En la reunión mensual de ayer en Frankfurt, la entidad desoyó las presiones para tomar medidas de estímulo ante la recesión de la economía de la zona euro y mantenerlas en reserva hasta finales de este año.
En una conferencia de prensa luego de la reunión mensual del BCE, el presidente del banco central, Mario Draghi, dijo que ahora se espera que la economía de la zona euro se contraiga 0,6% este año, frente a la contracción de 0,5% pronosticada en marzo.
En el corto plazo prevé una menor recuperación que la prevista, pero es más optimista para el año próximo.
Sin embargo, mejoró en la misma medida la previsión para 2014, año en el que el BCE espera ahora un crecimiento del 1,1%, frente al 1% anterior. De este modo, el resultado final no cambia.
Draghi reiteró que la política monetaria del BCE seguirá siendo acomodaticia mientras sea necesario.
El BCE revisó a la baja sus previsiones de inflación este año hasta 1,4% desde 1,6% que había pronosticado tres meses antes, debido principalmente a la caída del precio del petróleo.
Para 2014, mantuvo sin cambios la previsión de inflación en 1,3%.
El banco central mantuvo ayer las tasas de interés en 0,5%.
A pesar de que algunas voces pidieron otro tipo de recorte, el rebote de algunos indicadores macroeconómicos en mayo parece haber convencido al BCE de que era mejor mantenerlos.
El BCE reconoció que la recesión será más profunda de lo previsto: el PIB del euro, que lleva siete trimestres en negativo, caerá el 0,6% en 2012.
Y la inflación cerrará el año muy por debajo de la línea del BCE, en el 1,4%. “La actividad debería estabilizarse y empezar a recuperarse a lo largo de este año, aunque a tasas moderadas”, aventuró Draghi en la sede del BCE, en Frankfurt.
“Miraremos todo muy de cerca y estamos listos para actuar; estamos abiertos a aplicar medidas no convencionales”, remarcó.
Más allá de la baja de los tipos de interés en mayo, que dejó el precio oficial del dinero en el 0,5%, hubo pocos efectos sobre la economía real.
El sistema financiero europeo se ha fragmentado y en algunas áreas –básicamente, en la periferia– la banca no sirve como correa de transmisión de esos bajísimos tipos de interés. El precio del dinero está en mínimos históricos, pero en países como España o Italia el crédito cae a toda velocidad, no se conceden préstamos –básicamente a las pymes– o cuando se conceden es a tipos de interés muy elevados, a pesar de ese 0,5% que marca Fráncfort.
Medidas
La semana pasada BCE había amagado con explorar los tipos de interés negativos, pero esa posibilidad se aleja: probablemente era un farol para conseguir que el euro deje de apreciarse.
Draghi está explorando medidas para titulizar créditos de las pequeñas y medianas empresas con el apoyo del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para que los préstamos a la economía real vuelvan a fluir, pero “eso no llegará en el corto plazo”, apuntó.
“Los cambios experimentados en el último mes no son lo suficientemente claros como para actuar ahora”, se justificó.
Hay presión de Alemania para evitar cualquier tipo de medidas extraordinarias a apenas un trimestre de sus elecciones legislativas, y el Tribunal Constitucional alemán fallará dentro de una semana acerca del plan activado el pasado otoño por el BCE para comprar bonos de los países con problemas a cambio de las condiciones de un rescate.