<p>Aunque es cierto que “sobre gustos no hay nada escrito”, los humanos nos sentimos más a gusto con las caras más simétricas. En la cultura popular, y con la excepción del jorobado de Notre Dame, las caras asimétricas están relacionadas con la maldad. Los biólogos encontraron rápidamente una explicación evolutiva: los individuos más evolucionados pueden mantener sus formas simétricas inclusive cuando están expuestos al estrés y las enfermedades. Es decir, cuando las partes del cuerpo que tienden a la simetría no lo son, costará más pasar esos genes porque será rechazado por potenciales parejas. De esta manera la evolución distingue a la simetría como una característica valiosa.</p>
<p>Que la belleza y la simetría están relacionadas, entonces, ha sido probado por los científicos en el pasado. Pero la relación entre la simetría y la buena salud, no. El primer problema que los analistas debían sortear era de índole ética: el estudio de la simetría en humanos podría generar abucheos generalizados. Pudieron solucionarlo utilizando a monos macacos en reemplazo.</p>
<p>El estudio realizado por Anthony Little de la University of Stirling y Annika Paukner, del National Institutes of Health in America, encontró inspiración en estudios anteriores. Anteriormente ya se había destacado que los monos podrían favorecer la simetría tanto como los humanos: tienden a mirar a los rostros simétricos por más tiempo que a los asimétricos, por lo que los considerarían más atractivos. Sin embargo, estos estudios no habían podido concluir que existía una relación entre la salud y la simetría.</p>
<p>Fascinados por esta pregunta Little y Paukner decidieron investigar a 93 monos macacos de sexo femenino. Los macacos provenían de tres grupos distintos y, en su mayoría, habían sido criados en cautiverio. Lo que hicieron fue sacarle fotos de frente a estos primates y luego analizar su simetría utilizando programas de computación. Así pudieron medir diferentes características, como las fosas nasales, los labios y los ojos utilizando la línea divisoria de la cara. Le otorgaron valores positivos a las asimetrías: de esta forma, un rostro perfecto valdría cero y uno tremendamente asimétrico, muchísimo más, un promedio entre todas sus medidas.</p>
<p>El equipo, luego, estudió la salud de los monos durante sus primeros cuatro años de vida. Hicieron especialmente hincapié en heridas pequeñas, que podrían curarse solas, y también otras más grandes que requerían puntos quirúrgicos. También hicieron anotaciones sobre el índice de masa corporal y la calidad del pelo. Se hicieron dos gráficos: uno que mostraba las heridas y el otro, la condición de salud general del mono. Luego, los compararon con los registros de simetría en los monos.</p>
<p>Little y Paukner indicaron que el gráfico de las heridas no tenía relación con la simetría pero que a medida que las condiciones de salud general decrecían también lo hacía la asimetría en la cara de los monos. La simetría, al menos en los macacos, estaría relacionada con la salud. Los resultados en humanos no se desviarían demasiado.</p>
La salud está en la simetría
Que los rostros simétricos son más atractivos, la ciencia lo ha probado hace años. Mediante un estudio realizado en macacos ahora también se ha demostrado que la simetría sería sinónimo de buena salud.