<p>Por supuesto, la información se filtra a duras penas por las entretelas en uno de los países más cerrados y totalitarios de Levante. La laica Siria tiene pocos amigos en la región, entre ellos Irán, Yemen y el grupo shiíta libanés Hezbollá, un enemigo que Israel teme más que a Bashir al-Assad, presidente vitalicio de su vecino noreste. <br />
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Pero estallidos como el de Dara’s (en ese mismo extremo del país) y su mezquita de Omar, genera presiones internas sobre el gobierno. En un gesto impensable hasta hoy, Damasco contempla liberar precios acumulados, elevar salarios y mejorar el clima social. <br />
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Tras calificar de justificados los reclamos de la gente, Buthaina Shaabán –influyente asesora de al-Assad- confirmó que estaban en marcha algunos de los cambios exigidos por los manifestantes. Dos de ellos implican autorizar partidos políticos (quebrando el unicato del “socialista” Ba’ath) y medios libres. Pero existe algo particularmente difícil de abordar: reducir la corrupción sistémica, cuya clave son los ubicuos negocios del clan presidencial. <br />
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En realidad, sus declaraciones seguían a severas condenas a los excesos represivos, por parte de Naciones Unidas, Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos y Francia. Durante una gira por Levante, Robert Gates –secretario de defensa- sostuvo que Siria debiera emular a Egipto, su ex socio.<br />
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“Ese gobierno en realidad afronta desafíos similares a los que encuentran tantos de tipo autoritario o dictatorial”, señalaba el funcionario en una tribuna quizá poco apropiada, Tel Aviv. Por cierto, seis jornadas seguidas de protestas no se vivían en Siria por lo menos desde 1982. En esa oportunidad, Hafez al-Assad, padre de Bashir, mató unos diez mil fundamentalistas al retomar su bestión de Hama. No parece que la crisis actual llegue a tanto, estiman observadores en Líbano y Jordania.<br />
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Las nuevas manifestaciones ocurren en un área clave para la Sunná. Los al-Assad son alawitas, una minoría religiosa, y manejan un país que es tan laico como Egipto. <br />
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Concesiones en Siria para diluir protestas
Al cabo de varios días violentos -no menos de cincuenta muertos al viernes- el régimen revisará el estado de sitio impuesto en 1963. Entonces, una república árabe unida incluía Egipto, cuya legislación represiva recién ahora se atenúa.
