jueves, 26 de diciembre de 2024

Un viernes entre Jackson Hole y los alemanes

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Versiones sobre Moody’s y la degradación de Alemania -desmentidas repetidamente- golpeaban el jueves a Francfort y otros mercados. Mal augurio para la reunión de bancos centrales y el presidente de la Reserva Federal, Benjamin Bernanke.

<p>Berl&iacute;n se descubre de pronto vulnerable a las desbordadas agencias calificadoras. Justamente, mientras <em>Moody&rsquo;s Investors Service </em>baja la nota a los bancos privados argentinos, circulan por la Eurozona rumores sobre futura revisi&oacute;n de la deuda soberana teutona. Como corolario inevitable, la <em>Deutsche B&ouml;rse</em> perd&iacute;a 6% en dos jornadas.<br />
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Estos acontecimientos se ergu&iacute;an sobre la apertura del encuentro anual en Wyoming, donde bancos centrales y analistas esperaban definiciones de Bernanke. Especialmente en cuanto a nuevos est&iacute;mulos a la econom&iacute;a en Estados Unidos. <br />
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Despu&eacute;s de todo, hace exactamente un a&ntilde;o, el panorama norteamericano era id&eacute;ntico: disminuci&oacute;n por dem&aacute;s lenta del empleo (9,1% hoy) y recuperaci&oacute;n m&iacute;nima (1,3% este a&ntilde;o) del producto bruto interno. Pero las intenciones de Moody&rsquo;s contra Alemania repusieron velozmente sobre el tapete la crisis europea de endeudamiento y, claro, el peligro de una recesi&oacute;n tipo W. Esta vez, originada en la Eurozona.</p>
<p>Tambi&eacute;n hace doce meses, Bernanke pasaba revista a los paliativos disponibles por si acaso. Tiempo despu&eacute;s, la RF descubr&iacute;a su arsenal y lanzaba un ambicioso programa (US$ 600.000 millones) de compra de letras al tesoro, para sacar del pantano la econom&iacute;a real.</p>
<p>No obstante, dada la actual renuencia del congreso &ndash;dominado por el <em>Tea Party </em>v&iacute;a republicanos- a nuevas inyecciones de liquidez, muchos expertos e inversores no creen que esa historia se repita. Este cruce de situaciones explica el retroceso burs&aacute;til iniciado el jueves. Naturalmente, los dilemas de Bernanke pueden diluir su discurso en Jackson Hole.<br />
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Dicho de otro modo, la flexibilizaci&oacute;n cuantitativa (forma de reducir intereses de largo plazo y tasas que la RF paga a los bancos por sus encajes) corre &ldquo;riesgos parlamentarios&rdquo; nada desde&ntilde;ables. Estas estrategias potenciales tender&iacute;an a alentar el cr&eacute;dito al sector privado, entre otros objetivos.<br />
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Paralelamente, la entidad tambi&eacute;n podr&iacute;a elevar las metas inflacionarias de mediano plazo. O sea, desalentar a bancos, empresas y p&uacute;blico de sentarse en su efectivo y promover el gasto.<br />
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Pero <em>Jackson Hole</em> no es el Capitolio ni mucho menos. Por el contrario, fuera de estas opciones potenciales, no parece probable que Bernanke trace un mapa claro en materia de pol&iacute;tica monetaria. Por otro lado, el presidente del emisor suele preferir discursos no comprometidos. Quiz&aacute; resulte m&aacute;s trascendente un eventual mensaje de su colega alem&aacute;n, Jens Weidmann (<em>Bundesbank</em>). <br />
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