viernes, 27 de diciembre de 2024

También en el resto de Ãfrica cunden los nervios

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Varios dictadores no árabes temen que los sucesos de Túnez, Egipto, Jordania y ¿por qué no? un Sudán partido en dos o tres se contagien al sur. La cantidad y deplorable calidad de tantos regímenes son una invitación a la violencia social.

<p>En pa&iacute;ses como Zimbabwe o Malawi los disturbios se extienden. En Madagascar, Mozambique, Gab&oacute;n y rep&uacute;blica Centroafricana, la oposici&oacute;n empieza a creer que ya no es tan dif&iacute;cil sacar gente a las calles. Un gobierno tras otro sigue con inquietud la evoluci&oacute;n en el norte, particularmente la franja intermedia donde coexisten Chad, N&iacute;ger, Mal&iacute;, Mauritania. &Eacute;ste tiene un problema compartido con Marruecos: el ex Sahara espa&ntilde;ol.</p>
<p>Sin duda, un grupo de estados autoritarios africanos tienen un peligroso factor en com&uacute;n: el Islam. Por cierto, Chad, media Nigeria y Senegal rezan mirando a la Meca. Parte del problema data de una divisi&oacute;n pol&iacute;tica colonial absurda, que llev&oacute; a una descolonizaci&oacute;n sobre el mapa trazado por europeos.</p>
<p>Esto se evidencia en los pa&iacute;ses mayores. De ese modo, Nigeria re&uacute;ne cuatro etnias y dos religiones, mientras Congo-Kinshasa o Angola son guisos de varias etnias y religiones. En otro plano juega un pecado com&uacute;n a toda &Aacute;frica, musulmana o no: la corrupci&oacute;n sist&eacute;mica y su contraparte pol&iacute;tica, el autoritarismo.</p>
<p>Por ejemplo, la Uni&oacute;n Africana es una organizaci&oacute;n a&uacute;n m&aacute;s inoperante que otras de su tipo. As&iacute; qued&oacute; evidente durante la &uacute;ltima reuni&oacute;n, este fin de semana, donde la proliferaci&oacute;n de caras patibularias fue excepcional. <br />
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