<p>Mientras tanto, Muammar Ghadafi resiste en el centro de Trípoli, con el noreste y el sur fuera de su control. Al mediodía, los rebeldes cantaban victoria en Misurata, tercera ciudad del país, unos doscientos kilómetros al este de la capital. Cerca de la frontera tunecina, Gadamés caía en manos de beduinos hostiles al gobierno, señala el <em>New York Times</em>. <br />
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Sabha, una población del sur considerada hasta ayer reducto el coronel, empezaba a ser escena de refriegas. En realidad, observaba el alemán Die Welt, va tomando cuerpo en varios estamentos sociales (tribus), altos funcionarios y militares un rechazo a atacar civiles o colaborar con los mercenarios africanos a sueldo del gobierno. Estos irregulares son responsables en buena medida de casi 1.100 muertos.<br />
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Más relacionado con los mil informados el martes, ese número –aportado por Franco Fratini, canciller italiano- deja muy atrás a las casi trescientas víctimas que contabilizaba Human Rights Watch el martes. La misma fuente indicó que, en la localidad de Sabratha (antigua ciudad romana 50 km al oeste de Trípoli), hubo dos noches de combates. <br />
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Los comités revolucionarios y sus mercenarios tratan de eliminar a todo quien esté contra el coronel. En algunas poblaciones, se emplean los altavoces de las mezquitas, destinados a los servicios religiosos, para difundir exhortaciones a atacar y liquidar disidentes. <br />
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Entretanto, siguen las deserciones de personajes relevantes. Por ejemplo, el veterano ex ministro de interior Abdel Fattah al-Abidí, amigo muy próximo de Ghadafi durante sus 42 años de gobierno. Este tipo de señales es lo que realmente marca el desmoronamiento del régimen. Amén de varios países africanos cortados con el mismo molde, en Latinoamérica sólo tres rarezas políticas apoyan a Libia: Cuba, Venezuela y Nicaragua.</p>
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Trípoli rodeada, pero Ghadafi aún se sostiene
Un hecho acaecido el miércoles ilustra el deterioro del gobierno. Dos aviadores estrellaron su máquina al sudeste de Benghazi-, tras largarse en paracaídas. Motivo: no querían seguir órdenes y atacar objetivos en la capital de Cirenaica.