<p>La “esposa del mar” (‘arusat al bahr), o sea Trípoli, parece en efecto ir yéndoseles de las manos a Muammar Ghadafi y su reducido entorno. En cuanto a la cadena de mandos, Jamís Ghadafi parece suponer que el común de las gentes dispone de celulares y es fiel a su padre. Los mensajes de texto también provienen del nuevo portavoz oficial, Musa Ibrahim Ghadafi.<br />
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Según los últimos partes de los aliados, difundidos desde en París, Madrid y Roma, buena parte de la Libia noroccidental ha sido ocupada por fuerzas del gobierno transicional (Bengasi, o sea el noreste). Se combate ya en el perímetro de la capital. Los Ghadafi han perdido Misurata, Zlitán, Gharyán, Zintán, Sormán, Zawiya, Sabrata y Leptis Magna (dos joyas arqueológicas).<br />
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En poder del coronel siguen Zuwara (sobre la frontera tunecina), Al Jum, Sirte y Ras Lanut, al este de Trípoli. En los últimos dos casos, son reductos de la tribu Ghadafa. En otras palabras, la guerra civil se dirime en la franja costera, no en el vasto interior de Libia, donde las tribus árabes siguen al margen.<br />
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No así las bereberes (amadzigh), sistemáticamente perseguidas durante cuarenta años por el caudillo. Su idioma, el tamadzight, estaba prohibido. Hoy, empero, desde el triángulo montañoso Yafrán-Nalut-Jadu, los bereberes difunden de nuevo su lengua. Los amazigh son parientes de los kabila (Túnez, Argelia, Marruecos) y los tuareg (centro y oeste del Sahara). Históricamente, habitan parte del desierto líbico, esto es el tercio sudoriental del país.<br />
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¿Es ahora la batalla final para Ghadafi?
Mientras los rebeldes invaden las calles periféricas de la capital, el régimen envía mensajes de texto (¡!) a los ciudadanos fieles, y siguen las deserciones. Ayer huyó a Roma Abdel Salam Dyallud, el mejor amigo del coronel desde el golpe de 1969.