<p>Pero Nye, en realidad, asume una tesis voluntarista: “en el mundo del siglo 21, Estados Unidos seguirá siendo potencia dominante”. Una mirada al mapa de hace cien años basta para notar que las potencias hegemónicas de entonces no lo son ya. Gran Bretaña, Alemania o Francia pasaron a segundo plano, suerte que Londres –dominante desde el siglo 18- ni soñaba. <br />
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Tampoco los protagonistas de 1950/60 previeron que sólo uno alcanzaría el siglo 21 y ni contaron con uno nuevo (China) o dos potenciales, Brasil e India. En realidad la única razón por la cual los futurólogos del Pentágono imaginan una “imperio estadounidense” hasta 2099 es que la Unión Soviética no sobrevivió más allá de 1990. Pero la actual Rusia no ha salido de juego, ni mucho menos.<br />
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Nye intenta desvirtuar la idea de que China competirá con EE.UU. y la crisis sistémica iniciada con el derrape hipotecario de 2006 –por lo visto, no agotada- marca el declive de EE.UU. Sin explicar por qué Washington no logra sacar del medio a Irán, Norcorea o Afganistán, el autor es terminante: “Ni China desplazará a EE.UU. ni éste es el imperio británico antes de 1914”. A su criterio, “el ciclo de auge y caída ha perdido la linealidad de otrora. Por ejemplo, el poder actual continúa unipolar en lo militar, aunque sea multipolar en lo económico, tras el retorno chino a los mercados, luego de dos siglos al margen”.<br />
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Resulta empero curioso que la hegemonía militar de EE.UU. no haya ganado guerras desde 1953 (Corea) y –salvo Irak I- venga perdiéndolas desde Vietnam (1975). El paso del mundo bipolar (EE.UU.-Unión Soviética) al unicato del primero no ha cambiado eso. Significativamente, Nye identifica a Barack Obama como signo de decadencia, aunque no decisivo.<br />
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Por el contrario, adopta posturas de Condoleezza Rice y Madeleine Albright, sucesivas ex secretarias de Estado, en un punto clave: “el enemigo es el pesimismo interno y el destino del país más endeudado del mundo está unido al de su acreedor principal, China”. Es como si, en el siglo 3, Persia hubiera sido el máximo acreedor de Roma. <br />
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Joseph Nye sigue creyendo en el imperio estadounidense
Poder geopolítico es la capacidad de lograr resultados que un pais desea. Sea con la fuerza (poder duro), sea con la persuasión (poder blando), sea con una estrategia combinada (poder inteligente). Así explica el analista en su próximo libro.