¿Acaso medio mundo vive ya un megadesorden climático?

Veranos ardientes, diluvios, inundaciones, sequías, aluviones e incendios castigan desde hace dos años el hemisferio norte. Todo eso sintetizado en un agujero de ozono durante cuatro décadas atacado por obra humana: las emisiones tipo invernadero.

15 agosto, 2010

<p>En rigor, el trasfondo de tanto descalabro es un fen&oacute;meno iniciado en el siglo 18, la urbanizaci&oacute;n en occidente, a su vez fruto del capitalismo. En esta especie de poscapitalismo iniciado en los a&ntilde;os 90, el actual &ldquo;verano loco&rdquo; castiga la Am&eacute;rica anglosajona, gran parte de Eurasia y una franja de &Aacute;frica. Por ejemplo, la sequ&iacute;a y los consiguientes incendios rurales en Rusia carecen de precedentes conocidos desde que existen registros (alrededor de 130 a&ntilde;os).<br />
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Tambi&eacute;n son in&eacute;ditas las arrasadoras lluvias que, en Pakist&aacute;n, han dejado sin techo a nada menos que a 20 millones de personas. En este caso, la juventud del pa&iacute;s &ndash;fue creado en 1947- obligar&aacute; a examinar las estad&iacute;sticas de la ex India brit&aacute;nica, establecida en 1772.<br />
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Resulta ir&oacute;nico que Rusia, vieja esc&eacute;ptica en materia de contaminaci&oacute;n y ambiente, sea hoy golpeada con intensidad inaudita por un fen&oacute;meno claramente ligado al efecto invernadero. M&aacute;s ir&oacute;nico y ya tr&aacute;gico es que la mayor&iacute;a de los pa&iacute;ses principales siga sin tomar estos desastres en serio, como piden &ndash;nada menos- las grandes aseguradoras y reaseguradoras occidentales.<br />
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En verdad, Estados Unidos, China, Rusia, India, Brasil, Jap&oacute;n, Gran Breta&ntilde;a, Francia&nbsp; y muchos otros estados se resisten a generar o fomentar opini&oacute;n sobre estos descalabros &ldquo;naturales&rdquo;. Como apunta el prestigioso dirigente italiano Giovanni Sartori, &ldquo;estamos ante un colapso ecol&oacute;gico que puede tornar inviable al planeta&rdquo;. No s&oacute;lo a su mitad septentrional, pues &ldquo;los maremotos en el sudeste asi&aacute;tico u Ocean&iacute;a, los terremotos de Chile y las avalanchas brasile&ntilde;as han ocurrido en el hemisferio sur&rdquo;, puntualizaba del veterano ambientalista dan&eacute;s Bj&oslash;rn Lomborg.<br />
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Al respecto, se da una&nbsp; situaci&oacute;n cruelmente ir&oacute;nica: los mayores defensores del equilibrio ecol&oacute;gico viven en sociedades limpias y muy avanzadas. O, en el otro extremo, son pueblos abor&iacute;genes (&ldquo;originarios&rdquo; es un dislate en boga) que, como las tribus amaz&oacute;nicas, defienden su terru&ntilde;o. En cierto sentido, se trata de dos entre varias &ldquo;minor&iacute;as calificadas&rdquo; que los poderes de la tierra no escuchan. Pero &ldquo;la indiferencia de las clases pol&iacute;ticas tambi&eacute;n afecta a la comunidad cient&iacute;fica&rdquo;. <br />
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