<p>Concentrarse en un clásico de la literatura como Madame Bovary de Flaubert puede ser difícil en un dispositivo donde Facebook invita a una nueva fiesta o Twitter anuncia una nueva mención. Quienes leen libros en tabletas como el iPad aprendieron, tarde pero seguro, que leer en un dispositivo electrónico no es igual a meterse de lleno en las páginas de un libro papel por la cantidad de distracciones que sirven para fragmentar la experiencia de lectura, en el mejor de los casos, o interrumpirla, en el peor.</p>
<p>Revisar emails, chequear referencias del libro en Internet a través de Google o directamente cambiar el libro por la versión animada en Netflix son algunos de los riesgos de leer en una tableta. De esta manera las diferentes voces se interrumpen transformando así la actividad solitaria de lectura. Es más difícil que nunca concentrarse para leer porque las aplicaciones demandan la atención constante del usuario.</p>
<p>Para quienes publican libros y venden eReaders esto podría ser un problema: toda esta inversión para que, al final, los consumidores descubran que no son dispositivos que ayuden a la lectura, después de todo. En el sector el pronostico era inverso: como todos las tabletas vienen con por lo menos una aplicación para leer estimaban que la atracción por la lectura aumentaría.</p>
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<p>Las ventas de eReaders se dispararon durante la última Navidad según datos de Pew Research Center. El número de personas con tabletas en Estados Unidos se duplicó durante ese periodo. Esto marca una preferencia de los eReaders por sobre las tabletas a la hora de leer, tal vez porque generan menos distracciones. Apuestas como las de Amazon, con un Kindle Fire que ofrece un sinnúmero de aplicaciones para el ocio, van en detrimento de su idea original, que era ofrecer un dispositivo sólo para la lectura. Lo mismo ocurre con el iPad: son plataformas con tantas opciones al lector le cuesta embarcarse en la travesía de comenzar y terminar un libro digital.</p>
<p>Los primeros en comprar eReaders lo hicieron por su portabilidad y sus características originales, como la posibilidad de hacer zoom o cambiar las fuentes. Eran exclusivamente lectores en blanco y negro y no ofrecían nada más que lectura. Hoy esos eReaders se han hecho más livianos y brillantes, convirtiéndose en verdaderos dispositivos tecnológicos que pueden resultar intimidantes para aquellos que sólo quieren leer un libro desde un eReader a un precio moderado.</p>
<p>Lo cierto es que a pesar de las distracciones, las personas parecen comprar más libros. Es posible que no los terminen pero la competencia con otras aplicaciones ha hecho que los lectores sean más exigentes con los relatos: si la historia no atrapa lo suficiente como para dejar de prestar atención a los populares videos de gatos de Youtube, entonces tal vez no valga la pena después de todo.</p>
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