Si bien la 2º Corte de Apelaciones sostiene la decisión del juez Griesa de que Argentina debe depositar el dinero en una cuenta de garantía hasta que termine con las apelaciones, le dio al país dos meses más de plazo para prepararse para las audiencias.
La decisión de Griesa de favorecer a los bonistas que no entraron en el canje puede amenazar con una crisis, ya que abogados que representan a bonistas defaulteados por más de US$11.000 millones, aprovecharían la decisión para demandar el pago de sus deudas.
A pesar del temporal alivio para la economía argentina, la decisión de Griesa ha provocado ya algunos trastornos. Ha disparado el costo de la deuda argentina en los mercados de Estados Unidos y Europa, y el costo de los seguros de deuda a través de swaps. Fitch’s rebajó un grado la calificación de los bonos argentinos, que ya se encontraban al nivel basura.
Según la agencia de noticias AP, esa y otras reacciones han hecho que la financiación sea aún más cara para las empresas operando en el país, y los analistas predicen problemas sociales a medida que el crédito se va secando y se profundiza la recesión.
La presidente Cristina Fernández aseguró que los bonistas que se adhirieron al plan de restructuración de la deuda, que implicó una reducción de casi el 70% en el valor, recibirán su dinero en el tiempo estipulado. Ayer, en un encuentro con la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, Cristina dijo que Argentina ha recobrado su autoestima.
Mientras tanto, el ministro de economía, Hernán Lorenzino, anunció que está considerando pedir al Congreso la reapertura de los canjes de deuda del 2005 y 2010, para que aquellos que rechazaron entrar en el plan, puedan hacerlo ahora y recibir el mismo trato que los otros bonistas.
