<p>Desde piso a pico –primeros trimestres de 2009 a 2011-, los fondos globales, que operan en instrumentos derivados y aprovechan tendencias macroeconómicas, desilusionaron al mercado. No obstante, ese canal registró los mayores flujos. En lo atinente a estrategias de valor relativo (muy complejas en lo matemático), estaban fuera de moda pero luego se desempeñaron en extremo bien. <br />
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Cabe apuntar que la flexibilidad cuantitativa en EE.UU., la crisis de deuda soberana en la Eurozona y la inestabilidad geopolítica en el hemisferio norte crearon un entorno perfecto para especular con derivativos. Sus especialistas usufructúan la ineficiencia de ciertos segmentos.<br />
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Sin embargo, para muchos fondos macro o accionarios la cuestión es el riesgo. Sus estrategias son puestas a prueba por una mentalidad tipo “riesgo/no riesgo” que debe ser echada a un lado.<br />
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<p>Los voceros y protagonistas del segmento subrayan que, en medio de dificultades y la crisis sistémica occidental de 2007/09, este volátil canal inversor probó sus ventajas. Alguien que haya puesto cien dólares, por ejemplo, en un índice de mercados accionarios a principios de 2008, perdió doce y quedó en US$ 88. Pero quien se colocó en una cartera de fondos de cobertura ganó US$ 109 en tres años. <br />
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“El sector salió de la crisis financiera antes que otros” sostiene Kenneth Heinz, presidente de HFR. Por supuesto, para varios administradores de fondos, “la reacción ha sido bastante más pronunciada de cuanto señalan las estadísticas agregadas”.<br />
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Un puñado más selecto de actores ni siquiera tuvieron de qué recobrarse. Nombres como Paulson & Co. o Brevan Howard redituaron miles de millones a directivos y clientes. Por ende, para ellos la crisis agregó, no sustrajo, utilidades y les confirió un aura de intangibilidad.<br />
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No todo anduvo tan bien. Los inversores colocaron US$ 88.000 millones netos en los últimos quince meses, pero habían retirado 285.000 millones en el bienio 2008/09. Por tanto, la recuperación derivó mayormente del desempeño. Además, las posturas del inversor han preferido los fondos de cobertura menos brillantes.<br />
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“Si se compara dónde se colocaron los actores y sus retornos, aparecen en correlación casi inversa”, observa Steve Roach, gestor de fondos en GLG Partners. “Las estrategias más populares, como las macro o las largas/cortas, tuvieron problemas, mientras las convertibles o garantizadas emergían como la mejores opciones”. <br />
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