Tanto la caída mundial en el consumo de gasoil y la fuerte crisis europea, incidieron para que la exportación de 2012 prevista en 3 millones de toneladas se haya reducido finalmente a 2,4 millones (las ventas externas son 66% del negocio)..
Fronteras adentro, el sector tuvo primero retenciones de 14% sobre las ventas, luego se las aumentaron a 24% y actualmente están en 19,11%. Todo en pocos meses. Los productores estiman que desde agosto para aquí han tenido un perjuicio de US$ 200 millones.
En 2011, el sector logró exportaciones por U$S 2.065 millones. Este año, se llegó a ese volumen hasta agosto pero después, con marchas y contramarchas –además de la prohibicón europea de importar desde la Argentina- las exportaciones se desplomaron.
La demanda del mercado interno se explica porque el biocombustible debería mezclarse al 10 % en el gasoil, y en 20 % en el caso del transporte de cargas. Hay casi US$ 100 millones en juego dentro de la cadena de valor agroindustrial por cada punto en disputa para el corte de biocombustibles en el gasoil.
La pretensión oficial es que el país no importe más gasoil, a partir de la incorporación de la matriz energética del biodiésel y por supuesto del bioetanol. No es un tema menor. Ahora la demanda creciente de las usinas eléctricas y del parque automotor (se vendieron 900.000 nuevos vehículos en 2011), precisa ser cubierta con importaciones de combustibles y electricidad, una factura que equivale por lo menos a dos puntos del PBI: US$ 9.000 millones.
Hasta el año pasado, la Argentina era el cuarto productor mundial (detrás de Alemania, Francia y Brasil) y el principal exportador mundial de biodiésel, con 600/ 700.000 toneladas despachadas. Mientras, 15.000 millones de litros al año iban a las refinerías a ser mezcladas a 7% con el gasoil para consumo doméstico.