jueves, 28 de noviembre de 2024

Internet: un pacto de Google y Verizon crea otra superred

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El acuerdo cerrado por el máximo motor de búsquedas y el gigante estadounidense de telecomunicaciones lleva a una propuesta sobre cómo regular el tráfico en la Red. Pero un factor, la doble velocidad, puede perjudicar a terceros en escala global.

<p>En lo ostensible, el pacto implica igual trato para determinados servicios especiales en una Red neutra. Por el contrario, la Web continuar&aacute; siendo un medio &ldquo;plenamente abierto&rdquo;, se&ntilde;ala el anuncio. Esta dicotom&iacute;a entra&ntilde;a el riesgo de desfinanciar la &ldquo;red vieja&rdquo; en aras de la nueva y, por ende, convertir la primera en residual. No obstante, los cosignatarios Eric Schmidt (Google) y Lowell McAdam (Verizon Wireless) eludieron en sus declaraciones el tema de la &ldquo;ilusi&oacute;n democr&aacute;tica y la paridad de acceso como dogma absoluto&rdquo;.<br />
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Para Google, el proceso es una traici&oacute;n a sus principios, pues el grupo californiano formaliza un profundo cambio de postura, hist&oacute;ricamente ligada a &ldquo;cielos abiertos&rdquo; para todos los participantes y sus tecnolog&iacute;as. No por casualidad, el <em>Wall Street Journal</em> difundi&oacute; este martes un documento reservado &ndash;fechado a fines de 2008- sobre divergencias internas alrededor de un tema muy riesgoso: el aprovechamiento comercial de datos personales que los usuarios suben a la Red.<br />
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Tampoco fue por accidente que, en julio &uacute;ltimo, Google se rindiera a China y Blackberry (<em>Research in Motion</em>) a la censura de Saudiarabia. La sorda batalla en Silicon Valley se libr&oacute; entre quienes erigen la privacidad en valor &eacute;tico, o sea absoluto, y una l&iacute;nea de ejecutivos interesados s&oacute;lo en hacer negocios. Los cofundadores del megabuscador, Lawrence Pages y Siergy&eacute;i Brin, sufrieron una derrota hoy en evidencia v&iacute;a el pacto con Verizon.<br />
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Al cabo, el poder tecnol&oacute;gico de ambas empresas se combinar&aacute; con la creciente, invasiva publicidad rentada por Internet, una clientela que todav&iacute;a no sabe bien si sus avisos inducen a que el p&uacute;blico virtual compre. Salvo en casos tan espec&iacute;ficos como Amazon.com.<br />
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Muy bien, pero &iquest;c&oacute;mo se gest&oacute;&nbsp; este peligroso acuerdo? Usufructuando un error t&iacute;pico de la conservadora justicia estadounidense, que le hab&iacute;a desconocido a la Comisi&oacute;n Federal de Comunicaciones, CFC (FDA en ingl&eacute;s) facultades para regular la banca larga. Ahora, asoma una estampida global por lo que quede de un negocio cuya codicia puede, claro, espantar a usuarios y clientes potenciales. Por supuesto, todo puede terminar en una ola de litigios y ataques v&iacute;a redes sociales, pol&iacute;ticamente espinosos en v&iacute;speras electorales.&nbsp;&nbsp;&nbsp;</p>

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