<p>Una encuesta publicada en el periódico Bild am Sonntag revela que la mayoria del público apoya la vuelta de Grecia al drajma. De acuerdo con la consultoría Emmid, 55% de los alemanes cree que los helenos debieran regresar a la antigua moneda. <br />
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Por otra parte, un masivo 80% se opone a permitir nuevos paquetes de rescate si Atenas no aplica ya mismo las reformas exigidas por la Unión Europea. Similares resultados deparan sondeos en Finlandia (donde la derecha ganado el gobierno tras años de hegemonía socialdemócrata), Austria y Dinamarca.<br />
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Este fin de semana fue agitado para el primer ministro Lukas Papademos, cuya coalición sigue renuente a aprobar las duras condiciones de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Naturalmente, los partidos Nueva Democracia (conservador) y Laos (Pueblo, ultraderechista) rechazan de plano nuevos recortes de gastos, sueldos y jubilaciones. “En realidad –sostienen-, más austeridad significa mayor recesión y cargas que la gente ya no soportará”.<br />
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Tras un cónclave que duró seis horas el domingo, Antonios Samaras (ND) afirmó que “no contribuirá a un estallido de violencia social que se contagiaría a buena parte de la UE”. Entretanto, el Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok, el mayor bloque parlamentario), sin conducción en este momento, debiera analizar las medidas elevadas por el poder ejecutivo. Tenaz, Papademos estiró hasta este lunes el plazo para que la coalición resolviera si aceptar o no las condiciones de la “troika”; vale decir el BCE, la CE y el Fondo Monetario Internacional.<br />
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Sobre el tapete continúa un segundo salvataje de € 130.000 millones. Sin él, Grecia tendría que declararse en bancarrota a fin de marzo. En otro plano, Atenas ha de encontrarse con bancos privados y bonistas para obtener un canje con 70% de desagio, equivalente a 50% de quita en valores nominales. El objeto será reducir la deuda soberana en € 100.000 millones, esto es de 160 a 120% del Producto Bruto Interno.<br />
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Las presiones no paran ahí. Al proponer hace una semana poner las cuentas griegas bajo tutela de la UE o la Eurozona, la canciller Angela Merkel suscitó las iras helenas y los temores franceses. París tiene miedo de que la propuesta “germanice” la zona y todo se centre en rigores fiscales. Hace meses, a la sazón, el candidato presidencial socialista François Hollande sostenía que “Merkel busca imponer un modelo ajeno al resto de la Eurozona”. Cabe acotar que Hollande marcha bien en las encuestas.<br />
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El rostro de Nicolas Sarkozy, en vísperas de otro encuentro con Merkel, lo decía todo al empezar la semana. “La postura francesa ha sufrido otro golpe al ser degradada por Standard & Poor’s (de AAA a AA+). Esto –observa Zsolt Darvas de la consultoría Brueghel- ha hecho desaparecer el eje francoalemán, motor de tantas movidas.<br />
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Alemanes: mejor sin los griegos en la Eurozona
Por un lado, Francia teme una germanización del área. Por otro, Grecia se acerca a la insolvencia, tras el fracaso de varias reuniones. Mientras los partidos políticos no aceptan más ajustes, en Berlín creen que la zona estaría mejor sin Atenas.