sábado, 23 de noviembre de 2024

Para triunfar hacen falta varios fracasos

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Los emprendedores saben que para ganar es preciso hacer apuestas.
Con algunas perderán y con otras ganarán. Por eso en general no apuestan
en cada una más de lo que pueden soportar perder. Pero quien no se
arriesga a un fracaso, no gana.

Cuando uno invierte puede obtener ganancias, aunque tal vez no sean las ganancias que espera. Es cierto que una cartera que comprende 70% acciones y 30% de bonos genera una tasa negativa de retorno uno año cada cuatro, pero en general ofrecerá un retorno de alrededor de 9% anual, o sea tres veces lo que rinden las tradicionales inversiones en los mercados de dinero.

Por eso muchos inversionistas de largo plazo están dispuestos a arriesgar un fracaso ( a lo largo de los años) por la posibilidad de participar en la buena, explica el autor Paul Brown a Forbes. 

Los capitalistas de riesgo entienden este concepto de fracaso y llevan este método a un nuevo nivel. Están muy dispuestos a permitir que fracasen ocho y hasta nueve de diez inversiones para tener la posibilidsad de una enorme ganancia, como Google o eBay. Pero cuando hablan de fracasos, los expertos en innovación quieren decir hacer una serie de pequeñas apuestas para ver cuál da beneficios. El mejor modelo en este respecto  lo dan los emprendedores seriales, gente que ha fundado dos o más compañías exitosas.

Hay una explicación de por qué los emprendedores experimentados no se ven a sí mismos como gente dispuesta a correr riesgos. Han desarrollado formas magníficas de contener posibles pérdidas cuando empiezan una nueva aventura.

Esto sorprende a muchos porque si uno lee la prensa popular se tiende a pensar que los emprendedores exitosos adoran el riesgo, que cuando se encuentran al borde del abismo preferirían saltar con un paracaídas casero hecho de sábanas a encontrar otra forma se aterrizar. Eso no es cierto. Quieren sogas y arneses.
Prefieren avanzar con pasos medidos cuando se encaminan hacia lo desconocido para intentar comenzar una nueva aventura. No les gusta el riesgo. Lo aceptan como parte del juego y luego trabajan mucho para reducirlo al mínimo.

La gente que inició más de una aventura lo dirá: es necesario saber cuándo está uno dispuesto a perder antes de comenzar a pensar en empezar algo nuevo. Y hay que hacer todo lo posible para asegurarse de no exceder esa cifra. Los emprendedores seriales exitosos  adhieren a los principios básicos de la gestión de riesgo: Si usted va a participar en un juego con resultados inciertos,

1) No apueste/pague más de lo que espera ganar, y
2) No apueste/pague más de lo que puede perder.

Esas dos ideas se resumen en la frase “pérdida aceptableâ€, un concepto donde uno considera las posibles consecuencias de cualquier riesgo que esté por correr, como comenzar una nueva compañía o alguna otra aventura que vaya a consumir mucho de su tiempo, dinero, capital y otros activos, y ponga sobre la mesa no más de lo que encuentra aceptable perder en caso de que las cosas no salgan como espera.
Hay dos cosas positivas en este método.

Usted sólo arriesga una cantidad que puede perder. La segunda es que no está apostando todo a una sola canasta y tiene más dinero para experimentar. Eso significa que sus posibilidades de triunfar aumentan.
Por eso, por raro que parezca, si quiere triunfar U(más) usted necesita fracasar (mucho más).

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