<p>Por el contrario, el turco Kemal Derviş, el surcoreano Sa Kong-il, el sudafricano Trevor Manuel y el mexicano Agustín Carstens están en la primera línea de los iconoclastas. Uno de ellos, Derviş, es bien visto en Estados Unidos desde que diseño un plan de rescate para Angora en 2001. Su candidatura atrae a los países emergentes –como Brasil- interesados en quebrar 66 años de hegemonía europea.<br />
<br />
El sudafricano Manuel, como ministro de hacienda, redujo a la mitad la deuda pública e instrumentó reformas financieras decisivas. Menos brillo ostentan Sa Kong-il y Carstens. Además, la imagen de México es tan mala como buena la de Canadá, el tercer componente –en tamaño humano- de la América septentrional.<br />
<br />
Naturalmente, Europa occidental parece inexpugnable, si se mantiene aquel pacto, con su 35,6% de participación con derecho a voto. Pero su candidata hasta ahora única, Christine Lagarde, es tan francesa como Dominique Strauss-Kahn (cuyo apellido tiene ecos germánicos). No obstante, la ministra de hacienda tiene apoyo en la Eurozona. También asoma una opción sueca en el mosaico europeo.<br />
<br />
El bloque EE.UU.-Canadá reúne 19,36% del voto pero, si Washington se aferra al Banco Mundial, Canadá será apto para patear el tablero del FMI y quebrar el hechizo de 1945. En tercer término, el área Asia-Pacífico (20,93 del voto) es un contendiente ambiguo, pues mezcla “economías de mercado”, como Japón, Surcorea, Taiwán, Japón y el sudeste asiático, con China e India.<br />
<br />
Precisamente, el indio Arvind Virmaní, representante de Delhi en la junta directiva del Fondo, sugirió este viernes que “lo mejor sería adoptar un proceso electivo abierto y diáfano para seleccionar al sucesor de Strauss-Kahn”. Sea como fuere, lo que se viene tal vez sea primera puja pública y reñida desde 1945. <br />
</p>
FMI: embate de emergentes para cambiar reglas
Se calienta la batalla por el Fondo Monetario Internacional: Alemania, Francia y Gran Bretaña vuelven a defender el pacto de 1945. Vale decir, el máximo cargo para un europeo y, en el Banco Mundial, para un estadounidense, en función de las cuotas.
