuba. En cuanto a Svanberg y Hayward, sus dimisiones parecen cuestión de días.</p>
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Tambalea BP: legisladores cuestionan a los directivos
Ante el silencio de Karl-Henrik Svanberg, presidente, el director ejecutivo Anthony Hayward está en aprietos. Este derrame puede costarle a la empresa sus yacimientos, ductos y refinerías en EE.UU. O sea, un tercio de sus negocios en todo el mundo.