<p>Son pocos los que reflexionan sobre la confianza que cada día se deposita en las marcas. ¿Se necesita calentar la comida? El microondas de General Electric lo soluciona. ¿El bebé tiene fiebre? Las madres, preocupadas, confían, en Bayer y no en otra. El mécanico sabe que los frenos son importantes y no los reemplaza por unos de calidad inferior. Algunas marcas tienen un lugar privilegiado en nuestra mente, son lo que los publicistas llaman “Top of mind”. Pero esa confianza es amenazada por un mercado ilegal que copia, con extraordinario talento los mejores productos.</p>
<p>El valor comercial de una marca, después de todo, está en esa confianza. Aunque todavía no se ha llegado al punto de descreer de todas las marcas, hay señales de alarma. En los últimos años ha crecido exponencialmente el mercado ilegal de bienes pirata. Con mucho talento estas organizaciones copian todo, desde el packaging hasta el producto, para hacerlos indiferenciables del original. Por supuesto la diferencia está en la calidad, y muchas veces una mala compra puede tener consecuencias fatales. <br />
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El peligro no sólo es para los consumidores que, en un mundo sin confianza, están obligados a vivir con miedo. Las marcas que han perdido la confianza son las primeras en morir porque sus clientes se niegan a participar de la ruleta rusa de productos copiados. Esta es la raíz del problema, que exige más responsabilidad a los empresarios para asegurar que la línea de producción mantenga protocolos de seguridad para proteger al negocio y a los consumidores. <br />
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Por ahora la única manera que tienen de hacerlo es asegurar que todas las ventas sean hechas a través de tiendas autorizadas. Un control rígido sobre los propios suministros es la mejor garantía de que los productos de la marca sean auténticos y de calidad. Mientras más se alejen los consumidores de esos centros en busca de ofertas, más serán las probabilidades de que se encuentre con productos piratas. <br />
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Pero esto no representa seguridad alguna. No todas las marcas pueden ejercer el mismo nivel de integridad en sus productos. Algunas veces la culpa es de los controles inadecuados, otras veces la culpa está en la falta de control en la línea de producción. Por estas carencias es que muchas compañías son demandadas porque sus copias piratas perjudicaron a los consumidores, en los peores casos costándoles su salud. Las empresas aprendieron de la manera más dura que, en definitiva, no es tan difícil que productos copiados entren a los centros de distribución. <br />
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La consecuencia es la destrucción de un lazo de confianza con los consumidores. En este contexto perjudicial para las marcas son cada vez más importantes los controles rigurosos. Tercerizar esa seguridad, y realizarla de manera periódica, podría ser una buena solución. El esfuerzo de asegurar toda la línea de producción, desde la confección hasta la distribución, podría salvar el valor de la marca.</p>
El peligro de las copias pirata
Las copias piratas no solamente afectan al negocio audiovisual. Diferentes marcas, desde drogas importantes para la salud hasta muñecas para niñas, son victimas de una actividad ilegal que ha perfeccionado sus técnicas de copia. ¿Los más perjudicados? Los consumidores.