{Finanzas} Las regulaciones llegaron para quedarse en Occidente

Con o sin Basilea 3, los crecientes nexos entre sector público y privado obligan a separar el tradicional entorno regulatorio de una ingerencia sistemática del gobierno sobre los bancos. “Lo segundo no parece plausible”, supone Andrew Turnbull.

24 septiembre, 2010

<p>Seg&uacute;n el principal asesor financiero de Booz &amp; Co. en Londres, &ldquo;retornaron la intervenci&oacute;n de bancos privados o las masivas colocaciones estatales en empresas. Sin embargo, esas realidades no significan necesariamente lo que cierta ret&oacute;rica presume&rdquo;. Pero el actual desmadre en Grecia, Portugal, Espa&ntilde;a, Irlanda, Hungr&iacute;a o Letonia sugiere lo contrario.<br />
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El experto se atiene a la experiencia hist&oacute;rica de Gran Breta&ntilde;a. Durante los 35 a&ntilde;os posteriores a la Segunda guerra mundial, &aacute;reas econ&oacute;micamente tan claves como hidrocarburos, hierro, acero, combustibles, energ&iacute;a, comunicaciones y transportes estaban en manos del estado. Despu&eacute;s, desde los a&ntilde;os 80, se puso en marcha un dr&aacute;stico programa de privatizaciones y de una docena de conglomerados p&uacute;blicos quedaron apenas los correos. <br />
Margaret Thatcher, Ronald Reagan y sus revoluciones conservadoras cambiaron la filosof&iacute;a prevaleciente en el pensamiento occidental, en particular el capitalismo anglosaj&oacute;n (Estados Unidos, Gran Breta&ntilde;a, Holanda, Canad&aacute;). La regulaci&oacute;n pas&oacute; a ser un mal necesario, pero restringido a correcciones de fallas espec&iacute;ficas en los mercados. Pese a turbulencias como las de 1987, 1994/5, 1997/8 o 2000/01, los ortodoxos consideraban toda regulaci&oacute;n como un fracaso del mercado. <br />
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Cada pa&iacute;s hab&iacute;a escogido su lugar en una escala que iba de mercado libre a control estatal. Pero las econom&iacute;as principales &ndash;salvo China y Rusia- marchaban rumbo al primer extremo. Entonces sobrevino la crisis sist&eacute;mica occidental de 2008/09.</p>
<p>Los hechos de esos dos a&ntilde;os han comprometido la fe en los mercados libres, que ya no son virtuosos, sobre todo los especulativos. Ha habido amplia intervenci&oacute;n estatal en pa&iacute;ses como EE.UU., Gran Breta&ntilde;a, Alemania y otros. Sus gobiernos adquirieron participaciones importantes en bancos, automotrices y otras actividades, a cambio de rescates financieros. Las escandalosas remuneraciones de ejecutivos u operadores irritaron al p&uacute;blico y crearon clima favorable a pesadas regulaciones o reformas financieras. <br />
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Resulta entonces natural preguntarse si esta etapa de mayores controles estatales implica que el capitalismo anglosaj&oacute;n se agota. Algunos observadores apuestan a esa posibilidad, otros la rechazan de plano y un tercer grupo cree que se difundir&aacute; el modelo socioecon&oacute;mico escandinavo o francogermano. Vale decir, un estado de bienestar que los neocl&aacute;sicos detestan m&aacute;s que al capitalismo renano.<br />
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Para entender eso, es preciso examinar el sistema financiero tal como emerge en la actualidad. Quienes han armado rescates los definen como &ldquo;temporarios&rdquo;, como reza la reciente ley bancaria brit&aacute;nica. El programa norteamericano pro alivio de activos t&oacute;xicos (TARP) insiste en que su meta es revender los paquetes adquiridos. <br />
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Mientras tanto, el asesor de Booz &amp; Co. propone &ldquo;un modelo de gesti&oacute;n mixto. As&iacute;, Londres puso en pr&aacute;ctica un mecanismo de doble distanciamiento, donde un intermediario &ndash;United Kingdom Financial Investment, UKFI- toma los holdings a tesorer&iacute;a. Cada junta tiene el mandato expl&iacute;cito de servir a la sociedad, no a accionistas ni inversores. Fuera del sector bancario, s&oacute;lo se autorizan auxilios estatales y avales temporarios&rdquo;.<br />
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Por supuesto, siempre es posible que los responsables de pol&iacute;ticas se enga&ntilde;en y reajusten sus horizontes a menor ritmo que los cambios en el contexto. &ldquo;Pero no parece factible &ndash;cree Turnbull- que quieran prolongar el control estatal de una sociedad intervenida. Si bien ha habido grandes fracasos en el sector privado (bancas de inversi&oacute;n), los gobiernos hab&iacute;an tolerado enormes desequilibrios fiscales&rdquo;.<br />
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Por ejemplo, adoptar metas inflacionarias basadas solo en precios minoristas condujo a la inflaci&oacute;n de activos. En relaci&oacute;n con ello, EE.UU. y otros pa&iacute;ses alentaron notoriamente las hipotecas de mala calidad porque les interesaba promoverlas como v&iacute;a de mejorar recaudaci&oacute;n tributaria. <br />
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Para ello crearon un sistema regulatorio con fallas y permitieron a los bancos enga&ntilde;ar al p&uacute;blico v&iacute;a veh&iacute;culos financieros ajenos a los balances, por ejemplo los derivativos. M&aacute;s tarde, las autoridades fueron lentas en advertir se&ntilde;ales de problemas y torpes en reaccionar. Se aferraban demasiado tarde a temores sobre riesgo moral o inflacionario.</p>

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