<p>En tiempos de los romanos, Cahors, en el sudoeste de Francia, era la provincia donde se cultivaban y producían los mejores vinos del imperio. Durante los largos siglos del medioevo y renacimiento, la actual zona de Bordeaux compitió siempre con sus vecinas rivales por el control de los ríos para exportar sus vinos a todos los rincones del mundo conocido. Así fue que el Malbec – el mismo que los romanos llamaron “vino negro”, conquistó admiradores en Inglaterra, Rusia y casi todos los grandes mercados consumidores de la época. A la zona le llegó el desastre a finales de la década de 1850 con la tremenda peste de la filoxera, un insecto que dejó los cultivos arrasados y la tierra yerma. Antes de esa plaga había 48.000 hectáreas cultivadas; en 1962, luego de una muy lenta recuperación, sólo había 208 hectáreas plantadas con la cepa.</p>
<p>Hoy, cuando una feliz combinación de suelos, clima y altura convierte a nuestro país en el productor de 70% de todo el vino Malbec en el mundo, Cahors decide volver al ruedo, cultivar la cepa y llamar al suyo “el Malbec francés”. De estilo muy diferente al argentino por la disparidad de suelos y de climas, el Malbec francés es más fuerte, más denso, más ferroso. Es evidente que la zona francesa ha iniciado una campaña de marketing para tratar de reinstalar su antigua reputación como uno de las grandes regiones vitivinícolas de Francia. <br />
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Los productores locales organizaron recientemente una cata de algunas de las botellas más importantes en la historia reciente de Cahors, entre las que se encontró el espectacular <em>Clos du Gamot </em>de 1955, prueba definitiva de que los vinos de Cahors resisten los embates del tiempo. El <em>Clos Triguedina</em>, una variedad de 1975 donada por la familia Baldés, todavía conservaba la textura cremosa y tibia de un buen vino rojo. Los vinos más jóvenes, de los años 2007, 2008 y 2009, también tuvieron buena acogida en la cata: el sabor que los distingue de los Malbec argentinos lo separa también de otros vinos importantes de ciudades vecinas como el Madiran y el Bordeaux.</p>
<p>Si este renacimiento tiene un héroe, hay que mencionar a Pascal Verhaeghe, quien fue el gran promotor de la creación de la “Carta de Calidad de Cahors”. Alain Dominique Perrin, ex CEO de Cartier International, fue casi tan fundamental como Verhaeghe: en 1980 compró viñedos destruidos por el tiempo y pasó 10 años en su reconstrucción. Su experiencia en los negocios ayudó a colocar a los vinos de Cahors en nuevos mercados; una situación prometedora para los demás productores locales. <br />
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Pero con el resurgimiento también vuelven a aparecer las viejas peleas territoriales. Algunos productores quieren cambiar los límites de Cahors, que fueron dibujados en 1971 para sumarle nuevas tierras fértilesa Bordeaux . Si se superan estos desencuentros, el Malbec francés podría muy pronto recuperar su lugar entre los mejores vinos de Francia y del mundo.</p>
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Francia vuelve a producir Malbec
Cahors, tierra de vino desde que era una provincia del Imperio Romano, fue el primer lugar del mundo en producir vinos Malbec. Cuando la peste filoxera arrasó los cultivos a finales de 1850, el Malbec dejó de asociarse con Francia, cruzó el Atlántico y fue redescubierto en nuestro país. Pero ahora Francia viene por la revancha.