<p>Ante el desempleo alto, los déficits fiscales y los estallidos sociales “la mayoría de Gobiernos centrales se inmovilizan y se dejan avasallar por poderosos intereses, en particular financieros. La city londinense, Wall Street, la banca de Fránfort y otros cabildeos tienen a los políticos en un puño y traban todo tipo de cambios o reformas”.<br />
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Los impuestos sobre ingresos elevados siguen exiguos, los bancos continúan descapitalizados o subregulados. En aras de la ortodoxia, “inversiones claves en educación, trabajo e infraestructura civil se postergan o limitan respondiendo a necesidades presupuestarias”, subraya el economista.<br />
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A criterio suyo, los políticos actuales quedan muy por debajo de las circunstancias. “Los grupos de intereses creados redactan cartillas, luego imposibles de poner en escena. Las 16 cumbres europeas de los últimos dos años fracasaron política y técnicamente. Las recetas de Angela Merkel son malas y no pueden instrumentarse. Por ende, el euro no viene siendo aniquilado por los políticos, sino por los incompetentes”<br />
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Los procesos de Gobierno se reducen a acumular frases huecas o efectistas. En estados Unidos, apunta Sachs, “el presidente Barack Obama no ha elaborado documento alguno con propuestas relevantes en materia de tributación, energía, combustibles, cambio climático, regulación financiera, atención médica o pobreza”. Casi todo se resuelve a puertas cerradas, en salones donde priman lobbies y transacciones fuera de la luz pública. <br />
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Los procedimientos en la Unión Europea son aún más grotescos. “Se espera la palabra de un solo miembro, Alemania. A su vez, esta lógica mezcla tensiones postraumáticas, coaliciones inestables, bancos poderosos pero vulnerables y políticos tan poco profesionales como los franceses, griegos e españoles”. Algunos países sociademócratas del norte mantienen las cabezas sobre el agua, por ahora, pues sus políticas heterodoxas mantienen bajo control las desigualdades y la pobreza. Contrariamente a economías tipo EE.UU.o Gran Bretaña, “recaudan bien, sus presupuestos están en equilibrio o dan superávit. Varios de ellos coquetearon con la desregulación financiera en los años 90. Pero, como Turquía, Malasia, Rusia o la Argentina, pagaron precios altos y tornaron a la estricta regulación financiera, con excelentes resultados.<br />
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¿Qué podemos aprender de esos casos? Primero –subraya Sachs- que una sociedad funciona bien si los ciudadanos la consideran razonablemente justa. Segundo, el éxito económico exige más inversión pública en educación, infraestructura, energía sustentable, etcétera. Tercero, es precisa una acción política experimentada: los Gobiernos de EE.UU. y la Unión Europea deben volver a funcionar, no por el bien de sus políticos sino por el de la gente.<br />
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¿Por qué las dirigencias son hoy tan malas?
Fundó el Foro Económico Mundial (Davos, hoy apenas una sombra) y lo abandonó para dedicarse a la docencia en Columbia. Jeffrey Sachs, de él de trata, hoy reniega de las cúpulas. Les endilga no tener iniciativas y ceder ante intereses creados.